Partido tácticamente espectacular en el inicio. Rico en detalles. El Real Madrid comenzó con un sistema 4-3-2-1 indescifrable en los primeros minutos para el Valencia, con Eden Hazard y Modric por detrás de Benzema y el croata pasando de la mediapunta al centro del campo. En el Valencia me gustó la apuesta de Celades con el once, todo con sentido y una buena dupla de centrocampistas centrales con Geoffrey Kondogbia y Parejo. Así se fue asentando, no dejando correr al Madrid. Así llegaron las primeras ocasiones, con Rodrigo buscándole la espalda a Casemiro y a la defensa con su abanico de desmarques. Su movilidad desajustó al rival. Recuperación y salida rápida, con campo para correr. El Valencia pudo y debió adelantarse, pero el colegiado anuló el gol de Rodrigo, vía VAR en una decisión controvertida... Según mi criterio el gol es legal en toda regla, un golazo.

El Valencia jugó con mucho sentido y sólo le faltó el último toque; terminó controlando al Real Madrid. La primera parte de Hugo Guillamón fue muy completa, bien secundado por Eliaquim Mangala. Los dos hicieron un trabajo excepcional, pero me quedo con el pie de Guillamón, por personalidad, por destreza, además, por seriedad, tiene algo muy particular: un pase interior muy bueno, para romper líneas, para buscar el pivoteo de Máxi y Rodrigo, pero también para encontrar a Parejo. Tiene mucho timing, tanto para romper como para hacer la cobertura. Partido consagratorio. Claro que terminó sufriendo, pero se ganó la titularidad para acompañar a Gabriel Paulista.

El 1-0 del Real Madrid fue un golpe. Este tipo de errores no forzados (Gameiro), ante un equipo como el Real Madrid no se puede permitir. Una pena porque el partido fue muy serio del Valencia. Había retrocedió metros, pero también en busca de ganar espacio para contragolpear y poder correr. Gonçalo Guedes y Gameiro estaban pensados para eso, pero no pudieron dar esa dinámica de transiciones ofensivas. El Valencia se entregó tras el 2-0 de Marco Asensio. El error propio y el error Sánchez Martínez condicionaron buena parte del desenlace. El partido no era para un 3-0, para una diferencia de tres goles. Si bien, el segundo tiempo del equipo fue escaso. Se quedó en muy poco después de un gran primer acto. La expulsión de Kang In fue por una reacción de niño, algo insual porque tiene las condiciones, pero tiró tres o cuatro patadas. Toca recuperar rápido y pensar en Osasuna.