La versión más plana de Guedes va ganando volumen y continuidad frente a los picos de sierra, que tampoco son lo ideal precisamente. La tendencia es preocupante. No por Balaídos. El estado de alarma con Gonçalo deriva de la falta de reacción confirmada en el tiempo. Cada vez le cuesta más encontrar ese punto con el que hacía la diferencia. En un contexto abierto a los nuevos liderazgos, su conducta competitiva no invita al optimismo. Al contrario: es pronto, pero no se advierte paso al frente. En Guedes no hay un Maxi, no hay un Kondogbia; por supuesto, no hay un Gayà, pero tampoco hay un Manu Vallejo o un Kang In, aunque el surcoreano puede que haya confundido la gula con el hambre. En cualquier caso, lo importante para Guedes es ser Guedes, el caso es que cada vez es más complicado reconocer sus virtudes. No es un problema de confianza, de posición o de calidad en el entrenamiento. Eso lo tiene. Cierto que tuvo una lesión difícil y que puntualmente siempre le atormentan los problemas físicos, pero está rodeado de un contexto de mejora general, dentro de un modelo propicio para sus condiciones; no tiene excusa. Está en su cabeza y en sus botas. En el Valencia podría ser estrella, pero el crédito se agota.

Después de una pretemporada correcta, el portugués arrancó tibio ante el Levante. Más alto o más bajo de temperatura dependiendo del listón, con estadísticas abiertas a la interpretación, en positivo. Objetivamente, no restó. Una semana después, los motivos para justificar la línea verde en el análisis se desplomaron en 45 minutos. Javi Gracia le sustituyó durante el descanso, sin que haya trascendido lesión. Los números son terribles para un jugador etiquetado como generador de peligro principal del Valencia: cero regates completados (cero intentados, que es lo grave), cero remates realizados, cero pases clave, un centro... sin rematador. Sufrió dos faltas e hizo una. Su intensidad defensiva, preocupa. Ante el Levante, le costó interpretar la posición interior de Campaña y bloquear la altura de Miramón. Ante el Celta no pudo con Hugo Mallo y Óscar dobló el ataque por esa zona con Denis Suárez más Emre Mor. No es casualidad. Resultado: cero entradas, cero interceptaciones. Su acción sin balón en el Derbi ya fue muy mejorable.

La comparación con Cheryshev

Guedes no intimida y no hace números. El jugador de grandes partidos hace tiempo que desapareció, pero también se está diluyendo el jugador de fogonazos. El club mantiene su confianza en él, pese a que las dudas existieron y existen; van más allá de los 40 millones invertidos, que también pesan. Lo más duro para Guedes es que un futbolista como Cheryshev -prescindible- le dejó en evidencia en 20 minutos; ha quedado fuera del análisis, pero el ruso fue determinante en el 3-2 y el 4-2 en el Derbi. Toca seguir esperando por Guedes.