La eliminatoria ha estado condicionada por las bajas, por la crisis del coronavirus -jugar sin público en Mestalla fue terrible para el equipo- y por los errores propios, en ataque y en defensa, en San Siro, y en defensa en la vuelta. Nada ha sido natural. El equipo comenzó con Mouctar y Coquelin, hubo un tramo donde la dupla central fue Coquelin-Kondogbia (los dos mediocentros) y terminó sin especialistas. La Atalanta concede en defensa porque Palomino no es Ayala, pero el bloque de Gasperini es pura eficacia. Los números, como se ha visto, no son un capricho.

Los italianos tienen uno de los mejores ataques de Europaporque van y van, juegan de memoria, están ultra preparados y su nivel es fruto de un proyecto bien pensado, trabajado durante cuatro años, con el mismo entrenador y con los mismos jugadores. Ocho repetían respecto al Trofeo Naranja de hace tres veranos. Después, como se ha visto, no tienen un Messi, pero sí futbolistas de nivel medio-alto que crecen hasta el sobresaliente dentro de un colectivo tremendo. Josip Ilicic está en un momento tremendo y es muy bueno, pero dentro de la estructura de Gian Piero Gasperini llega al punto de hacer cuatro goles, cinco en la eliminatoria, en una noche de Champions.

Sobre el papel, sobre el campo

Pese a todo, lo peor es que la diferencia no está sólo en Ilicic. Es la mentalidad, es la agresividad y es el nivel atlético. Gasperini se molesta cuando etiquetan a la Atalanta de equipo físico -aunque salta a la vista que lo es- porque prefiere poner el foco en su trabajo táctico, en como analiza a los rivales, en como trata a los futbolistas, en su equidistancia como gestor de recursos humanos, en como los convence para morder en la presión, para ir e ir al ataque, para sostener un nivel imposible con continuidad.

Quedará la duda de lo que podría haber sido con Gabriel y Garay, pero la carga de profundidad es superior. Sobre el papel, la plantilla del Valencia tiene un techo más alto. Sobre el campo, la Atalanta fue superior. Pese al empeño de Celades y de una parte vestuario, sí que hay una gran distancia entre equipos.