El Valencia CF no funciona sin Rodrigo Moreno. Sus cuatro goles, aunque la mayoría de ellos determinantes como los de Londres y Amsterdam, no son muchos para un delantero, pero si a eso añadimos sus 10 asistencias, tendremos la auténtica medida de lo que representa el futbolista para el equipo de Albert Celades. Así de vital es recuperarlo cuanto antes de una lesión que tiene una traducción en números letal: han sido dos partidos, Supercopa y Son Moix, y dos derrotas. No es en absoluto casualidad.

Aunque el balance global de Rodrigo es todavía más demoledor en lo que llevamos de una temporada 19/20 que, paradójicamente, comenzó con un pie y parte del otro fuera del equipo. No estaría aquí si el Atlético de Madrid hubiera podido cumplir los términos económicos de un traspaso que en agosto parecía cantado. El Valencia CF no ha conseguido ganar un solo partido de los cinco en que no ha podido contar con el hispano-brasileño. Empató a uno en el Metropolitano con el Atlético, otro empate en Mestalla ante el Sevilla, uno más en Lille también a un gol y que estuvo cerca de costarle al equipo la clasificación para los octavos de la Champions League, una lista negra que se completa recientemente con la derrota ante el Real Madrid en Jeddah y la goleada sufrida en Mallorca.

En Palma, el problema no fue el sistema. Celades recuperó el 4-4-2 tras la apuesta por el 4-3-3 ante el Madrid en la Supercopa, pero el cortocircuito fue todavía más grave. La desconexión entre centro del campo y ataque fue evidente: ocho remates, uno -sólo- a puerta. Números muy pobres, más allá del gol de Ferran en los minutos finales. La sala de máquinas no funcionó, Maxi y Gameiro estuvieron aislados y la sensación fija la vista en una dirección: Rodrigo.

Un Valencia CF menos fluido en ataque

El delantero es el hombre que da un salto al ataque, por cualidades específicas, por mezcla con el punta nato y por capacidad para ocupar la mediapunta. Rodrigo es referencia para los centrocampistas, conecta y lanza las transiciones. Sin él sobre el terreno de juego el ataque funciona peor y el equipo no fluye. En Valladolid, donde jugó mermado, también se notó. En Pucela apareció Ferran, pero en Palma no hubo remedio para la falta de actitud. Rodrigo sigue recuperándose y lo próximo es el Barça. Llega al límite pero, sin Parejo, su concurso es todavía más clave.