Ahora, todo queda lejos, pero cuando vuelva la competición, pobre del que no esté con las pilas puestas. El Valencia CF se ha marcado como objetivo estar con todos los sentidos activos en este impasse. En esa dirección, César Sánchez y la secretaría técnica que comanda tienen la planificación en marcha. La hoja de ruta está perfilada, abierta a los condicionantes y a las dificultades que marcan el presente y marcarán el futuro: clasificación final, fecha de apertura y cierre de mercado. César está trabajando opciones, preparando las salidas y estudiando oportunidades. Pero, más importante que los nombres son los perfiles, la identidad del futbolista, su ADN competitivo. Ahí es donde el director de fútbol considera que puede marcar la diferencia. Esta parte es fundamental para reducir el margen de error en los fichajes y para potenciar el éxito del equipo en su conjunto. Es fútbol, es mentalidad, es hambre y es conocer el Valencia CF.

Proyectar un tipo de plantilla, un tipo de jugador y un tipo de entrenador, todo armonizado, ajustándolo a la cultura del club y a la apuesta del propietario traslada una visión ambiciosa e implica asumir una misión potente.

Albelda, Baraja, Ayala, Villa

El paso de César por el club fue breve, pero suficiente para comprender el tipo de jugador que gusta en Mestalla, para entender que aquí no vale cualquiera, para interpretar el valor de cada posición y darle forma de futbolista. El perfil Baraja, el perfil Albelda, el perfil Ayala, el perfil Vicente, el perfil Angulo, el perfil Marchena, el perfil Juan Sánchez, el perfil Curro Torres... Futbolistas asociados a un modelo de éxito y a una forma de competir. En esa línea, podría cuadrar la cadena Ayala-Otamendi-Gabriel, auque el último tenga raiz brasileña y no argentina. Hay más referencias vivas en la actual plantilla.Ferran tiene ese punto de Vicente, por eso, su renovación es estratégica. José Luis Gayà es un modelo completo: hecho en casa, valenciano, valencianista,defiende la línea de laterales izquierdos Jordi Alba-Juan Bernat, pero lo combina con el punto canchero de Amedeo Carboni. Gayà. El club, CeladesPor eso, blindarlo también es estratégico.

Desde el terreno de las intenciones, la idea es impecable. Así trabajó Rufete... hasta que lo dejaron. Así trabajaron Marcelino y Mateu Alemany, hasta que chocaron. Respecto al último tandem, algo está cambiando. César tiene las ideas claras. Parece una cuestión de perogrullo, pero no lo es. El director de fútbol busca futbolistas cuya prioridad sea el Valencia, que acepten el reto de venir, que tengan el hambre y la ambición de triunfar en Mestalla y asuman un compromiso. Eso es lo que estuvo cerca de suceder en el mercado de invierno con Dani Ceballos, por ejemplo. El utrerano estaba dispuesto a bajarse sueldo, a dejar el Arsenal y estaba todo hecho, pero el Real Madrid

Nueva forma de comunicar

Todas las rupturas tienen distintas versiones, verdades y medias verdades según el punto de vista. En el caso de la relación Mateu-Marcelino-Anil-Lim hubo un cortocircuito que afectó a la forma de trabajar el día a día, cuestiones de mercado y misión del proyecto. No es sólo Rafinha, Ferran y Kang In, Otamendi o Denis, hubo errores en el fondo y en las formas. Ahora, la relación dirección deportiva-presidencia es piramidal y fluida. César traslada, de forma natural, su agenda y su visión. Las partes no siempre van a estar de acuerdo, habrá choques, como en todos los clubes y en todos los trabajos, pero la normalidad es un buen principio.