Todo lo bueno que las futbolistas le han reconocido desde su llegada tiene fuerza y validez. Irene Ferreras y su cuerpo técnico tienen el liderazgo natural, el talento, el conocimiento y la dedicación para triunfar, pero este no era su momento en el Valencia. "El fútbol viene como viene, hay que afrontarlo. Lo estoy aprendiendo mucho este año y ellas también. Victimismo cero. Hay que seguir trabajando", insistió en su última rueda de prensa, consciente de lo que le esperaba, pero agarrada a la esperanza más allá de los números. El deporte les ha querido dejar una enseñanza a través del sufrimiento. Todo lo vivido estos meses va a hacer de Irene mejor entrenadora, seguro, porque lo lleva dentro y así lo ha demostrado en cada entrenamiento, en cada partido y en cada rueda de prensa o entrevista.

El equipo no ha dado motivos para dejar de creer en Irene (30 años), siempre ha querido pelear, pero le ha matado el no poder ganar, el serial de partidos sin victoria. Eso ha pesado más que las sensaciones. "El equipo ha competido muy bien ante el Betis. Si ha habido un equipo en el campo que mereció los tres puntos es el Valencia. Nos han hecho dos goles de cero ocasiones. Han sido dos acciones: el penalti, que viene de nada y una falta desde medio campo que mides mal. Necesitábamos los tres puntos, no ha podido ser. La imagen del equipo ha sido buena, hay que valorar el trabajo de las jugadoras, lo han intentado desde el minuto uno hasta el último", reforzó.

Irene se sentía preparada para revertir la situación y lo hizo evidente en sus respuestas. "El equipo está fuerte, unido, necesita una alegría ya. El fútbol es un estado de ánimo y nos recomponemos cada semana, pero no es sencillo encontrar las fuerzas", argumentó la entrenadora. La liberación en forma de triunfo no ha llegado, pese a los esfuerzos. La presión y la necesidad estaban creciendo de la mano del fantasma del descenso. La carga psicológica del pasado, las lesiones, los arbitrajes, la pelota que entra y la que no quiere entrar... han sido demasiadas cosas en contra. "Todos los que estamos metidos en este mundo, en el deporte de élite, tenemos que estar preparados para convivir con eso". El paso de Irene es una decepción, pero no un fracaso. Le ha faltado tiempo y suerte para dar forma a todo lo que prometía. La gestión de este proceso crítico es un plus para el futuro, lo será a la hora de medir y tomar decisiones en la pizarra, a la hora de analizar, dentro y fuera.

Preparadas para sufrir y jugar "partidos a cara de perro"

"Cuando llegas a una situación así es fácil ver cómo la gente no corre igual, no mete la pierna igual€ Estas jugadoras nos están dando todo lo que tienen, todo lo que pueden". El final del partido estuvo cargado de gestos. Con Enith rota, Irene fue directa al área a levantarla. La entrenadora se entregó a sus jugadoras, todas se entregaron al equipo. Ferreras insistió en el paso al frente, en las sensaciones, en el apoyo de la grada. Uno de los motivos que se han puesto sobre la mesa para su destitución es el miedo al descenso y la incapacidad del grupo para gestionarlo. Irene respondió: "Nos hemos dado cuenta de que tenemos que mirarnos de tú a tú con los de abajo porque nos hemos metido ahí. Ahora hay que competir los partidos a cara de perro, sabiendo que cada punto cuenta. El equipo en ese sentido ha madurado rápidamente, ha aprendido del partido con el Espanyol. Hoy no he visto un equipo con miedo ni acobardado. No es fácil hacer dos goles a cualquier equipo de esta categoría. Los hemos hecho. Si hubiésemos estado más acertadas o no hubiésemos tenido tantos infortunios nos habríamos llevado el partido".