De Paco López nadie puede esperar una rueda de prensa tan visceral, pero no sólo Javi Gracia necesita fichajes. Es cierto que los resultados pueden cegar a alguien, sobre todo a la propiedad, y que el Valencia va peligrosamente al límite sin músculo, años ni galones en los ejes. Pero lo es también que el Levante carece de rotación en la delantera y que no es nuevo que racanee en defensa. Fue, entre otras muchas, una de las principales conclusiones para extraer de un Derbi en el que tanto el principio como el desenlace fueron inesperados, incluida la distancia en el marcador.

El Levante empezó apabullando a los 30 y pocos segundos con un golazo de Morales, que marcó dos y a cada cual más plástico. Pero acabó desfondado y con la friolera de cuatro en contra el primer día. Mérito del Valencia, que volvió a hacerse fuerte frente a la adversidad con un doblete de Manu Vallejo y un interesante paso al frente de los jóvenes Kang In y Yunus Musah. Pese a haber terminado la primera jornada como líder, una excusa perfecta para priorizar la austeridad sobre la inversión, Gracia se cargó de razones para que le refuercen al equipo: demostró que sabe de lo que habla. Su gesto de rabia en los goles fue elocuente. Lo mismo que el circunspecto de Paco, superado por las circunstancias y viendo como la ocasión se le iba de los dedos. Pocas de estas volverá a tener en Mestalla.

De los seis goles del partido hubo un antes y un después sobre todo a raíz del empate de Maxi antes del descanso. Hasta ahí el Levante había sido amo y señor gracias a Campaña y a la presión adelantada con la que el Valencia se desarmaba con asombrosa facilidad. Sin embargo, las dos obras de arte de Morales duraron apenas un suspiro. No estuvieron finos los granotas, incapaces de leer el contexto de ansiedad y víctimas a la postre de un Valencia que, como en los viejos tiempos, los destrozó corriendo a campo abierto. Kang In y Maxi, en la jugada del 2-2, sacaron petróleo rodeados de rivales en lo que fue un presagio de lo que vendría después. La superioridad se difuminó, Gracia apostó por el músculo con un triple cambio y Paco, que sacó a De Frutos tarde, se quedó con el paso cambiado

El principio de la noche fue de locos. El Valencia necesitaba afianzarse y no tardó ni un minuto en romperse. Morales se llevó la palma con dos acciones curiosamente en estático. Pero el protagonista del primer acto fue Campaña, responsable de lo que hacía el Levante y culpable de lo que el Valencia no. Kondogbia, que pegó mejor con Racic que con Esquerdo, fue lo más parecido que tiene Javi Gracia a un centrocampista para definir su estilo. De ahí su insistencia en compensar con el músculo de Capoué. Y es que en esa batalla el Levante lo hacía todo con sentido. Al Valencia le molestaba la pelota. El pie de Campaña sigue en las antípodas del que Gracia oferta en entreguerras.

El Levante, para bien y para mal, sigue siendo más de lo mismo. Un equipo bárbaro con balón que cojea en defensa. Róber y Óscar Duarte, la pareja de centrales titulares, le dieron salida de balón pero poco cuajo. En el primer gol Gabriel saltó más que ninguno. Aitor no pudo hacer nada ante un remate tan ajustado. Pero sí en el del segundo. Kang In vio a Maxi y el portero tardó en aparecer. El disparo cruzado del uruguayo parecía accesible, sobre todo para el que más paradas hace de LaLiga. No fue su mejor día, pese a que tuvo competencia.

La primera escena defensiva de Wass ratificó a su entrenador, deseoso de un lateral derecho para adelantarlo al medio. El danés, espectador de lujo, permitió que le superaran por dentro. Y es que el arranque no pudo ser más funesto. En especial por Mangala, que hizo pleno de errores. A la postre su lesión no fue tan mala noticia, aunque las concesiones siguieron con Diakhaby, fuera de onda cuando nada más entrar el VAR salió en su auxilio. Aunque se anuló por manos previas, el gol de Melero vino precedido por dos disparos en el área. Campaña, con una mente preclara, solventó el barullo cediéndole el balón a quien venía de cara. Su primera parte fue extrardinaria. La segunda, una nadería.

Y es que después del entreacto ya nada fue igual. El Levante se deshizo, dejó un mundo a sus espaldas y el Valencia, con la efervescencia de jóvenes como Yunus, autor de un remate al larguero en carrera, fue ganando yardas y convicción. Un movimiento genial de Maxi le dejó el tercero en bandeja a Manu Vallejo, protagonista de un doblete que representa también el estilo de Javi Gracia frente al de Paco López, una propuesta en la que a la fuerza el fin tiene que justificar los medios.

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