Maxi volvió a ser Maxi ante el Valladolid: tres remates, un gol y un testarazo al largueroMaxi, tras un buen servicio de Kang In. El Valencia necesitaba el triunfo y el delantero uruguayo necesitaba el gol. También sumar los tres puntos, obviamente. La celebración representó la liberación. Fue una descarga. El pensamiento fue inmediato: el cabezazo fallado ante el Athletic lo hubiera convertido con los ojos cerrados a continuación. Maxi llevaba 939 minutos de sequía, su peor ciclo desde que aterrizó en España, hace tres años: 14 partidos en total repartidos en once de Primera, uno de Champions League y dos eliminatorias de Copa del Rey. No marcaba desde la jornada 21, ante el Barça, cuando tomó forma de ídolo interviniendo de manera directa en el 2-0. Recuperar un futbolista como Maxi ahora puede ser la diferencia entre conquistar puesto de Europa League o no. El gol no llega tarde... llega justo a tiempo.

Pese a la etapa seca, Maxi mantiene su condición de máximo goleador del Valencia en LaLiga, le sigue Parejo, con ocho. En todas las competiciones 2019/20, el uruguayo lleva once, uno más que el centrocampista, los dos en el top por delante de Kevin Gameiro y Rodrigo, que tienen siete. Precisamente, el gol llegó a través de una asistencia del francés (buen movimiento hacia el sector derecho del área) y una buen carrera de Guedes, tras errore en la salida del Valladolid.

Un elemento imprescindible

La temporada pasada, en el Celta, el uruguayo llegó a los 13 goles en Liga y su peor racha sin gol fue de ocho partidos, coincidiendo con la lesión de Iago Aspas, socio imprescindible en Vigo. Fueron 811 minutos de sequía. Maxi ha quebrado el proceso negativo y tiene tres jornadas para igualar o superar los 13. Un pleno en busca del pleno de puntos que -probablemente- necesita el Valencia ante Leganés, Espanyol y Sevilla si quiere escalar hasta zona Europa League.

En su primera campaña en el Celta (2017/18) se fue hasta los 18 goles. Después de unos meses cargados de frustración, donde no terminó de encontrarse bien físicamente (la lesión también le cortó el ritmo), el futbolista desató su peor versión, con Celades. Ese instinto depredador define a Maxi y -bien enfocado- le convierte en un proyecto de delantero de alto nivel. No hay que olvidar que todavía tiene 23 años. El Valencia sabía lo que firmaba: un delantero con un carácter muy potente. Maxi salió tocado del partido de San Siro ante la Atalanta, donde falló ocasiones que no puede fallar un futbolista de sus condiciones; le pudo la Champions. Nada ha sido igual después pese a que iba disparado para convertirse en referencia. Necesitaba el gol para reponerse y responder, para recuperar la autoestima y sentirse importante. Fue un paso adelante. «Lucha hasta el último partido de la Liga», esa es su promesa.