Maxi Gómez acaparará todos los focos de atención en Balaídos. El delantero uruguayo regresa a la que fuera su casa para verse las caras por tercera vez con ‘su’ Celta. Más pasa el tiempo y más se le echa de menos. Durante muchos meses se creyó en Vigo que aquella negociación con el Valencia de Mateu Alemany que incluía las llegadas de Santi Mina y Jorge Sáenz más 16 millones de euros era muy buena económica y deportivamente para la entidad celeste. Así se vendió en la ciudad por sus dirigentes. Un año después ya nadie lo cree. Y mucho menos Óscar García Junyent. «Echamos un poco de menos los goles de Maxi del año anterior, que se tenían que haber repartido un poco más y no fue así», admitía recientemente el técnico celeste. Toro Fernández, Fiódor Smolov y el propio Mina no salieron de su sombra.

Óscar llora la ausencia de Maxi. Javi Gracia se frota las manos. El uruguayo confirmó en el primer partido de LaLiga todas las buenas sensaciones que había ofrecido en la pretemporada con aquel doblete al Villarreal. Maxi marcó en el Derbi, pero lo mejor de su partido contra el Levante no fue el gol. Para algunos de sus compañeros firmó su partido más completo como jugador del Valencia. Mejor incluso que aquella victoria al Barcelona (2-0) con dos goles suyos. Maxi está en estado de gracia a todos los niveles.

Físicamente está pletórico. Maxi pasó por quirófano a principios de marzo por una fractura en un dedo del pie izquierdo y, aunque se incorporó a la competición a mediados de junio en LaLiga post-confinamiento después de trabajar duro en casa, la lesión le pasó factura y no pudo rendir al 100%. Ahora está fresco de piernas y cabeza.

Maxi está más fuerte que nunca a nivel mental. La salida de Rodrigo Moreno ha provocado que el uruguayo se sienta aún más importante que la temporada pasada. Sabe que este año tiene más responsabilidad y eso, lejos de asustarle, le motiva y refuerza todavía más. Siempre fue su rol en el Celta de Vigo y el Defensor Sporting Club.

A favor de Maxi también juega lo deportivo. El uruguayo tiene la máxima confianza de Javi Gracia y ha encontrado gracias al entrenador al mejor socio de ataque que podía tener. Con Kang In conecta dentro y fuera del campo y eso se traduce en goles y asistencias como se demostró en la primera jornada. Tienen el mismo carácter ganador, pero son totalmente distintos en el campo. Se complementan. «Sabemos la clase de jugador que es Kang In que haces el movimiento y te la pone ahí», decía Maxi al final del Derbi. Son la pareja perfecta.

Su temporada apunta alto. Las sensaciones le dan la razón. Los números también. El año pasado no marcó hasta la cuarta jornada. Esta vez apenas ha tardado 39 minutos para ver puerta. Maxi siente que se encuentra en el escenario perfecto para alcanzar sus mejores registros de su carrera. El objetivo del uruguayo es alcanzar los 18 goles de su primer año en Vigo y romper la racha descendente de las últimas temporadas: trece goles en la 18/19 y diez en la 19/20 en medio de un contexto general difícil de tensión en el club, desconfianza en el entrenador y lesiones. Es el año de Maxi.