La epidemia de bajas en defensa que azota al primer equipo y la falta de fichajes en esta parcela han llevado a Albert Celades a echar la vista abajo y confiar en la cantera para completar la convocatoria para la batalla de San Siro contra la Atalanta. Entre las diferentes posibilidades de elección que tenía el técnico ha decidido dar la alternativa a Guillem Molina, que ha recuperado la titularidad en el Mestalla y lleva varias jornadas rindiendo a un muy buen nivel.

El jugador de Valls es uno de los futbolistas con más proyección del filial y ya debutó el curso pasado con el primer equipo en un amistoso de la mano de Marcelino García Toral haciendo gala de sus capacidades. A pesar de que no se ha asentado todavía como un fijo en el cuadro de Chema Sanz, su trayectoria en la cantera y su juventud (tiene 19 años) le señalan como un futbolista llamado a llegar al balompié de élite a medio e incluso corto plazo.

El defensor catalán lleva seis temporadas militando en la Academia y creciendo a pasos agigantados. Jugador de la prolífica camada del 2000, el ‘4’ del Mestalla destaca por su inteligencia y capacidad de lectura del juego. Molina es un central moderno, lejos de ser el arquetípico zaguero agresivo y canchero, es un jugador que basa su fortaleza en la colocación, la habilidad para anticiparse a los delanteros, a descifrar sus intenciones en el uno contra uno y a pensar más rápido que el oponente, de manera que suele llegar antes a muchos balones sin necesidad de bregar en el cuerpeo con los atacantes.

A nivel físico es bastante rápido, cualidad que le hace muy útil también para defender a campo abierto y a pesar de que no es excesivamente alto -1’83- no sufre demasiado en el juego aéreo. Hace dos jornadas, de hecho, marcó su primer gol de la temporada con un gran remate de cabeza.

Otra de sus principales virtudes es la salida de balón. Formado para iniciar jugada y batir líneas con envíos precisos, Guillem juega la pelota con calidad, con la cabeza erguida, mucha frialdad y con recelo a rifarla. En alguna ocasión, de hecho, le ha jugado alguna mala pasada al perder el balón en zonas comprometidas. A pesar de que el eje de la defensa es su demarcación natural, en las categorías inferiores y en el Mestalla también ha jugado bastantes partidos como lateral derecho, siendo un comodín para todos sus entrenadores.