Para que el Valencia CF ganase aquel domingo la Liga tenían que pasar muchas cosas. Tantas, que posiblemente el único que creía firmemente era él. Y lo creía más allá de la mera especulación matemática que se da en estos casos en cada final de temporada. Por eso no dudó en llevárselo a Sevilla. Intentó que todo fuese en secreto pero muy difícil que aquel cilindro pasara desapercibido entre las maletas de los utilleros. "¿Cómo va a se eso el palmito? Si es muy difícil que podamos gana la Liga, tiene que perder el Barcelona en Vigo y el Real Marid en el Bernabéu ante el Mallorca... Olvídate, que eso no es el palmito, será algo de los utilleros para los jugadores", dijo Jaume las tres veces que un periodista de SUPER le preguntó en el aeropuerto de Sevilla. Pero no sabía mentir, su cara le delataba.

Así fue el Sevilla - Valencia CF que le dio la liga a los valencianos

Así fue el Sevilla - Valencia CF que le dio la liga a los valencianos

Mientras, Rafa Benítez maldecía porque lejos de organizar un viaje tranquilo para que los futbolistas se centraran en el partido, el club fletó un avión en el que además de mucha más prensa de lo habitual, viajaba un sin fin de ‘VIP. Estaba claro que el Valencia CF, como siempre, tenía que luchar contra los elementos.

Y llegó la noche del sábado y Samuel Etoo ganó 2-3 en el Santiago Bernabéu y el Barça cayó en Vigo 1-0. El domingo el Valencia CF podía ser campeón de Liga de nuevo a falta de dos jornadas para que terminase el campeonato. Ahora sí, Jaume Ortí no tuvo más remedio que admitir que aquel bulto sospechoso era el palmito de las Ligas.

Y llegó el partido y Benítez fue más Rafa Benítez que nunca. Si ganaba el partido era campeón de liga pero se dejó a Rubén Baraja y a Pablo Aimar en el banquillo y salió con Albelda y Sissoko en el doble pivote y Oliveira y Xisco en ataque. Pero con Vicente, claro. El de Benicalap arrancó por la banda después de combinar con Xisco como combinara el Negro Enrique con Maradona en la final del Mundial México 86 en el Estadio Azteca. Vicente arrancó, y galopó hasta que se plantó en el área de Esteban y lo batió por el palo corto. ¡Golazo!

A partir de ahí el Sevilla, que lo entrenaba Caparrós, era bravo y cabezón, y se jugaba entrar en puestos de competición europea, apretó y apretó pero emergieron dos futbolistas que durante toda la temporada fueron vitales para que el Valencia CF se proclamase campeón. Primero el argentino Fabián Ayala y después el portero Santiago Cañizares. En ellos se estrellaron todas las acometidas sevillistas. De por medio, al Jorge López le anularon un gol y al sevillista Carlitos otro.

En el segundo tiempo el Sevilla apretó más si cabe pero Ayala y Marchena por un lado, y Cañizares por el otro, neutralizaron las embestidas de un bravo Sevilla que empujaba con fuerza liderado por el irreductible Darío Silva. Mediado el segundo tiempo Benítez buscó en su chistera y metió en el terreno de juego a Pablo Aimar y Rubén Baraja, pobló el centro del campo y poco a poco el Valencia CF pasó a controlar el encuentro. Los andaluces fueron perdiendo fuelle y el Valencia CF poco a poco fue ganando terreno. Con el Pipo en el terreno de juego los de Benítez pasaron a dominar hasta que el propio futbolista vallisoletano, tras una pared en la frontal se plantó en el área y marcó el defintivo 0-2 en el minuto 90. El Sevilla de Caparrós se rindió y el Valencia CF conquistó en Sevilla, su sexto título liguero. El Sánchez Pizjuán supo reconocer el buen encuentro del Valencia CF y sobre todo, su merecido campeonato y entre aplausos hacia los de Benítez abandonaron el estadio. Sobre el césped, los jugadores celebraban la gloria con los valencianistas que hasta allí se desplazaron. Mientras Jaume sacó su palmito, y junto a Españeta,‘dio la vuelta ruedo’. El Valencia era campeón.

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