El inglés Gary Neville reconoce sus errores en su paso por el Valencia en la temporada 2015-2016, dejando claro que "lo último que necesitaba" entonces el conjunto español era "un entrenador sin experiencia como él", y achacándose gran parte de la culpa por haber sido "débil" a la hora de tomar "grandes decisiones" con el vestuario o de no haber cumplido con su "papel principal, tratar de ganar partidos de fútbol".

"Mirando hacia atrás, lo último que necesitaba el Valencia era un entrenador sin experiencia y lo último que necesitaba yo era personal sin experiencia", relata Neville en el podcast 'Off Script' de 'Sky Sports', donde apunta que "originalmente" le dijo que no a Peter Lim. "Luego decidí hacerlo por él porque había mostrado una gran fe en mí y quería pagárselo", añade.

Sin embargo, ese fue uno de sus fallos. "Fue una decisión que tomé en dos días y que fue influenciada por un poco de arrogancia y ego. Había estado en uno de los clubes más exitosos del mundo durante 20 años (Manchester United), me sentía indestructible", admite.

"Pero rápidamente descubrí que cuando no estás preparado y te enfrentas a algo para lo que no estás cualificado, entonces recibes una bofetada", prosigue el mayor de los hermanos Neville, que habla también de como la ciudad era "un hervidero de fútbol". "Yo era un extraño en una ciudad que no me esperaba", indica.

El exdefensa llegó al club del Turia advertido por su hermano Phil, ayudante con el portugués Nuno, de que el vestuario estaba "fracturado". "Debería haber visto las señales de advertencia mucho más rápido y haber entrado allí en modo de crisis. Mirando hacia atrás, subestimé estar en una liga diferente de un país diferente y el tamaño del trabajo", comenta el inglés.

"Nunca me ocupé de mi papel principal, que era tratar de ganar partidos de fútbol. Al principio, estaba claro que algunos jugadores no estaban contentos y yo debería haber tomado grandes decisiones sobre aquellos que no estaban comprometidos con el club en ese momento", subraya Neville, que dudó ante la posibilidad de haber encontrado oposición en el caso de haber apartado a alguien. "Eso fue débil de mi parte, debería haber sido decisivo", lamenta.

"Cuando me fui, me prometí que nunca volvería a debilitarme con una gran decisión. Fui débil durante cuatro meses donde perdí mi confianza", agrega el exjugador del Manchester United, que incluso llegó a no querer "ir a entrenar" o no tomar parte "en las sesiones de entrenamiento". También se sintió "avergonzado" por tener que usar un traductor para hacerse explicar a los jugadores sobre todo porque se considera "un buen comunicador".

Títere en manos de Valverde o Simeone

Gary Neville no olvida tampoco que "la prensa y los medios de comunicación fueron brutales" con su figura. "Salí de muchas conferencias de prensa con la sensación de que me habían interrogado. Tampoco había compañeros entrenadores que me dieron su apoyo. Y, sinceramente, a veces estaba totalmente desbordado contra alguno de ellos en la zona técnica", remarca, haciendo hincapié "especialmente" en Ernesto Valverde, entonces en el Athletic. "Cambió su sistema tres veces y siempre estuvo un paso delante de mí. Sentía como si estuviera jugando conmigo, como si fuera un pequeño títere", rememora.

También tiene palabras para Diego Pablo Simeone. "Sentí que me estrangulaba suavemente, me estaba torturando en términos de fútbol durante 90 minutos. Al final del partido, fui a estrecharle la mano y él pasó junto a mí y esos no me gustó. Pase lo que pase, vas y estrechas la mano de tu oponente, eso es respeto", señala.

Finalmente, fue destituido a finales de marzo. "Los jugadores necesitan un mensaje coherente y creer en el proceso. No les di eso. Lo más importante que me enseñó el Valencia fue el ser clínico y decisivo en la toma de decisiones. Cuando miro a los líderes, yo quiero claridad, consistencia y acciones decisivas, y yo no era ninguna de esas cosas en Valencia, era débil. Phil lo vio de primera mano y se sintió muy frustrado conmigo. Veía a alguien que había sido muy resistente, fuerte y robusto a lo largo de toda su vida derrumbándose frente a él, en principios clave como permitir que otras personas liderasen", asevera el exinternacional.

"No me adapté, no me preparé. Mis dos decisiones instintivas que he tomado en mi vida desde que me retiré del fútbol han fallado: el trabajo en Valencia y abrir una discoteca en Manchester", bromea el exlateral. "Dicho eso, me encantó estar allí. Me encantó el desafío, la ciudad, y el haberme lanzado a por ello. Lo peor sería mirar hacia atrás después de haber dicho 'no'. Me alegro de no haberlo reprimido", sentencia Neville.