Una de las conclusiones con que los representantes del Valencia CF abandonaron el viernes el centro de Salud Pública, donde se reunieron con la dirección de Epidemiología y Vigilancia de la Generalitat Valenciana, fue que la Conselleria de Sanitat va a estar muy pendiente de la evolución del coronavirus en Bérgamo. La incidencia de la enfermedad en la ciudad-sede de la Atalanta, donde los casos de positivo superan ya el centenar, resultará clave para determinar las condiciones en las que se jugará en Mestalla la vuelta de octavos de Champions el próximo 10 de marzo. A día de hoy, todas las posibilidades están abiertas a estudio, conforme evolucione la epidemia -incluido, el partido a puerta cerrada-, pues se preveía la llegada de unos 2500 fans a València.

De hecho, el consejero José Luis Zaragosí, médico de profesión, y un responsable de los servicios médicos del club acudieron a la cita para alertar de la situación que se avecina y esperando que las autoridades valencianas transmitan al Ministerio de Sanidad lo aconsejable de frenar o limitar un desplazamiento masivo de aficionados procedentes de la Lombardía, mayor foco en Europa del COVID-19. El ministerio central, en coordinación con las autoridades italianas, es el único con potestad para tomar una medida preventiva severa como la de impedir la llegada a València de este número elevado de tifosi.

En este contexto, las autoridades sanitarias en València deben de estar atentas a lo sucedido en las últimas horas en Italia, país en el que se ha generado una gran polémica por la decisión de aplazar, para el 13 de mayo, los cinco partidos que, en principio, iban a jugarse sin público en las zonas más afectadas del norte: Juventus-Inter, Milán-Genoa, Parma-SPAL, Sassuolo-Brescia y Udinese-Fiorentina. La decisión se tomó "en vista a la sucesión de numerosas disposiciones reglamentarias de urgencia tomadas por el Gobierno en respuesta a la situación excepcional de protección de la salud y la seguridad pública". En la noche del sábado, en cambio, se jugó el Napoli-Torino con aficionados procedentes de Turín en Nápoles y este domingo la Atalanta visitará al Lecce (15:00, Via del Mare).

Muy pocos han entendido en Italia que la jornada no se haya suspendido en su totalidad, en especial, los gobernantes de Apulia, región sureña donde los efectos de la neumonía de Wuhan son menores y donde el Lecce recibe a la Atalanta. El presidente regional, Michele Emiliano, fue muy crítico con las decisiones tomadas por el gobierno central y considera que el desplazamiento de la afición bergamasca supone un "riesgo innecesario". "La decisión de permitir que los aficionados de la Atalanta viajen a Lecce no es compartida por la región, porque tememos que exponga a un riesgo innecesario de contagios. Comparto la declaración del alcalde, Carlo Salvemini. La decisión del Ministerio de Deportes, la FIGC (Federación Italiana de Fútbol) y la CONI (Comité Olímpico Nacional Italiano) de posponer solo cinco de los partidos de Serie A es difícil de comprender. Hubiera sido preferible proceder a tiempo con el aplazamiento de toda la jornada con un motivo unitario de prevención", comenta el dirigente del Partido Demócrata.

"El Gobierno ha decidido que Lecce-Atalanta, Lazio-Bologna y Napoli-Juventus se jueguen con puertas abiertas sin prohibición de viaje para los aficionados visitantes. Apulia, su gobierno, su Autoridad de Salud Local y el municipio de Lecce han tenido que aceptar esta situación, y tomarán medidas para enfrentarla de la mejor manera, proporcionando en caso de encontrar síntomas consistentes la activación de rigurosos protocolos de salud. La Autoridad de Salud Local de Lecce instalará estaciones para exámenes básicos de salud en los accesos al estadio, destinadas a los espectadores y bajo el modelo de lo que sucede en los aeropuertos (termoscanners). Estaciones que facilitarán la recepción, según los requisitos preventivos requeridos por el ministerio", concluye el presidente de Apulia.

Comunicado de los ultras: "No estaremos en Lecce, no somos títeres"

Los más de 1000 casos de coronavirus en Italia han generado un clima de preocupación en la población y también de tensión política. En principio, este domingo se contaba con la presencia de unos 150 seguidores de la Atalanta en el estadio Via del Mare de Lecce. Finalmente, podrían ser bastantes menos, ya que la curva Nerazzurri -sección más radical de la hinchada bergamasca- lanzó un comunicado informando de que no estarán en Lecce. "No somos títeres de nadie. No estaremos en Lecce, para nosotros la dignidad y el respeto es lo primero", se quejan de que el viernes se les "cerró la posibilidad" de desplazarse volviéndose a reabrir el sábado por la mañana. Este panorama de preocupación en el país transalpino hace prever que serán pocos los aficionados de la Atalanta esta tarde animando a su equipo en el sur.

Por otro lado, como no podía ser de otra forma, los dos entrenadores hablaron del coronavirus en las ruedas de prensa previas y la crisis que ha generado en el Calcio. La Atalanta ya vio como la semana pasada por el mismo motivo se aplazó su partido en casa contra el Sassuolo. "Todos hemos seguido cuidadosamente la situación del Coronavirus. Nos enfrentaremos al partido en Lecce con gran determinación, pero esta es una situación que nos afecta a todos. Han sido días extraños. La noticias nos tienen pendientes a todos. Sabemos que el asunto será largo. El equipo ha vivido una semana extraña: entrenamos regularmente, intentaremos volver al campeonato con normalidad", dijo antes de partir hacia Lecce el entrenador, Gian Piero Gasperini.

Por último, más duras fueron las palabras del técnico local, Fabio Liverani: "Como es habitual en Italia, algunas decisiones se toman sin sentido ni lógica. No sé qué fútbol tratamos de limpiar. Esta decisión solo protege a esos cuatro o cinco equipos que tienen intereses. ¿Puerta abierta a los tifosi . No puedo decir mi opinión. Las reglas deberían ser las mismas para todos, pero me abstengo de hacer más comentarios, de lo contrario alguna persona delicada podría lamentarse".