El Valencia pareció otro equipo, con los mismos jugadores y un puñado de chicos jóvenes. Ahora es fase de valorar las intenciones y, en ese apartado, el equipo superó la prueba con nota alta. El empate hubiera tenido el mismo efecto, pero la victoria siempre es un plus en la construcción. No hay mejor refuerzo. El partido se rompió en una jugada rápida, en la que el Castellón sólo pudo perseguir sombras. La acción estuvo plena de dinamismo, un par de desmarques notables y una serie de toques por banda derecha. Javi Gracia buscó a Cillessen, pulgar en alto y puño cerrado, tras el gol. No fue casualidad. El pase ágil del portero activó la maniobra. Wass de pecho, Piccini, desmarque y apertura espectacular de Rubén Sobrino en profundidad para lanzar al danés en carrera, penetración y centro al área pequeña donde apareció Manu Vallejo, para ponerla en la esquina segando el césped.

El primer gol de la pretemporada fue un golazo desde el punto de vista colectivo, una jugada trabajada en la ciudad deportiva de Paterna, con muchos de los ingredientes que está machacando el míster: salida por fuera, pases vivos, mirada en avanzar hacia la portería, ataque a toda velocidad, verticalidad... El Valencia afiló o estrelló el balón en los palos con Gayà, Koba Lein -de falta directa- y Hugo Guillamón, tras en un saque de esquina de Koba.

Los movimientos de Sobrino

La acción se cocinó por la derecha y se finalizó con futbolistas llegando y leyendo la jugada desde el sector casi opuesto. Muy bien Sobrino, que pareció otro futbolista y dejó un par de arrancadas propias de aquel jugador que dejó huella en Celtic Park. Muy bien Manu Vallejo, un futbolista que también cuadra de maravilla con la propuesta de Javi Gracia y que tiene mucho más de lo que parece, sobre todo, si juega en su mejor posición, como segundo punta.