Javi Gracia busca soluciones para escapar de la crisis de juego y resultados que ahoga peligrosamente el Valencia CF en la tabla de clasificación. El técnico ha visto cómo se han repetido sistemáticamente los mismos errores semana a semana. Necesita cambiar la tendencia negativa del equipo y una de las ideas que ronda por su cabeza en busca del punto de inflexión que nunca llega es cambiar el sistema. El navarro medita seriamente la posibilidad de aparcar su habitual 4-4-2 y apostar por un nuevo dibujo que refuerce el debilitado pasillo central del equipo y permita recuperar el equilibrio y la estabilidad perdida. El Valencia no funciona, arrastra tres derrotas consecutivas en LaLiga y el técnico está en la obligación de cambiar cosas para que no se produzca una cuarta el próximo domingo contra el Getafe.

Dos son las soluciones que tiene en mente Javi Gracia: el 4-3-3 de tres centrocampistas y el 5-3-2 con tres centrales. Ninguno de los dos sistemas es nuevo. El técnico contempla la posibilidad de jugar con un trivote desde que Carlos Soler se reincorporó al equipo a finales de septiembre. Por aquel entonces, tal y como publicó SUPER, el entrenador ya valoraba la posibilidad de jugar con tres mediocentros -Soler de interior- como respuesta a la fragilidad que mostró el equipo por dentro contra el Levante y el Celta en las dos primeras jornadas y posteriormente frente al Betis. Gracia tuvo un parón de selecciones por delante para trabajar el cambio de sistema, pero finalmente no se atrevió a tocar el dibujo. Las derrotas contra el Villarreal y el Elche le han obligado a reconsiderar su decisión. El técnico está muy pendiente a lo que pueda pasar esta semana con Geoffrey Kondogbia. A nadie escapa que no es lo mismo un trivote con el centroafricano que con Uros Racic actuando de eje.

La otra alternativa que está encima de la mesa es el 5-3-2 con tres centrales y dos carrileros que ya utilizó en el último partido de la pretemporada contra el Cartagena. El problema de este dibujo ahora mismo es que el técnico está falto de efectivos en el centro de la defensa a la espera de confirmar el alcance exacto de la lesión de Mouctar Diakhaby. Solo tiene a su disposición a Gabriel Paulista, Hugo Guillamón y un Eliaquim Mangala que acumula un mes y medio sin competir. El 5-3-2 ahora mismo parece una apuesta demasiado arriesgada. A favor, eso sí, tiene que los jugadores ya la conocen y la han trabajado en Paterna que no es poco.

Más allá de dibujos tácticos, el gran cambio del Valencia pasa por la intensidad y el comportamiento del equipo en el campo de principio a fin. Gracia reunió a sus jugadores el sábado, doce horas después de la desconexión del Martínez Valero, para pedirles predisposición en las primeras partes y constancia para competir del minuto 1 al 90. El primer objetivo es entrar fuertes en el partido y no encajar goles en los primeros veinte minutos. Dejar la portería a cero es de momento el único camino para ganar como ha demostrado la temporada. El único partido sin encajar -0-1 a la Real Sociedad- sigue siendo la única victoria del Valencia en LaLiga después de siete jornadas. No es casualidad.

A los problemas deportivos del equipo hay que unir un componente anímico que también juega. Los jugadores del Valencia atraviesan una crisis de confianza. Se creen peores de lo que son fruto de los resultados y el desconcierto del club. El embajador Ricardo Arias sabe por lo que pueden estar pasando fruto de sus 16 años de experiencia en el vestuario valencianista y ha querido mandarles un mensaje de apoyo: «Hay que mandar a los jugadores un mensaje de confianza, que estén unidos, que el esfuerzo sea la bandera del trabajo semanal para conseguir un buen juego durante los partidos. Animarles. Nosotros nos podremos quejar mucho pero siempre estamos al lado del equipo. En esta situación hay que mandar un mensaje de confianza y dejar que los jugadores se sobrepongan. La única manera que tienes de actuar es sobreponerse. No pensar en lo pasado, sino en el presente y lo que va a venir. Pensar y no olvidar que esto es el Valencia». Arias lo sabe.