Por un lado, la no renovación de Ezequiel Garay. Por otro, la posible llegada de Germán Pezzella. El conflicto público entre las partes terminó devorando el relieve deportivo de cada elección. Los tiempos han precipitado una disyuntiva que no estaba planificada así. El estudio y la comparación entre los dos defensas advierte diferencias significativas. Más allá de que los dos son argentinos, de que son centrales, de que son diestros y de que están maduros, no dibujan el mismo perfil. Sus puntos fuertes, su forma de liderar y su manera de defender son distintos. De hecho, cuando el Valencia CF comenzó a desarrollar la operación Pezzella, la renovación de Garay todavía sostenía un hilo de vida. La prioridad era traspasar y mejorar a Eliaquim Mangala, uno por otro, pero Pezzella por Mangala.

La continuidad de Garay se defiende desde el rendimiento estable, desde el conocimiento del medio (vestuario, club, ciudad) y desde su unión con Gabriel Paulista. La grave lesión de rodilla en el momento menos oportuno, la edad (camino de los 34 años), su nivel salarial y su talante han descompuesto la renovación, pese a que las certezas tienen o tenían más peso que las dudas, razonables también.

Dentro del proceso de mejora en la defensa, Garay tenía un rol -mínimo- como guía en la transición. Su presencia significa tiempo para un central joven (tipo Leite) y competencia para otro central de rendimiento inmediato, tipo Pezzella, cinco años más joven. Más todavía en un mercado cargado de incógnitas, pendiente de la clasificación en LaLiga y del impacto del Covid-19. Todo tenía o puede tener sentido.

Pezzella es una alternativa práctica, sinónimo de solidez constante

, valores defensivos significativos y personalidad ascendente, capitán de la Fiorentina. No es un espectáculo, pero es un jugador de selección, que conoce LaLiga, mejorado en la escuela táctica de la Serie A -estupenda- y motivado ante la posibilidad de jugar en el equipo de Ayala, donde han triunfado tantos otros argentinos, pese a la correspondencia emocional con Florencia. Roma, Milan o Napoli no le han pretendido o le pretenden por capricho. Germán es alto standing en el Calcio, aunque esta temporada ha bajado su rendimiento respecto al curso 18/19. Algo parecido sucede con Garay. Los bamboleos en los banquillos, cuentan.

Respecto a Mangala, el salto es evidente. Respecto a Garay, las diferencias corren a través de los números. Después hay que valorar la relación calidad-precio. Su salario encaja con la intención de ajustarse al máximo, pero la etiqueta de maniobra inteligente depende del importe. Por más de 20 millones, el central de la Fiore por quien merece hacer un esfuerzo es Nikola Milenkovic. Por ejemplo. El discurso oficial es "no se vende", la realidad es que su traspaso se negocia y en el Artemio Franchi suenan recambios como Jan Vertonghen.

Garay, mejor que Pezzella

A través de los datos de STATSBOMB, las desemejanzas despuntan en el radar. La pintura de las estadísticas 2019/20 exponen la solidez de Garay con los parametros relacionados con la construcción; por precisión en el pase, número de pases y selección de pase. Sin ser un defensa brillante en este apartado, Garay sí es un tipo fiable. También tiene a favor la participación en expectativa de goles producidos. Pezzella tiene un percentil inferior en xGBuildup, aunque después es más agresivo en el área rival, también en su comportamiento global. En el circuito de pases de la Fiorentina, Milenkovic tiene un peso superior, también Martín Cáceres participa más en la base. Entre Gabriel y Garay la responsabilidad está más repartida. Hay un déficit y corregirlo es uno de los objetivos de Celades. La especialidad está haciendo fuerte a Hugo Guillamón, más claro en la salida de balón.

Pezzella, mejor que Garay

La mayor diferencia entre los dos argentinos rompe en el juego áreo, donde Pezzella es muy fuerte. Tanto en duelos ganados como en efectividad, el central de Bahía Blanca manda en las alturas. Garay es un par de centímetros más alto, pero Pezzella impone su capacidad de salto y su determinación. Su comportamiento defensivo es distinto. Lo dice el tipo de duelo al que uno y otro se exponen. Ezequiel Garay defiende muy bajo. El rosarino es un central de área propia. Pezzella es capaz de salir a morder a campo abierto, marca más alto y puede impulsar un salto en esa dirección, también asume más riesgos. El punto se siente en su número de faltas y en la diferencia entre las veces que le superan en el regate por entrada realizada. Garay arriesga menos, virtud y defecto.

Perfiles complementarios

Más tackles, más intercepciones, más capacidad para presionar y para acosar al adversario. Los números de Pezzella son más potentes y así se refleja también en el plano de acción defensiva. Le acompañan el físico -superior- y la rapidez para corregir, aunque no es un velocista.

Los contextos, la estructura de los equipos y los roles son sustanciales en la radiografía final y en los datos. Los números dibujan un Pezzella más próximo a Gabriel -en su modo de actuar- que a Garay. Los dos argentinos tienen condiciones complementarias, podrían jugar juntos perfectamente. Con Gabriel, armaría un eje distinto, interesante por empuje y tenacidad, aunque con alguna limitación técnica. Siendo diestro, Pezzella es capaz de adaptarse al perfil izquierdo. De hecho, ha jugado bastante como central en el flanco izquierdo en línea de tres, también por el centro y por la derecha. Encaja sin problemas con cuatro atrás, donde ha competido con Argentina, con el Betis, con River y con la Fiorentina, aunque menos.

¿El recambio de Garay? Las estadísticas advierten que uno de los futbolistas que mejor encaja está en plantilla; se llama Mouctar Diakhaby. Jugando con Gabriel lo demostró en Lille o Ámsterdam, pero por control emocional y lectura táctica están en otro escalón.