El embajador del Valencia CF Miguel Ángel Bossio ha mostrado su dolor por la muerte de Españeta y ha reconocido estar "estoy helado, frío, con los pelos de punta" por la pérdida de su amigo. Bossio recordó algunas anécdotas que hablan por sí solas de cómo era España:

"Estoy helado, frío, con los pelos de punta, sabía que estaba delicado, pero él con su estado de ánimo nunca demostró dolencias... me cuesta sacar palabras. Era un ejemplo a seguir de vivir con vida con felicidad, con poco, con mucho o con nada. Era una alegría, era optimismo, pero no te lo decía, te lo demostraba con la actitud y eso es algo que el jugador de fútbol agradece mucho. Era un crack. No sé la cantidad de años que ha estado con el primer equipo y siempre ha sido optimista. Cuando llegué y me dieron la ropa para un entrenamiento y mi media tenía un agujero. Le dijé qué hacía, ¿la tiramos? y él con una frase me dijo '¿Para ti es un problema?' Me dijo, tú úsala y ya luego la tiramos. Te daba unas pautas de no pasa nada, de que aquí se soluciona todo".

"El día de mi presentación me cambio en el vestuario, voy a entrar al campo, pero hacía 40 grados y yo iba con manga larga. Españeta corrió arriba, subió por las escaleras, trajo una tijera, la cortó y me dijo... ¡Ya la tienes de manga corta! Españeta se adaptaba a las circunstancias que fuesen, el vívía el club, sentía el club propio. El tema principal con Españeta es que no vas a encontrar un jugador que haya tenido problemas con él y fíjate si han pasado. Su naturalidad siempre le llevaba a estar bien ubicado y a ser querido. Recuerdo que entraba a los calentamientos y cuando terminaba le tirábamos los balones a propósito para que él pinchase el balón, lo cogiera con la mano, mirara a la afición, saludara a la grada, lo tocara de tacón... con ese Españeta nos tenemos que quedar".

Igual de tocado estaba el presidente de la Asociación de Futbolistas del Valencia CF Ferran Giner. "Hemos perdido un símbolo del valencianismo, es una figura querida por todos, era como otro jugador cuando salía al campo, tenía todos los honores de ser una persona que ha decicado su vida al Valencia, pero todas las horas del día. Llegábamos a las cuatro o las cinco de madugrada en autobús de jugar por ahí, nosotros nos íbamos a casa y él se quedaba en la camilla a dormir para prepararlo todo para el día siguiente. Al día siguiente todo estaba preparado. Había perdido memoria, que es una enfermedad imparable y no te da ni siquiera para mantener una pequeña conversación, es una enfermedad muy desagradable. Ha estado bien cuidado y con eso nos quedamos. Nos quedamos con el recuerdo que nos ha dado durante 50 años. Siempre estará en nuestro corazón".