Al Valencia no le faltó esta vez equipo ni fútbol. De ambas cosas tuvo suficiente para haber conquistado el Camp Nou. Lo que le faltó fue eficacia. El equipo de Javi Gracia fue mejor que el de Koeman pero perdonó en los dos momentos claves. Primero al borde del descanso, cuando Maxi perdonó el 0-2 y dio pie a que en un abrir y cerrar de ojos le empataran en el descuento. Después, nada más arrancar la segunda parte, cuando de una pifia de Cheryshev a puerta gayola se pasó al 2-1. Contra un Barça accesible, espeso en ataque y fallón en defensa, la derrota era un castigo inmerecido para un Valencia que siguió creyendo y no se conformaba con el empate. Con Guedes muy conectado a la corriente, Maxi igualó con tiempo suficiente para porfiar por el 2-3 en un final de partido alocado, de ida y vuelta y con muchas ocasiones en una portería y la otra. Más en la de Doménech, pero mejores en la de Ter Stegen.

El 1-1 en el entreacto fue ya un resultado inmerecido para los méritos del Valencia. Injusto porque fue superior al Barça, dominador del balón pero no de las áreas. Mientras que los azulgranas se cortocircuitaron con centros tensos de Jordi Alba y Dest que chocaban contra la muralla bien levantada en el centro, los blanquinegros sacaron petróleo en los contragolpes. Sobre todo cuando tras unos primeros compases en los que se revisó una acción entre Diakhaby y Busquets sin consecuencias, el Barça empezó a cometer pérdidas groseras en la salida de balón. Las ocasiones llegaron por goteo para un Valencia cómodo a la carrera. Guedes, diferencial en ataque, se dejó un control atrás con Maxi esperando el pase de la muerte. Fue el inicio de un tramo en el que de tanto llamar a la puerta, los de Gracia acabaron derribándola. Primero con un disparo de Musah y luego con otro al alimón en el que Gayá y Cheryshev se estorbaron. En la siguiente oleada, Ter Stegen se estiró para desviar a córner un tiro de Soler que buscaba el ángulo. En el saque marcó Diakhaby, más solo que la una y sin bloqueos. Un cabezazo picado y abajo, inalcanzable para el portero. El central francés, al que su paisano Griezmann perdió la marca, tiene una cama elástica por frente y bien que lo demostró. Quedó claro también porqué el Barça es junto al Huesca el que más goles encaja de córner.

El Barça respondió con una contra que Wass no acertó a parar a tiempo y que terminó con un disparo de Griezmann cruzado. Sin embargo, antes del empate lo que estuvo cerca fue el segundo. En la que parecía que iba a ser la última jugada, Cheryshev le puso un balón medido a Maxi. Sin embargo, el cabezazo centrado y sin picar abajo del uruguayo lo escupió Ter Stegen. La máxima de que quien perdona lo paga es inexorable. De portería a portería, Gayà desequilibró a Griezmann cuando encaraba mano a mano a Doménech. En primera instancia el capitán sacó la roja pero tras la revisión del VAR se quedó en amarilla. El árbitro vio en el monitor que no lo había desequilibrado con un empujón sino con el pie. Penalti aun así discutible, pero al menos el Valencia no se quedó con uno menos. Doménech rememoró una imagen viral de la semana al ponerse de rodillas y el show le funcionó a medias. Adivinó el disparo de Messi, pero el rechace lo reconvirtió Alba en un centro que empujó a la red el argentino. Aunque se volvió a revisar si era fuera de juego, estaba en línea.

Antes del descanso Álex Blanco relevó al lesionado Musah. Un cambio que aportó brega a un Valencia que siguió insistiendo. La primera ocasión de la segunda parte volvió a ser suya pero la pifió Cheryshev, al que Guedes había dejado solo ante Ter Stegen. La misma ley del fútbol. De portería a portería, el Barça remontó con un gol de Araujo en una semi-chilena. A partir de ahí el choque se volvió de ida y vuelta. Y en el intercambio de golpes llegó el empate. Un pase del omnipresente Guedes al área lo recogió Gayà, cuya vuelta al equipo también fue mano de santo. Maxi se adelantó a Mingueza para patear el centro a la red. Desde ese momento pudo pasar cualquier cosa. Tuvo más ocasiones el Barça pero las del Valencia fueron mejores. Tanto que Koeman hizo uno de sus cambios reservones quitando a Coutinho e improvisando otro dibujo. Un contragolpe entre Álex Blanco y Guedes fue la última aproximación del equipo de Gracia, que recurrió a Kang In con el tiempo prácticamente cumplido. El 2-2 hasta supo a poco.

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