El Valencia CF gana poco pero de él no se puede decir que sea un equipo que está muerto. No hay más que repasar todos los partidos de Liga para comprobar que ningún rival le ha arrollado. Con 18 jornadas de campeonato disputados las estadísticas, como el algodón, no engañan, y si está luchando por escapar de los puestos de descenso es por algo, básicamente porque no es buen equipo, y sobre todo, por deméritos propios. Es algo que no admite discusión, pero es compatible con no haber bajado los brazos. "La unidad de este equipo no se discute" decía el entrenador Javi Gracia tras ganar en Valladolid, y "estamos unidos para sacar esto adelante" Carlos Soler. No son palabras huecas, tienen cierta dosis de sustancia, pero es evidente que tienen que ser refrendadas con más victorias sobre el césped, que es el gran juez cuando de fútbol se habla. En el fútbol donde se debe hablar es sobre el terreno de juego.

En ese sentido el Valencia CF porque se comportó como un equipo desde el primer minuto hasta el último, algo que no había logrado todavía, y además lo hizo siendo un bloque, aspecto que por ejemplo destacó Gonzalo De Los Santos, analista de este periódico, en su crónica de cada partido: «Equipo ordenado, dinámico, profundo por los pasillos, reductor de espacios y competitivo. ¡Hoy no hablo de nombres, hablo de equipo!, decía el uruguayo en estas mismas páginas.

Pero hay quien ha detectado algo más que cuestiones meramente tácticas en el atisbo de mejoría que se vislumbra en este equipo, y no es un cualquiera, al contrario es alguien perfectamente capacitado para detectar esa manera diferente de defender una camiseta. Si alguno puede hablar estos días de valencianismo y de jugar en el Valencia CF sintiendo el peso del escudo que se lleva en el pecho es, sin duda, Ricardo Arias, actualmente uno de los embajadores del club de Mestalla, pero sobre todo, uno de los futbolistas que más veces ha vestido la camiseta del murciélago pero sobre todo, el que más minutos ha disputado con ella. 44.403 minutos en 521 encuentros. Se dice pronto.

Arias suele ser directo y de pocos rodeos y en este caso se deshace en elogios para los capitanes del Valencia CF y en especial para los valencianos hasta el punto que asegura que "están implantando una forma de entender el Valencia CF que lo tienen que mamar los que vengan después". Estas son las palabras de Ricardo Arias: "Quiero destacar lo que están haciendo estos chavales, los capitanes, especialmente los valencianos, los que son de la casa. Olé sus cojones, están llevando al equipo con una entereza y una personalidad que demuestra lo que es ser valenciano y valencianista. Estoy eternamente agradecido por lo que están haciendo. ¿Sabes lo mejor? La gente que venga a partir de ahora se tiene que quedar con el ejemplo que están dando. Están implantando un espíritu, un estilo, una forma de jugar y una forma de entender el Valencia CF que lo tienen que mamar todos los que vengan después".

DOS PIÑAS

Y esto que tan bien ha definido Ricardo Arias en palabras, se puede plasmar también en una imagen, que ya se sabe que vale más que mil palabras. Es la ya famosa piña que los futbolistas de Javi Gracia hicieron sobre el terreno de juego del Nuevo Zorrilla tras ganar merecidamente el partido. Hasta nueve futbolistas de la plantilla la utilizaron en sus redes sociales al día siguiente.

Y aunque Soler habló también de la celebración del equipo y se refirió a ella como algo que surgió de manera improvisada, que evidentemente es la realidad, lo cierto es que desde días atrás los capitanes del equipo hicieron un trabajo de puertas para adentro con el resto de compañeros con el objetivo de concienciar al colectivo de lo delicada de la situación. Y la prueba es la imagen de la piña que los futbolistas que entrena Javi Gracia hicieron a pocos instantes de que comenzara el partido, una piña que, lógicamente, no fue improvisada. Al acabar el encuentro, fue Jaume primero, y después Gayà y Carlos Soler, quienes llamaron a los compañeros con especial interés en Maxi Gómez.

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