"Los problemas económicos del Valencia condicionan el mercado del Oporto". El diario A Bola ha reciclado la crisis valencianista a la protuguesa. Sin los ingresos que aseguraba el traspaso de Diogo Leite, el Oporto no puede atacar sus objetivos de mercado. El equipo de Sergio Conceiçao, que también arrastra una deuda grande, necesitaba hacer caja -con una cantidad próxima a las tres cifras- para invertir en refuerzos. El primer pico procedía de la venta del central al Valencia y la operación se ha congelado. La grieta en Mestalla es un tapón en el Estadio del Dragón.

La línea refuerza la información de Superdeporte, que el pasado viernes advertía de que el colapso financiero del Valencia ponía en serio peligro la llegada de Diogo Leite, al menos, a corto plazo. El fichaje pende de un hilo porque el club no está en condiciones de completar la apuesta que tenía prevista. Tan prevista como que se hablabla de un quinto central a fichar más allá de Pepe, Mbemba, el regreso de Diogo Queirós y Marcano, que está recuperándose de una grave lesión de rodilla.

Los límites siempre marcados

Lo que siempre ha tenido claro el Valencia es que Diogo Leite era un futbolista atractivo por una cantidad inferior a los 15 millones de euros. Siempre ha sido así, pese las cifras que lo acercaban a los 20 millones. La negociación no está rota, pero las prioridades ahora mismo pasan por hacer un gran traspaso y seguir liberando carga salarial. El mercado es largo... llega hasta octubre y los responsables tienen claro que hay margen para encajar piezas, que surgirán buenas oportunidades para mejorar la plantilla.

En cualquier caso, el destino del futbolista ha quedado en manos de Jorge Mendes, en sentido literal y metafórico. Desde unos días antes de la final de la Taça de Portugal, Diogo Leite forma parte de la agencia del representante portugués. La señal no admite muchas interpretaciones y refuerza la dirección: el Oporto contaba con vender al canterano. Falta por ver si ahora es al Valencia. Los dos clubes también comparten algún otro objetivo de mercado (como Toni Martínez o Uros Racic, por ejemplo), pero los tiempos son fundamentales. La prioridad para los Dragones es el iraní Taremi, una maniobra complementaria con la apuesta -sobre cinco millones de euros- por el excanterano del Valencia, propiedad de Famalicao.