La indignación en el Valencia CF es absoluta. Y no es el único que se siente agraviado. El plan que Rubiales se ha sacado de la manga para repartir las plazas europeas de la 2020-2021 si no se reanuda LaLiga es una bomba de relojería. Aún más por la decisión de regalarle al Athletic Club la séptima plaza que a falta de 11 jornadas ocupa el equipo de Celades. El club de Mestalla está en pie de guerra. Igual que buena parte del fútbol español que se desayunó el jueves con la noticia.

Que el subcampeón de Copa se clasifique para la Europa League es un supuesto que no se encuentra recogido en ninguna reglamentación. Y es que, para más inri, en València llueve sobre mojado. Las palabras de Cañizares sobre este nuevo conflicto definen perfectamente el sentir general entre los aficionados. Desde lo ocurrido en la Supercopa de España, un episodio sobre el que la última palabra va a ser de los tribunales, nada ha vuelto a ser igual. Entonces, como ahora, se cambiaron sobre la marcha las reglas de un torneo que se estaba disputando.

El perjuicio económico de quedarse fuera de Europa por esta decisión es enorme, amén de perder la oportunidad deportiva de seguir peleando por una plaza de Champions League. Encima en un momento en el que el Valencia se ha visto en la obligación de llegar a un acuerdo de rebajar salarial con la plantilla.

Voto en contra y una abstención

Pese a haberla sacado adelante, lo cierto es que en la Comisión Delegada de la RFEF hubo un voto en contra y una abstención. El Cádiz se opuso a este nueva norma y pidió que se retirara la propuesta, mientras que Julen Lopetegui, en representación de los entrenadores, se abstuvo. La presencia en la videoconferencia del exseleccionador estuvo cargada de morbo, ya que fue la primera vez que lo hizo desde su destitución antes del último Mundial.

El resto de los componentes dieron su visto bueno: Rubiales junto a los presidentes de las territoriales de Asturias, Cantabria, Cataluña y Castilla-León. Como clubes asistieron el Málaga, Cádiz, Unión Viera y Zamudio. Sergio Piña y Manuel Diego Tello representan a los jugadores y Gil Manzano a los árbitros.

LaLiga, que también va a tomar medidas, considera que la RFEF ha invadido sus competencias. Primero al aprobar la Comisión Delegada de la RFEF los criterios de clasificación a efectos UEFA. Y segundo al proponer la suspensión de las competiciones nacionales. Por no hablar de que el propio Ceferin, pese a sus idas y venidas, declaró que el país que no terminase sus competiciones no jugaría en Europa.