El expresidente del Valencia CF Amadeo Salvo pidió consejo a Rufete antes de vender a Juan Bernat al Bayern de Munich por doce millones de euros. «Puedes verderlo tranquilo, tenemos a Gayà», le respondió seguro de sí mismo el entonces máximo responsable deportivo del Valencia, quien ya vaticinó que aquel chico del Mestalla acabaría siendo capitán del Valencia. Todavía no había explotado en el primer equipo y aquel joven lateral izquierdo de la cantera comenzaba a dar que hablar. El tiempo ha dado la razón a todos los que apostaron fuerte por José Luis Gayà en su fase de crecimiento. El de Pedreguer no ha dejado de dar pasos adelante desde que dio el salto al primer equipo y a sus 24 años es uno de los símbolos del Valencia. Jeraquía, ascendencia sobre sus compañeros, compromiso, implicación, respeto por el escudo, personalidad y amor fiel a la entidad. Nadie mejor que Gayà encarna los valores del club. Por eso el director deportivo César Sánchez le ha ofrecido una renovación de contrato que va más allá de su rendimiento deportivo. La idea del Valencia es que Gayà impregne el vestuario con sus valores, se convierta en la bandera del club durante los próximos años y se corone como el gran capitán del futuro.

El Valencia entiende que la importancia de Gayà trasciende lo deportivo y la intención de los dirigentes blanquinegros es convertirlo en un estandarte del club. El de Pedreguer es una de las piedras angulares sobre las que quiere girar el nuevo proyecto de Meriton a corto-medio plazo. La propiedad es consciente de la dimensión del futbolista a todos los niveles y ha decidido apostar fuerte por él: valenciano, valencianista y criado en la cantera desde los once años. Lo tiene todo. A pesar de su juventud, es un peso pesado del vestuario, ha superado los 200 partidos oficiales, ha conquistado una Copa del Rey y ya es historia viva del Valencia.

Gayà reúne todos los ingredientes para erigirse en el gran capitán del futuro. Hoy en día ejerce como tercer capitán, desde el más profundo respeto a Dani Parejo, pero su carácter y la forma de vivir el Valencia le obliga a asumir resposabilidades y dar la cara como el que más en situaciones críticas como las de esta temporada. Gayà es la voz de la autocrítica y también de la exigencia. Nadie como él es más duro con el equipo en las derrotas a nivel público y de puertas para dentro. Siente y conoce el Valencia como pocos, transmite unas valores que sirven de ejemplo para sus compañeros del primer equipo y los canteranos de la Academia, rebosa personalidad y una implicación que le convierte en una referencia para la plantilla. Tiene jeraquía, ascendencia en el vestuario, mando dentro y fuera del campo y una capacidad para tirar del carro en momentos dífíciles y contagiar a Mestalla que le convierte en un futbolista único. No se arruga. Es normal verlo involucrado en trifulcas o protestas aribitrales y mucho menos se esconde. Ha quedado demostrado que es un futbolista que antepone lo colectivo a lo individual y que es capaz de jugar con molestias o forzar para ayudar al equipo a pesar de no haber entrenado en toda la semama. Su actitud ha calado en el valencianismo. No resulta nada extraño que sea el jugador con el que más se identifican los aficionados.

A todo eso hay que sumarle una condicición de indiscutible para todos sus entrenadores -solo Cesare Prandelli lo sentó incompresiblemente en el banquillo en favor de Siqueira- y un rendimiento al más alto nivel que le ha convertido en un fijo de la selección española para Robert Moreno y Luis Enrique, que le había posicionado para ser titular en la Eurocopa incluso por delante de Jordi Alba y que por supuesto ha despertado el interés de los grandes del fútbol europeo. Es el caso por ejemplo del Atlético de Madrid. Gayà es objeto de deseo del Cholo Simeone desde hace mucho tiempo, pero la opinión del jugador manda y por su cabeza solo pasa triunfar en su tierra.

Gayà no quiere irse del Valencia. Nunca ha querido. El futbolista tiene marcado a fuego un sentido de pertenencia hacia el club que le impide plantearse un futuro deportivo lejos de Mestalla. El lateral izquierdo no comulgó con algunas de las decisiones que se tomaron el pasado verano en el club, pero es feliz en el Valencia y su deseo es seguir vinculado al club durante muchos años. En sus planes no está retirarse en el Valencia porque todavía lo ve muy lejos por su juventus, pero su intención es convertirse en un hombre de club como lo fueron en su día algunas de las leyendas de la historia del Valencia. En este sentido, David Albelda siempre fue un espejo donde mirarse.El récord de los 200 y el 'one club man'

Gayá se camino de ser una leyenda del club. El lateral izquierdo se convirtió esta temporada en el cuarto jugador más joven en alcanzar los 200 partidos oficiales después de tres mitos de la historia como Vicente Rodríguez, Fernando Gómez y Miguel Tendillo. El sueño de Gayà -223 partidos a sus espaldas- es convertirse en un hombre de club, lo que los ingleses llaman 'one club man' al mismo tiempo que ayudar en la consolidación del Valencia CF entre los grandes de Europa. Ser hombre de un solo club no es fácil. A lo largo de una historia centenaria del Valencia sólo cumplieron con ello Amadeo, Manolo Mestre, Claramunt, Puchades o Paco Camarasa entre otros. Otros estuvieron a un paso de conseguirlo, como el mismo Fernando, Roberto Gil, que acabó en el Calvo Sotelo, Seguí, en el Levante, Guillot, en el Elche; o Subirats y Albelda, quienes pasaron un año cedidos en Villarreal y Girona, respectivamente.