La situación es mucho más grave que cualquier asunto futbolero, pero la perspectiva del tiempo deja al Valencia como uno de los perjudicados por el coronavirus. La salud siempre ha sido y debe ser la prioridad, pero la solución de resolver los octavos de final de la Champions a puerta cerrada queda como la vía menos mala, como una experiencia lejos de lo ideal. Para las partes es una situación nueva y la crisis está atropellando a casi todos, pero la falta de determinación de la UEFA tampoco ha ayudado. La respuesta más coherente hubiera sido la suspensión, como va a suceder con los partidos de la semana que viene, aplazados. No es una excusa de mal perdedor, la reflexión llega desde Bérgamo a través de Alemania. «Un estadio sin aficionados no transmite emoción», así lo ha descrito Robin Gosens en Bild. El carrilero izquierdo de la Atalanta habló en su país sobre el simulacro de Mestalla. La competición estuvo lejos de ser natural.

Gosens quedó golpeado por la falta de ambiente en una cita tan importante: «La preparación del partido fue normal, pero cuando arrancó la melodía de la Liga de Campeones y no se sentía a nadie faltó un poco de tensión, de esta manera se perdió también un poco de concentración». En los días precedentes al partido, el equipo italiano estuvo concentrado, con su partido ante la Lazio aplazado, aislado también de factores mentales externos. La situación en Italia está siendo muy dura. El partido fue «distinto» y también afectó a la forma de celebrar la clasificación. La Atalanta conquistó en Mestalla el éxito europeo más importante de su historia y se vivió con una especie de emoción contenida... no se disfrutó al máximo. No fue fútbol. La Atalanta mandó un comunicado para que los aficionados bergamascos no salieran a la calle a celebrar su presencia en cuartos y cumplieron. El ambiente de Bérgamo no tuvo nada que ver con el de diciembre, cuando hubo recibimiento de madrugada tras la clasificación en Ucrania, ante el Shakhtar.

La responsabilidad de la gente

La victoria fue dedicada para todos los atalantinos que lo están pasando mal y no pudieron viajar. Lo que sí lamentó Gosens fue la falta de conciencia que hay respecto a la gravedad de la crisis, al menos de la importancia que se le ha dado fuera de Italia hasta hace unos días: «No tiene sentido jugar a puerta cerrada y que después la gente se concentre fuera del estadio; es peligroso».