Hay partidos que invitan a la reflexión y el de ayer contra la Cultural, tras haber rozado el descalabro, es para pegarle muchas vueltas. Sin embargo, aunque se juegue mal, el fútbol acaba siendo una combinación de talento y espíritu más una serie de intangibles que, un año después del episodio de Hugo Duro, volvieron a aliarse con el Valencia.Todos los momentos claves antes del show final, incluidos los dos remates de la Cultural a la madera, se decantaron de su lado. Sergio Benito no acertó al borde de la prórroga, como tampoco Sobrino antes de los penaltis. Sin embargo, la Cultural llegó a la tanda, pese a su entusiasmo, sin haber superado esa última jugada en la que se sintió patas arriba. Jaume Doménech, un portero de finales, le comió la tostada a los dos primeros lanzadores, Menudo y otra vez Benito. Y lo que iba para drama terminó en un paseo en barca. Delante de Giffard, uno de los héroes contra el Atlético, no falló nadie. Pudo más el talento y el espíritu de Jaume, agigantado cuando el área se convirtió en un suburbio. Después de tres porterías a cero seguidas, un detalle nada baladí, suyo fue el mérito del pase a los cuartos de final. Agónico.

El Valencia, más allá del subidón contra el Barça, venía simplemente de cumplir el expediente en la anterior eliminatoria. Y a punto estuvo de consumar un fracaso absoluto contra un rival del mismo pelaje que había sido el Logroñés. Sergio Benito, un chavalín de Vallecas con barro hasta las cejas, estuvo a punto de llevárselo por delante. Una diana suya hace una semana, pese a no ser el titular, le había transformado en ídolo local. Parecía que la Cultural, completamente in crescendo, ni siquiera se conformaba con el tiempo extra. Había olido el miedo en el equipo de Celades. Hasta los jugadores más potables, entre ellos y por sorpresa Correia, se volvieron de mantequilla. Al rescate no aparecía nadie, ni siquiera Ferran. Y con el Reino de León convertido en una jaula, el Valencia arañaba los barrotes buscando un salvoconducto con el que sentirse en libertad.

Se veía venir que la prórroga, con fantasmas por todas las esquinas, iba a ser un padecimiento. Por descontado lo fue. Nada más empezar Luque chutó a la madera. La Cultural, que se lo estaba pasando en grande, exponía al Valencia a sus miserias. Para conseguirlo apenas le bastaba con orden y complicidad en el despliegue. Así es como arrastró a su rival a la confusión. Incluso al asedio. Otro secundario, Giffard, hizo la primera parada de la noche en el tiempo extra. Ferran tuvo las dos mejores oportunidades, ambas tras haberse sobrepasado ya de largo el minuto 100. El escenario, tal y como saltaba a la vista, no acompañaba. Tampoco los antecedentes. En ese estadio se había producido la gran sorpresa hasta ahora en este torneo a partido único. La víctima, un equipo afectado por los mismos males que el Valencia, especializado ultimamente en dejarse igualar ante rivales menores que le ponen tesón.

[Sorteo de cuartos de final de Copa del Rey]

Ya los primeros compases fueron un mal presagio. Jaume, cuando nadie sospechaba que terminaría siendo el héroe, hizo una parada sobre la línea al poco de arrancar. Justo el caldo de cultivo que necesitaba la Cultural para envalentonarse. Therésin, muy metido, anuló la réplica al cortar un pase de la muerte de Ferran a Soler en la primera aproximación. Para que llegara la siguiente hizo falta media hora. En un intento de vaselina, a Gameiro le faltó primero precisión y después tensión para que su asistencia a Correia no se la rebañaran. Al son de Antonio Martínez, capitán local y auténtico jabato en el centro del campo, la Cultural repetía el mismo guión que ante el Atlético. A su alrededor todos arrimaban el hombro. Una maniobra básica, casi ancestral: apretar atrás y salir rápido a ver si les caiga algo.

El Valencia no encontró el sitio ni la forma de inquietar más que a ratos. Las contras eran rudimentarias pero vertiginosas, como los escarceos de Gudiño. Y es que el equipo de Celades tenía el balón, que no el mando. Tampoco las ocasiones eran todas suyas, aunque sí las mejores. La Cultural, que le dejaba hacer, se sentía tranquila cuando los ataques posicionales empezaban en los pies de Diakhaby o Kondogbia. Para su suerte Parejo, aunque con su parsimonia habitual, tardó en recular metros para oxigenar la salida. Ante la permisibilidad arbitral lo inflaron a patadas. Kondogbia, en cambio, se llevó una amarilla por una que le dieron a él.

Como en Las Gaunas, sin sentirse en la necesidad de poner toda la carne en el asador, el once volvió a ser una mezcla de protagonistas y secundarios. Lo mismo que el de la Cultural, que tuvo que enfrentarse al contratiempo de Augusto, con el hombro fuera del sitio. El centro del campo era blanquinegro, cada vez más conforme se imponía la superioridad física. La gran diferencia, eso sí, estaba en la delantera. No jugaba Maxi Gómez, el delantero con el don de bajar los centros que no encontraban rematador.

Celades detectó rápido el problema y le dio la última media hora. Kang-In se fue sin dejar huella, aunque sin él los ataques se volvieron más viscosos. La primera acción del charrúa fue plantar cara a los centrales, que estaban a tope de adrenalina. El efecto intimidatorio funcionaba, pero hacía falta más gasolina. El siguiente en entrar fue Gayá. Pese a tener más calidad en el campo, sin embargo, el Valencia no se acababa de hacer grande. La Cultural, muy derengada, se encerró en la madriguera. Entró también Coquelin, aunque ni siquiera eso evitó el último susto. La gloria estaba reservada para un futbolista que ya estaba en el campo. En la portería. En León quien más rugió fue Jaume.

Ficha técnica:

0 (2) - Cultural y Deportiva Leonesa: Giffard; Aitor, Iván González, Theresin, Araujo (Castañeda, M. 75); Gudiño, Eric Montes, Antonio Martínez (Sergio Marcos, M. 79), Augusto (Dani Pichín, M. 22); Luque (Menudo, M. 99) y Sergio Benito.

0 (4) - Valencia CF: Jaume Domenech; Correira, Paulista, Diakhaby, Jaume Costa (Gayá, M. 74); Parejo, Kondogbia (Coquelin, M. 82); Fran Torres, Kangin Lee (Maxi Gómez, M. 63), Soler y Gameiro (Sobrino, M. 98) .

Árbitro: Valentín Pizarro Gómez (comité madrileño). Amonestó a los locales Eric Montes (M. 72), Aitor (M. 91), Castañeda (M. 105), Pichín (M. 118), Antonio Martínez (M. 118); a los visitantes Kondogbia (M. 70) y Soler (M. 74).

Incidencias: Partido de la eliminatoria de octavos de final de la Copa del Rey disputado en el estadio Reino de León ante 12.448 espectadores. En los prolegómenos del encuentro el exjugador del Valencia CF y exentrenador de la Cultural y Deportiva Leonesa, José Carrete realizó el saque de honor.