Candela Andújar ya está lista. El próximo partido ante el Athletic está bien señalado en el calendario. La catalana (Barberà del Vallès, generación 2000) llegó en verano como uno de los fichajes más importantes de la sección y no ha podido competir por una lesión que le dejó KO en la parte final de la pretemporada. Su recuperación tiene luz de refuerzo, por todo: calidad, versatilidad y energía nueva. Candela empezó a entrenar con el grupo la semana pasada (jueves, día 15) y la ventana de selecciones le ha concedido ese margen extra en la puesta a punto para ganarle tiempo al tiempo y no perderse más jornadas. Su papel depende ahora de Bargues, dentro de esa política de méritos en la que para ser titular hay que ganarse el puesto. Claro que le falta ritmo por la inactividad, pero por perfil está destinada a sumar rápido.

Candela Andújar multiplica las opciones del equipo; puede entrar como extremo por la derecha, por banda izquierda, puede jugar en el pasillo central en otro par de posiciones y también se adapta al lateral. La dorsal ocho es capaz de hacer cosas diferentes en el campo, encaja en la idea de equipo dinámico que busca el cuerpo técnico. Representa perfecto la línea de futbolista polivalente que se siente en la plantilla y que ha llegado en el mercado.

El contexto perfecto

Candela está cedida por el FC Barcelona esta temporada. El club blaugrana la renovó hasta 2022 en junio consciente de su proyección, consciente de que no puede desprenderse de ella, pero de que necesitaba ir a un equipo donde ser protagonista. El talento y el futuro están, pero el Barça ahora es otro nivel e iba a tener una competencia exagerada. El movimiento está bien pensado. En el Valencia CF va a estar muy bien rodeada y va a tener buenos objetivos, el contexto, la confianza.

Bargues y el club sabían lo que firmaban con Candela Andújar y lo que puede aportar: «Nos viene muy bien. Es justo lo que no teníamos». El míster lo dejó claro en SUPER, durante una entrevista a finales de agosto: «Cuando la ves, no piensas que tiene 20 años, tiene frescura y facilidad para jugar; no tiene miedo a perder el balón, lo recupera y lo vuelve a intentar. Además, se incorpora con mucha claridad al ataque y finaliza, sin complejos». Candela está destinada a producir un salto.