Una defensa rota, un centro del campo incapaz de imponerse y un ataque que falló las ocasiones que no se pueden fallar a este nivel. Las bajas de Garay, Gabriel, Coquelin y Rodrigo condicionaron el partido. Esa realidad tiene que estar presente en el análisis porque son futbolistas de enorme peso en la columna vertebral y su ausencia cambia por completo el sentido de la eliminatoria, pero, después, hubo un adversario superior en todo. No hizo nada que no pudiera estar previsto o estudiado. La Atalanta fue la Atalanta de siempre. La lectura más dura es esa. No hubo capacidad de respuesta. Las estadísticas advertían en la previa del mejor momento bergamasco, pero la realidad fue mucho peor. Gian Piero Gasperini justificó su elección como mejor entrenador de Italia. Su intención estuvo clara: sacrificó un delantero (Duván) para quitar la referencia a Mangala y Diakhaby, jugó sin punta nato, con un segundo delantero y un mediapunta -Papu e Ilicic- que fueron determinantes. Gasp fortaleció el centro del campo con una piraña como Freuler y un llegador como Pasalic. No fue una señal de respeto, fue un movimiento inteligente en virtud de las debilidades del Valencia. La acción le permitió hacer superioridad por dentro y empezar a ganar.

El plan de partido de Celades es más dudoso o los jugadores no supieron llevarlo a término. El Valencia estaba advertido, la Atalanta es un bloque muy agresivo, no le puedes dejar maniobrar. No es una roca en defensa, concede... pero eso también se sabía y no se aprovechó. Claro que hubo una fase entre el 1-0 y el 2-0 en la que Ferran estrelló un balón en el palo y Guedes se quedó a medio camino entre el chut o el pase de la muerte. Claro que Maxi falló dos goles que hubieran producido un vuelco. Eso es real, pero la diferencia no estuvo sólo en la eficacia en los últimos metros. El mejor Valencia no apareció, el Valencia de Ámsterdam no estuvo y la referencia es buena. Aquella noche, el Ajax terminó desquiciado, desnaturalizado por un equipo cerrado. Faltó astucia, sentido practico.En San Siro se jugó a lo que quiso la Atalanta, superior en lo físico, en lo táctico, en lo técnico y en lo emocional.

"En Mestalla habrá que demostrar si merecemos pasar"

La Atalanta siempre concede ocasiones y eso abre un hilo de esperanza en Mestalla, pero necesitas rozar la perfección ante un adversario que te ha hecho cuatro goles. Pese a la referencia de partidos como Ámsterdam o Londres, donde el Valencia se hizo fuerte desde el repliegue y el orden defensivo, Celades decidió dar un paso al frente ante un adversario especialista en el intercambio de golpes y con bajas que complicaban el asunto. La Atalanta hizo muchas cosas bien, pero lo tuvo más fácil de lo esperado.

«Tenemos un resultado favorable; Mestalla será difícil, y lo sabemos, Gasperini tiene claro que no se le va a escapar. De Roon hizo de De Roon, Freuler hizo de Freuler, Hateboer y Gosens dominaron por banda, Ilicic la rompió desde fuera del área, Papu Gómez desequilibró arrancando desde izquierda... ninguno hizo nada que no haya hecho o haga cada semana. Palomino, Caldara y Tolói sufrieron en el repliegue y en la contención, como también pasa cada semana. El Valencia jugó de igual a igual ante un rival que brilla en ese contexto. Bolonia, Spal, Fiorentina o Genoa le han complicado igualando la intensidad, mordiendo, no dejándoles coger ritmo, cerrándose atrás y mordiendo a la contra. Celades hizo lo contrario.