Ganar, perder, ganar... El partido fue una bomba anímica. El Valencia no puede tener dudas: debe explotar todo lo positivo y agarrarse al empate como punto de partida para reconstruir su identidad. En circiustancias muy adversas, después de otra semana tremenda a nivel interno, con la salida de Kondogbia colgando, después de tres derrotas consecutivas y ante un adversario exigente al máximo en todos los apartados, el Valencia se levantó y combatió. Lo hizo a fuego, desde consignas sencillas, pero de enorme valor. Por ejemplo, no dejarse intimidar por el Getafe e igualarlo en agresividad y en pierna fuerte en los duelos. Ese planteamiento emocional dejó un partido con ocho tarjetas amarillas y una roja, al menos, cuatro innecesarias. Esa sobreexcitación terminó con Thierry expulsado antes del 60’. El portugués cometió un pecado de juventud El Valencia tuvo el mérito de recomponerse, incluso cazó dos o tres contragolpes para sentenciar, pero la recta final descubre las aristas del plan. El coraje es esencial siempre y está bien como punto de partida, pero va a hacer falta más. La pasión es un arma de doble filo y hay que gestionarla, hay que saberla dosificar desde el orden.

La próxima cita es ante el Real Madrid y ese espíritu y esa intensidad -física y mental- son imprescindibles, pero también lo es producir un contexto de tranquilidad y serenidad. La vehemencia tiene que ir acompañada de aciertos en la dirección y en la pizarra, de fundamentos tácticos más sólidos para no hipotecar la identidad del equipo a la montaña rusa del resultado, aunque ahora sea lo imprescindible para ganar en confianza. El vestuario ha dado el paso, tiene claro que es fundamental separarse de la política institucional. El míster tiene que acompañar en ese camino de recuperación con solidez. La puesta en escena fue mejor que en otros partidos, pero insuficiente. Hasta el gol de Musah, Bordalás tenía el partido donde quería... El desajuste final no sólo tuvo que ver con la inferioridad generada por Thierry. Hubo más. Gracia tiene mucho trabajo y decisiones importantes más allá de Guedes o el papel Kang In.