El Valencia CF ha entrado en una fase de indefinición no fácil de descifrar. Javi Gracia ha ido tomando decisiones (ante el Villarreal, Soler de mediocentro, Guedes en punta) y algunas han servido para ganar partidos, pero el análisis global advierte involución. Por eso, Elche es una jornada trascendental. Las circustancias no han ayudado al míster de la misma forma que el míster ha dejado defectos por resolver, que los rivales han sabido aprovechar. Abierto, pero rápido y vertical ante el Levante. Cortado ante el Huesca, incapaz de superar su presión alta, incapaz de contener su segunda línea, superado en intensidad. Como ante el Betis, cuando se vio un equipo inferior en cada pulso. Ante la Real sí hubo un Valencia capaz de presionar alto por momentos y de prepararse para contragolpear. La victoria llegó con gol de Maxi, con una buena asistencia de José Gayà, que tenía a Toni Lato de lateral. Eso se ha perdido: pasillo central, pasillo externo, carrera, centro y remate.

Maxi queda aislado muchos minutos -desconectado- y ese es un lujo que no se puede permitir Gracia. No hay salida directa para pelear la segunda jugada, tampoco le llega el balón en condiciones por dentro y se ha perdido la capacidad para meter un buen servicio desde el costado. El Valencia no rompe por fuera, le cuesta un mundo desbordar, no tiene uno contra uno, no triangula, no llega, no pone centros al área desde 40 metros... El equipo se dibuja cada vez más bajo, con laterales y extremos hundidos en campo propio. La situación es llamativa por la importancia que Gracia le dio a la salida rápida por fuera en pretemporada, por lo bien que funcionó y por el serial de pruebas en estas seis jornadas. El Valencia no es un equipo profundo y tampoco es capaz de ocupar todo el ancho de banda.

Cuando tiempo es espacio

Es una cuestión individual y estructural. Falla la salida de balón (sobre todo) y ahí empieza el sufrimiento; el sistema es muy sensible al pressing del rival, falta tiempo para que los laterales ganen altura, los extremos se ahogan, el equipo se parte y Maxi se pierde. Falta una pieza que conecte primera y segunda línea y que trabaje esa zona de enlace para oxigenar el pasillo central y potenciar las bandas. Guedes tiene la pegada y alejarlo de la banda le quita trabajo, le descarga de responsabilidades defensivas que no interpreta, pero queda la duda de si puede ser ese tercer hombre de la medular, si puede hacer lo que hacía el mejor Rodrigo. Por eso, el circuito de pase principal ante el Villarreal no fue más allá de Gabriel, Diakhaby, Soler, Gayà y vuelta a empezar.

La salida y la recuperación

Pequeños y grandes problemas que forman parte de un todo. Hay demasiados vacíos en la cadena, en ataque y en defensa, con balón y sin balón. Por eso, la intensidad es un atajo imprescindible. El equipo encaja goles y concede ocasiones por la falta de equilibrio. El equipo no ataca bien porque no fluye con claridad en los primeros pases y porque tampoco tiene las ideas especialmente claras cuando pierde el balón y se reorganiza. Dudas en la recuperación que son dudas a la hora de atacar. El Valencia CF agresivo y vertical prometido, presionante en último tercio, ha ido retrocediendo escalones y posiciones en apartados relacionados con la intensidad defensiva y la intención defensiva.

La importancia del pivote

Hay demasiadas parejas por consolidar, en la zona axial y en los pasillos exteriores, de arriba a bajo. Nada encaja especialmente bien por ahora y por ahora ha faltado o ha sido imposible asentar esas sociedades con regularidad entre lesiones y otros accidentes. En todo análisis hay una realidad: una de las ideas que manejaba Gracia era asentar el equipo a partir de la dupla Étienne Capoue-Kondogbia, con Kondo para acosar alto y salir, factor clave para esa acción en campo rival y para sostener la estructura más alta, con un pivote para proteger la defensa. Ese pilar maestro no está y la plantilla no tiene un Capoue. Racic, Soler, Wass o Esquerdo son otra cosa. También se echa de menos un organizador y centrales capaces de salir jugando, más allá de Hugo Guillamón.

La vía del doble lateral

En seis jornadas, Gracia ha apostado de inicio por tres combinaciones en las posiciones de extremo: Guedes-Musah (Levante y Celta), Guedes-Jason (Huesca y Betis) y Álex Blanco-Musah (Real Sociedad y Villarreal). Gayà siempre ha sido fijo en el lateral izquierdo. Wass arrancó como titular, pero la grieta en la medular unida a las prestaciones de Thierry Rendall han asentado al portugués como fijo en el once en los tres últimos partidos.

Todo es nuevo y se necesita tiempo; para mezclar, para combinar. Ante el Levante terminaron Denis Cheryshev (decisivo en los últimos goles) y Musah. Ese es el partido en el que mejor ha encajado todo y en el que mejor nota han sacado los hombres de banda junto con el Reale Arena, donde Álex Blanco y Musah realizaron un gran trabajo de desgaste y terminó siendo clave el doble lateral en izquierda Gayà más Lato. También fueron los mejores minutos de Jason, con Thierry y Wass mediocentro. La puntuación estadística de los implicados no es especialmente buena y no es casualidad. En este ciclo también se ha hecho evidente que Kang In no está para ser competitivo como centrocampista. Ante el Villarreal, Blanco y Musah cambiaron de perfil izquierda-derecha y viceversa, sin éxito. Seis combinaciones por izquierda. Siete combinaciones por derecha, la última con Jason de lateral... en seis jornadas. Gracia tiene que encontrar una solución para las bandas, tiene que recuperarlas. Para volar hay que abrir las alas.