Voro dio la titularidad a Jaume Domènech ante el Valladolid por sensibilidad y competencia viva. Refuerzo positivo para un futbolista imprescindible en el día a día, cuyo trabajo también merece ser reconocido. Jaume entró en la rueda del equipo entre tanto partido y el respaldo tuvo como respuesta la fiabilidad. Su liderazgo se hizo evidente y poco pudo hacer ante el disparo cruzado de Víctor García. La rotación en la portería sorprendió por lo específico de la posición y por la progresión de Jasper Cillessen. El cambio tuvo un motivo, pero no una motivación deportiva. El de Nimega atraviesa su mejor momento desde que llegó al Valencia y está bien, enchufado. En Butarque (domingo, 19:30), ante el Leganés, debería recuperar la continuidad.

Cillessen se ha ganado otra oportunidad, por mercado -enrevesado- y por rendimiento tras el confinamiento (pese a que lo pasó mal a nivel personal), donde ha ofrecido lo que se esperaba como recambio de Neto. Al menos, ha estado más cerca. La intención del club es realizar mejoras y la portería ha estado subrayada en la planificación, pero esta versión del neerlandés ha servido para eliminar la urgencia y servirá para tomar decisiones con otra perspectiva, más ecuánime. El juicio se ha reabierto.

El gran problema está en su estatus. Cillessen llegó como alternativa a Ter Stegen en el Barça más número uno de Países Bajos y en cuestión de meses había sido devorado por la personalidad caliente y la acción de Jaume Domènech. Ni paraba, ni transmitía seguridad. Llegó al parón superado, sin confianza y con la mente confundida por las suplencias. La eliminatoria ante la Atalanta hizo daño a los dos porteros -tampoco la estructura defensiva les ha ayudado- y el proceso expuso a Cillessen como figura difícil de sostener.

El gran problema de Jasper es el desequilibrio entre rendimiento y contrato (alto, de estrella en el Valencia) unido a la intención de la ejecutiva de reducir y ajustar al máximo la masa salarial. Estos partidos han servido para equilibrar la balanza en favor de su continuidad, aunque la necesidad está latente, más todavía si no hay Europa

Cillessen siempre ha sostenido un rendimiento mínimo suficiente. El salto de calidad en la portería no es fácil, lo dicen las estadísticas. El balance en estas jornadas es de once goles encajados en siete partidos y una portería a cero (Osasuna), pero ha elevado su porcentaje de eficacia: 39 remates en contra, 28 paradas, 71,8%. Antes del parón el porcentaje estaba en 70,7. Antes del partido ante el Athletic estaba mejor que Unai Simón, uno de los mejores porteros del campeonato (77,4% por 73,7%). Cillessen está un punto por encima y ha dado un paso al frente en sensación de seguridad y en tranquilidad. Está es la condición sustancial.

El nimegués (31 años) no consigue levantar el apartado goles evitados (Post-Shot Expected Goals, la diferencia entre goles esperados posteriores al tiro menos goles permitidos). No hace milagros, pero ahora exige más a los rivales, como se hizo evidente de nuevo ante el Granada.

Solución práctica

Para mejorar a Cillessen -en el marco de LaLiga- hay que atacar a Aitor (Levante), Unai Simón (Athletic), Courtois (Real Madrid) o Jan Oblak (Atlético). El listón del neerlandés está más alto de lo que parece. Hay apartados en los que el valencianista gana el pulso a Marc-André ter Stegen y otros en los que dobla la rodilla ante Jaume Domènech. Las estadísticas necesitan un contexto, pero no hay garantía salvo oportunidad -que no ha aparecido- o apuesta fuerte a todos los niveles. Si es talento joven, toca invertir tiempo. Si es un portero consolidado, toca poner dinero. Si llega desde fuera del circuito de las grandes ligas, toca aguantar su adaptación. Hay buenos porteros, pero hay que estar vivo, controlar información y asumir riesgos.

Adaptación completada

La salida de Cillessen nunca ha sido sencilla, por valor en libros (con aquella operación de intercambio por Neto a 35 millones de euros) y por mercado, difícil en las dos direcciones: venta y fichaje. César Sánchez repasó y filtró opciones. Traspasar bien a Cillessen era complicado antes del parón y el efecto, después de haber superado una crisis en el Valencia, es de impulso y permanencia. Lo más duro ha quedado atrás. La experiencia es importante y la Eurocopa llegará el próximo verano. La perspectiva es postiva. El futbolista querrá llegar fuerte, está en edad de plenitud para un portero y competirá con una gran selección. Falta cerrar esta temporada y ver cómo se mueve todo, pero Cillessen se ha ganado otra oportunidad... será mejor en un Valencia mejor.