Si el valencianismo celebró tanto la victoria en la final de la Copa del Rey del pasado 25 de mayo de 2019 en el Benito Villamarín en parte fue porque la anterior no se había celebrado como tocaba. El fútbol le debía una a la afición del Valencia. Aquella Copa del Vicente Calderón dejó un sabor agridulce para la historia por todo lo que rodeó al club aquella temporada. Un equipo al borde del descenso a segunda división y una plantilla que vivía de espaldas al técnico Ronald Koeman después de que el holandés apartara a tres leyendas como David Albelda, Santiago Cañizares y Miguel Ángel Angulo.

El año empezó con una crisis abierta entre Amadeo Carboni y Quique Sánchez Flores y acabó con el gran capitán Albelda llevando al Valencia de Juan Soler a los tribunales y Voro salvando al equipo del infierno de segunda 'in extremis'. En medio de aquel caos se levantó un título que hasta hace bien poco era el último de la historia de la entidad de Mestalla. Ahora con el paso del tiempo se hubiera celebrado. Entonces el equipo tenía pocos motivos para sacar pecho.

Aquella Copa se celebró en la intimidad. De forma privada en el hotel de concentración. Con más pena que gloria. La realidad es que Koeman llegó a la final sentenciado. Varios miembros del Consejo habían decidido tras perder contra el Racing días antes que pasara lo que pasara en la final, Koeman debía ser destituido. Si el holandés no fue cesado aquella noche fue porque los capitanes Carlos Marchena y Rubén Baraja lo frenaron por una cuestión de respeto.

Ambos, a diferencia de lo que pensaban algunos dirigentes, también decidieron en una reunión con la plantilla que no realizarían ningún festejo público porque debían apelar a la responsabilidad. El equipo rindió su protocolaria visita al Ayuntamiento, pero sin celebraciones a pesar de la presencia de aficionados. Koeman solo duró cinco días después de la final. El 5-1 del Athletic en San Mamés le abría las puertas de la calle.

El holandés, con más que menos autogestión de la plantilla aquella noche en el Calderón, pasó a la historia del club como el entrenador de la Copa de 2008. Nadie se lo podrá negar. Como tampoco su atrevimiento a la hora de apostar por un jovencísimo Juan Mata. El asturiano todavía le está agradecido. El ahora jugador del Manchester United adelantó de cabeza al Valencia en la final después de una conexión Villa-Silva y de su pie izquierdo salió el saque de esquina con el que Alexis Ruano subió el segundo al marcador también de cabeza. Dos goles en diez minutos. Parecía hecho.

Granero recortó distancias al filo del descanso gracias a un penalti de Moretti a Contra. El Getafe de Laudrup y el joven Pablo Hernández, cedido aquel año al club azulón, solo puso en peligro a Hildebrand con un testarazo de Braulio. La experiencia y el físico jugaron a favor del Valencia. Ya en los compases finales el Pipo lanzó con el alma una falta directa que Ustari despejó mal y Morientes aprovechó en boca de gol para quitarse la camiseta y llevar a las vitrinas del Valencia su séptima Copa de la historia. No fue mágica como la del 99 o la de 2019, pero jamás se olvidará.FICHA TÉCNICA

Alineaciones:

3 - Valencia: Hildebrand; Miguel, Albiol (Caneira, m.57), Alexis, Moretti (Edu, m.67); Arizmendi, Baraja, Marchena; Mata; Silva; Villa (Morientes, m.74).

1 - Getafe: Ustari, Cortés, Tena (Braulio, m.76), Cata Díaz, Licht; Contra (Pablo Hernández, m.55), Casquero (Celestini, m.64), De la Red, Granero; Manu del Moral y Albín.

Goles: 1-0: m.4: Mata. 2-0: m.11: Alexis. 2-1: m.48+: Granero (p.) 3-1: m.83: Morientes.

Árbitro: Alberto Undiano Mallenco (Comité Navarro). Expulsó a Celestini (m.89). Amonestó a los valencianistas Miguel (m.22), Silva (m.22), Alexis (m.38), Mata (48+), Baraja (m.67), Morientes (m.83) y a los getafenses Licht (m.32), Granero (m.33), Casquero (m.42), "Cata" Díaz (m.82).

Incidencias: Final de la Copa del Rey disputada en el estadio Vicente Calderón ante 55.000 espectadores.

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