La incursión de Nolito, previa a la asistencia para Iago Aspas (1-0), tuvo muchos puntos en común con los dos zarpazos de Morales en el Derbi. Los dos futbolistas penetraron por el carril central como el cuchillo en la mantequilla. Tres jugadas que no son una anécdota, cuatro goles que marcan dos líneas y una zona concreta. Por momentos, el Valencia ha estado demasiado blando defendiendo ese pasillo, ha cometido errores en la salida y en la contención. Ha faltado personalidad en la construcción, agresividad, pierna fuerte y contundencia, capacidad para intimidar; también atención en la marca, lectura táctica a la hora de cerrar las jugadas. Esquerdo, Kondogbia,Gabriel Paulista, Wass y Diakhaby salen en todas las imágenes, con responsabilidades distintas. Con Nolito también salen salpicados Kang In y Guedes, sustituidos en el descanso. Esa fractura estuvo cerca de costarle el Derbi al equipo de Javi Gracia y le costó los puntos en Balaídos. La falta del 2-1 de Aspas llega por un exceso de ímpetu en la frontal. Esquerdo fue con todo... El desequilibrio no deja lugar a las dudas y refuerza la necesidad de fichar. El partido terminó con 23 remates concendidos. Lo dijo el míster tras la victoria y el caso no admite debate en la derrota: falta un mediocentro y un central, incluso un par, por posición. La estructura se consolidará con trabajo y partidos, pero hay carencias individuales (por perfil, por tiempo de maduración, por modelo de juego) que sólo se pueden resolver o amortiguar desde el mercado.

Lo dijo Gayà y Javi Gracia fue claro -también en la previa-, para competir en LaLiga, más todavía lejos de Mestalla, la contundencia es una cualidad vital. El Valencia no tiene un problema de intensidad defensiva. Al contrario. De hecho, en Balaídos volvió a producir un volumen de interceptaciones y entradas notable. El equipo gana mucho duelo. Como le sucedió en el Derbi -estuvo por encima de su rival- tuvo respuesta física y aguantó entero; terminó buscando el empate, aunque también concedió ocasiones. Fue capaz de correr, pero generó un escenario abierto, de poco control. Los registros también están relacionados con esa necesidad de frenar al adversario al límite. Eso es lo que quiere corregir el cuerpo técnico. Hay intesidad, pero aplicada a fogonazos, entre desajustes y fallos individuales. Al centro del campo le falta presencia, filtro, por naturaleza, por número o por experiencia. Por eso, se ha experimentado una sensación de mejora -evidente- cuando Gracia ha corregido con un Wass más Kondogbia o un Kondogbia más Racic. Geoffrey está expuesto y obligado, tiene que defender y construir cuando viene de una preparación condicionada. Antes de arrancar la competición había tenido una hora de fútbol ante el Cartagena. Esquerdo ha tenido dos partidos de sufrimiento, donde ha hecho evidente que necesita otro contexto para progresar. No ha habido triángulo defensivo y tampoco cuadrado defensivo. Las figuras de más experiencia tampoco han estado perfectas en ese sentido.

Un paso atrás

La inseguridad se hace sentir en la zona de presión y en el número de acciones de acoso en tercio ofensivo, en tercio medio y tercio defensivo. El Valencia fue un equipo de pressing medio ante el Levante; en Balaídos se resguardó muy metido en área propia. Buscó solvencia dando un pasó atrás, no por intención sino por falta de soluciones para contrarrestar o frenar al Celta unos metros antes. La bajas de Racic y de Soler restan alternativas, pero no es una cuestión de Gracia: el fútbol del equipo reclama a gritos un mediocentro y un central.