El año 2007 se recordará siempre como el de los últimos coletazos de uno de los mejores Valencia CF de la historia: el que nació y enfermó en las manos de Claudio Ranieri, el de las dos finales de Champions, el campeón de Liga 31 años después, el de los héroes del 'triplete'. Quique Sánchez Flores había resucitado el alma del equipo combinando la experiencia ganadora de los Cañizares, Ayala, Baraja, Albelda o Marchena con los nuevos bríos de Villa, Albiol y el 'Mago' Silva.

En los albores del siglo XXI el Valencia se había hecho un nombre en Europa. Era temido y respetado. 2007 fue un año de alto voltaje, de emociones al límite para un batallón de futbolistas al que las reminiscencias del pasado cercano le permitían agarrarse a la competición como nadie. La Champions, además, para los componentes del equipo que rozó la gloria en San Siro, en mayo de 2001,generaba una motivación fuera de lo común. Uno de los dos propietarios del maldito Giuseppe Meazza, el Inter de Milán, que a su vez había eliminado al Valencia en la fase de grupos de la temporada 2004/05, volvía a cruzarse en el camino.

Los pupilos de Quique se presentaron en el partido de vuelta -disputado el 6 de marzo en Mestalla- con la ventaja de haber empatado a dos tantos, gracias al acierto de los pequeños Villa y Silva, en la ida de octavos de final, jugada dos semanas antes en la capital de la Lombardía. El estadio de la Avenida de Suècia registró una entrada de las de antes: más de 50.000 espectadores que se unieron, como dicta la canción, con el alma y la garganta a la resistencia ante un Inter que se lanzó al ataque con dos auténticos cañones: Crespo e Ibrahimovic.

Zlatan y Crespo, frenados

El Inter disfrutó de mayores ocasiones de gol. Durante los primeros 45 minutos Fabián Ayala lideró la defensa sublime del Valencia, la excelente partido táctica que jugó Quique Flores desde el triángulo de acero en el que Albiol y Marchena completaban los vértices. El andaluz como mediocentro y el de Vilamarxant desquiciando al poderoso Zlatan. Hasta el punto de que el sueco recurrió al juego sucio para quitárselo de encima y enviarlo al suelo poniendo en riesgo la muñeca vendado del espigado central curtido en Getafe. Pasada la media hora, una lesión muscular de Rubén Baraja minaba todavía más el camino hacia los cuartos. Viana entró al campo para reemplazar al '8' con honores, pero sin profundidad.

La figura de Carlos Marchena se agrandó conforme avanzaba la segunda mitad, el último asalto de la eliminatoria. Materazzi perdió el sentido y agredió a Villa... el árbitro alemán lo vio, pero sólo mostró la amarilla al defensa italiano. Mientras el Valencia obtenía oxígeno en algún que otro contragolpe en el que el 'Guaje' contó con el auxilio de Joaquín y Vicente, el Inter terminó completamente desesperado. Sin poder penetrar en los dominios de Cañizares, comprobando como nadie de entre los rivales se encogía frente a golpes o provocaciones.

Nico Burdisso, recolocado en el medio por Mancini, se encaró a Marchena para intentar agredirlo con el partido recién acabado y el Valencia entre los ocho mejores de Europa. "Burdisso parecía un león", decía Joaquín días más tarde. Aquella tangana contagió a todos. El argentino del Inter lanzaba golpes al viento cuando apareció por allí David Navarro -desde el banquillo de suplentes-. No fue para calmar el violento final, sino para todo lo contario. Propinó a Burdisso un puñetazo que le fracturó el pómulo y se marchó a los vestuarios esquivando las patadas de Cruz y Córdoba. Moretti, colosal en el partido, medió entre compañeros y compatriotas. Los roces siguieron en el túnel, con la seguridad intentando apagar el fuego y con Toldo adentrándose por unos instantes en el vestuario local.

Navarro, cinco meses sin jugar

La UEFA sancionó con 155.000 euros a los dos clubes por «conducta inadecuada». A Burdisso, Maicon, Marchena, Córdoba y Cruz con varios partidos... y David Navarro estuvo cinco meses sin poder jugar. En 2017 habló para SUPER de todo aquello. «No veo las imágenes, me dan vergüenza. Lo borraría de mi carrera. Les digo a los niños que no lo hagan jamás». El Valencia caería en los cuartos contra el Chelsea.

Ficha técnica:

0. Valencia: Cañizares; Miguel, Albiol, Ayala, Moretti; Angulo (Joaquín m.69), Marchena, Baraja (Hugo Viana, m.38), Silva; Villa y Morientes (Vicente, m.66).

0. Inter de Milán: Julio César, Maicón, Córdoba, Materazzi, Maxwell (Grosso, m.74); Zanetti, Dacourt (Figo, m.63), Burdisso, Stankovic; Ibrahimovic y Crespo (Cruz, m.57).

Árbitro: Wolfgang Stark (GER). Amonestó por el Valencia a Cañizares y Angulo, y por el Inter a Ibrahimovic, Córdoba, Maicon y Materazzi.

Incidencias: partido de vuelta de los octavos de final de la Liga de Campeones, disputado en el campo de Mestalla, ante 52.000 espectadores.