El Valencia CF se adentra en unas semanas determinantes para el devenir de la temporada. En el seno del vestuario, tanto los jugadores como el cuerpo técnico, reconocen el momento crítico. Pero más allá de la radiografía del problema -referentes como Gabriel Paulista o José Gayà lo han admitido sin pelos en la lengua-, todos son conscientes de que se acerca la hora de las soluciones. La hora de volver a competir como sabe este grupo, clasificado en los dos años precedentes para la Champions League y campeón de la Copa 2019.

La mayoría de la plantilla compartió experiencia en los éxitos del pasado. Las caras de los actores sobre el terreno de juego apenas han cambiado. Por ejemplo, a excepción del lateral derecho de la selección azzurra, Alessandro Florenzi, y el goleador Maxi Gómez, el resto de componentes del once que se enfrentó al Getafe de Bordalás formaba parte ya del Valencia campeón en el año del Centenario. Precisamente, esa condición de equipo ganador y la unión forjada con el tiempo entre los futbolistas se antojan ahora valores fundamentales para responder a esta crisis creciente desde enero.

Al Valencia ya no le quedan días para las lamentaciones. Después de haber perdido el martes 4 de febrero en Granada la posibilidad de revalidar el título de campeón de Copa -incluso, de haber caído con estrépito el 8 de enero en la semifinales de la Supercopa ante el Real Madrid-, los duelos directos por las plazas de Champions comenzaron en la segunda vuelta con el desastre del Coliseum. El conjunto de Albert Celades cayó con estrépito en Getafe (3-0), dando señales de alarma como ya lo había hecho tras la goleada padecida en Mallorca (4-1) estando a merced de uno de los más modestos de la Liga.

Por segunda vez en la temporada los blanquinegros han encadenado dos tropiezos sonados... y las dos veces en lo que va de 2020. Si ahora ha ocurrido delante de rivales intensos como Granada y Getafe, en enero sucedió con el 1-3 en la Supercopa jugada en Arabia y el «indigno» partido de Son Moix, tal y como catalogaron los capitanes Gayà y Parejo. No hay espacio para una tercera desgracia con tres partidos vitales en el horizonte: Atlético de Madrid y Real Sociedad en la Liga, y la Atalanta de Bérgamo en la Champions.

El bloque blanquinegro está obligado a seguir ayudando a un cuerpo técnico, liderado por Albert Celades, que vive su primera travesía en un banquillo de la Liga. A falta de 15 jornadas, llega el momento en el que la competición alcanza su fase decisiva. Tras la caída de Getafe, el Valencia queda séptimo a cinco puntos del tercero, pero a sólo dos del cuarto, el Atlético.

Pese a las últimas decepciones vividas por los aficionados, los objetivos se mantienen intactos. Hay tiempo para todo, aunque levantarse de inmediato es condición sine qua non. Los de Celades se crecen con Mestalla de testigo y el viernes noche se presenta de nuevo la oportunidad de dormir en zona Champions, si son capaces de vencer al Atleti de Simeone. Una victoria movería en cadena una serie de factores positivos: adelantar a un rival directo, ganarle el golaveraje y, días más tarde, iniciar en San Siro los octavos de final de la Liga de Campeones con el ánimo recobrado. Una necesidad esencial frente a una Atalanta enérgica en lo físico y con potencial ofensivo para complicar la vida defensiva de un equipo con problemas en este terreno.

La Champions -el pase a los cuartos- insuflaría al Valencia oxígeno puro para lo que le espera por delante. Antes de recibir el 10 de marzo a la Atalanta en casa, la Liga proseguirá en su primera etapa con la visita a otro rival por las posiciones de Liga de Campeones, la Real Sociedad. Un conjunto con arsenal de lo más temible: Odegaard, Oyarzabal, Isak, Portu... Después se recibirá en casa al Betis y se visitará otro terreno hostil, Mendizorrotza. Allí hace un año el Alavés anuló el gol inicial de Parejo con dos dianas de Tomás Pina y Borja Bastón. Y tras la Champions, el mes de marzo concluirá con el derbi contra el Levante y el Madrid-Valencia del Santiago Bernabéu.

Marcelino, premiado

Marcelino, entrenador que lideró al Valencia en las exitosas campañas 17/18 y 18/19, fue galardonado por la revista ‘Panenka’ con el premio Antonin 2019. «La campaña pasada fue extraordinaria. Empatamos mucho al inicio, pero las estadísticas decían que éramos un equipo muy bueno en la mayoría de criterios», comentó en los micrófonos de Movistar + para el programa ‘El Tercer Tiempo’. «Es difícil hacer una valoración del equipo que entrené. Estamos muy orgullosos del Valencia campeón que construimos Mateu Alemany, Pablo Longoria y yo... Jugamos Champions dos temporadas, una semifinal de la Europa League y ganamos el título de Copa», analizó el hombre que cedió el testigo a Albert Celades desde la jornada 4 de la Liga actual.