El vestuario del Valencia CF está muy sensible con la disparidad de criterios del VAR y todo aquello que tiene que ver con la sanción de las manos. Los jugadores se sienten agraviados por la caprichosa aplicación del reglamentos y confusos por la nueva normativa. A medida que reciben más información más dudas generan en la plantilla. Ya no saben qué son manos y qué no son.

Ni siquiera las últimas explicaciones del presidente del Comité Técnico de Árbitros, Velasco Carballo, arrojaron luz a los futbolistas. El propio exárbitro reconoció en su última aparición pública que uno de los aspectos que había que mejorar de cara al futuro, además de la unificación de criterios y el tiempo de revisión de las jugadas, era «la formación sobre las sanciones relacionadas con las manos». «Deberemos insistir en esa formación didáctica de por qué algunas situaciones se sancionan con mano y otras se dejan sin sancionar porque entendemos que no lo son», reconocía Clos Gómez, exárbitro y ahora director del VAR. Hasta el propio estamento arbitral reconoce sus errores. Ni ellos mismos lo tiene claro.

Hay un problema público y manifiesto con las manos y las víctimas directas son los jugadores. El malestar es general en todos los equipos de LaLiga. En el caso del Valencia, los jugadores están tan desquiciados que algunos de ellos se han encargado de entrenar en la ciudad deportiva de Paterna cómo ir al suelo sin los brazos desplegados o cómo saltar en las disputas sin extender los brazos en el impulso. El problema es que muchas veces son jugadas instintivas con movimientos que se producen por inercia.

Las manos de Jaume Costa son el último ejemplo

Las manos de Jaume Costa son el último ejemplo. El lateral izquierdo reconoce que con el reglamento en la mano y la ayuda de la tecnología su acción tenía que ser castigada con manos, pero no entiende ni la norma ni lo antinatural que es ahora mismo es defender en el área. Así lo explicaba: «Quiero pedir perdón por la acción fortuita que ha hecho que nos eliminen de la Copa. Yo voy al árbitro e intento explicarle la acción y me dice que es clarísimo, que tengo la mano despegada. Yo intentó saltar con mi marca y noto que me impacta, pero es una acción que decide el árbitro. Esto demuestra que cuando van a verla siempre la pitan. Llega un momento en el que es difícil tapar un centro y llevar las manos atrás, saltar y no poder empujar un poquito, siendo defensa necesitas de esa picardía, pero es lo que nos toca, pedíamos tecnología y aquí la tenemos. A mí me ha perjudicado», se quejaba el lateral. Para colmo, minutos antes, unas manos de Carlos Neva en el área del Valencia no fueron castigadas. Jaume Doménech ni se lo creía cuando vio la captura con las manos del jugador del Granada. «No lo entiendo. Para ser justos debería de haber ido a verlas». Unas manos las señaló. Las otras, no. El único consuelo del equipo es protestar... y entrenar.