La plantilla, el cuerpo técnico y todos en el Valencia CF trabajan a la espera de las garantías del Ministerio de Sanidad y de que se pueda activar el protocolo de LaLiga. Lo fundamental es poner en marcha otras muchas cuestiones de la vida, pero -en clave fútbol- terminar la temporada es importante. En el apartado individual, completar el curso tiene valor añadido para jugadores como Cristiano Piccini. El estallido del Covid-19 cortó la progresión del italiano en un momento clave para su regreso: integrado en las rutinas de trabajo y cogiendo el ritmo necesario para volver a una convocatoria. La pausa tiene doble filo en su situación. Por un lado, supuso y supone un frenazo. Por otro, le brinda tiempo extra para volver a competir y demostrar que es competitivo.

Recuperar la dinámica previa al confinamiento no será fácil para nadie. Piccini estaba cogiendo tono y tendrá esa dificultad añadida en Paterna. El equipo está siguiendo un plan específico en casa; los jugadores no están de vacaciones, pero mantener las sensaciones es imposible. La pretemporada no será la pretemporada habitual, también estará condicionada por el coronavirus y eso afectará a la calidad de la puesta a punto. Arrancará por parejas o por grupos reducidos, paso a paso. Ahí está el handicap para el italiano. Algo parecido sucede con otros lesionados, pero con una diferencia: la gravedad y la duración, el tiempo sin competir.

Mentalidad e ideas claras

Piccini está preparado para reciclar en ventaja cualquier tipo de desventaja. Este impasse es una oportunidad. Cristiano ha dado una exhibición de mentalidad y profesionalidad -nivel súper- durante la recuperación. Durante estos meses, el italiano lo ha dejado patente a través de redes sociales y de las plataformas del club. En casa se ha montado un centro de entrenamiento para simular el día a día en la ciudad deportiva.

Mano a mano, Wass y Florenzi

Piccini está perfecto para empezar a sumar minutos y confianza, que es lo único que necesita. Para el lateral derecho están Daniel Wass y Alessandro Florenzi, más Thierry Correia. Robarles minutos al esprint no será sencillo, más todavía sin margen en la lucha por las plazas de Champions y Europa League, pero Piccini está preparado para esa disputa. El florentino tiene más ganas que nadie; hace mucho que no juega y sabe que hay cosas importantes en juego. Antes del Estado de Emergencia su mente estaba en los partidos ante la Atalanta y el Alavés.

El italiano tiene ganas de demostrar lo que puede aportar. Celades tiene ganas de contar con él. No sólo son los partidos (once jornadas de LaLiga), el día a día también tiene un peso enorme.

El salto en el lateral derecho

El Valencia CF le espera al cien por cien, pero una lesión de sus características -fractura de rótula- siempre tiene un punto de incógnita. Piccini tiene una altura y un físico tremendos; por eso, es básico rodar sobre ese punto exacto de coordinación con balón y agilidad de coco. Algunas dudas sólo se pueden despejar con horas de vuelo y Cristiano está en fase de despegue. En el Valencia CF y en la vida se ha sobrepuesto a situaciones difíciles, también a otras lesiones complicadas. Lo lleva grabado. No es el primer percance al que machaca en un pulso.

La planificación está perfilada y el Valencia CF busca una mejora en el lateral derecho, cuenta con la garantía de Daniel Wass y la reincorporación de Piccini, camino de los 28 años y con contrato hasta junio de 2022. Thierry sale seguro y mantener el standig de Florenzi es complicado. Los caminos del mercado no serán sencillos y la versatilidad del danés siempre es comodín para triplicar posiciones, con el lateral siempre como punto de partida. Esta temporada, la segunda de Piccini, estaba pensada para dar un salto y la guinda con la Eurocopa. La lesión de rodilla ha cambiado el guión, el Covid-19 ha cambiado el destino. El aplazamiento de la fase final a 2021 es una bola extra en color azzurro. Piccini necesitaba un milagro para estar y ahora todo vuelve a depender de su fútbol.