Arte protesta contra Lim

La plataforma, formada por tres miembros, vuelve a sorprender con una nueva obra de arte urbano que retrata la gestión de Meriton en el Valencia CF

VICENT CHILET

Ha revolucionado el movimiento de protesta en el fútbol con su oposición artística a la gestión de Peter Lim como máximo accionista del Valencia. Al colectivo @Itmustbelove86, formada por tres integrantes en torno a los 30 años de edad que con cordialidad rechazan cada invitación a abandonar el anonimato, le envuelve un aura de misterio que alimenta el factor sorpresa de cada una de sus iniciativas, siempre inesperadas, sorprendentes y talentosas, con una sabrosa mezcla de ironía y memoria militante. Su última acción ha sido la más llamativa de todas. En el llamado ‘Taller del Alemán’, un antiguo concesionario de coches abandonado desde hace décadas, a la altura de Sagunt y justo antes del desvío hacia la carretera de Teruel, los activistas colocaron en la torre central un gran cartel con el nombre de Meriton, debidamente desgastado y con el mismo aspecto ruinoso que el conjunto del edificio. La metáfora es muy clara: dar a conocer, desde un lugar muy visible con paso de miles de vehículos al día, la imagen de que Peter Lim ha arrasado al Valencia CF y lo ha dejado como el solar de una fábrica abandonada.

@Itmustbelove86 complementa desde el arte protesta todas las distintas vertientes contrarias a Lim que han aparecido en los últimos meses, la mayoría de las cuales se han aglutinado bajo la plataforma ‘De Torino a Mestalla’ que sigue dando pasos decisivos para acelerar la transición accionarial en la entidad. Tal como ha podido saber SUPER de fuentes directas del grupo, la voluntad inicial de @Itmustbelove86 no era la de ejercer una presión reivindicativa sobre la administración Lim, sino ser otra de las ramificaciones culturales que nacieron a partir del Centenario del club en 2019, que supuso la divulgación de decenas de libros y canciones. Todo en este colectivo es creativo, empezando por el mismo nombre. ‘It must be love’ hace referencia a uno de los grandes éxitos de los Madness en los años 80 y era la canción que sonaba por la megafonía de Mestalla en el descanso del último partido de la aciaga temporada 1985/86, con el descenso a Segunda división ya consumado. Una anécdota inmortalizada por el escritor Rafa Lahuerta en «La balada del bar Torino» (Llibres de la Drassana) y que se ha convertido en un grito de resistencia. Lo fue en el 86 con la generación de Arias y Fernando y lo sigue siendo en 2021, con José Gayà y Carlos Soler sosteniendo la bandera. Entonces y ahora, seguir al Valencia CF, como en la canción, «debe ser amor».

Arte protesta

La acción en el concesionario abandonado de Sagunt, que pasó a manos de la empresa urbanizadora Alser antes de la crisis inmobiliaria y que sigue siendo enclave emblemático de la localidad, representa solo la última de las acciones que en los últimos meses ha protagonizado la plataforma @Itmustbelove86. Conocidos son los carteles que en el entorno de Mestalla parodiaban la gestión de Meriton con la película Lost in Translation (transformada en ‘Lost in Management’, Perdidos en la gestión). O los indicadores kilométricos que en distintas localidades de alrededor de València marcaban la distancia con Mestalla. Una acción que se remató con otro cartel, justo enfrente de las oficinas del club, con la distancia de València a Singapur, imposible de no ser visto por el presidente de Anil Murthy y el resto de ejecutivos singapureses del club.

En las acciones de este colectivo también se homenajea la memoria de ilustres valencianistas como Espanyeta, el emblemático utillero fallecido hace pocos meses, o el recuerdo icónico de la chica de Sarriá, Mari Tere, la aficionada que aparecía en los reportajes de la celebración de la Liga de 1971, popularmente conocida como Noelia (por la campaña iniciada para saber su paradero a partir de la canción de Nino Bravo) y cuya icónica imagen la plataforma la reprodujo en las paredes del nuevo cauce del Turia en la V30, generando otro impacto de gran visibilidad.

Pero las acciones de esta plataforma, además, han enseñado una nueva vía, todavía inexplorada, como la de recurrir al arte protesta como un modo para presionar a inversores de clubes. Colectivos de aficionados movilizados en torno a una mayoría accionarial hay en toda Europa, especialmente en Inglaterra, pero la acción siempre se ha proyectado en la calle o en la grada. Los mosaicos futbolísticos han ido más encaminados a conmemorar éxitos deportivos, a leyendas de los clubes o por parte de los grupos organizados ultras para definir sus dominios:

«El uso del street art es habitual por parte de los ultras en Egipto para marcar el territorio. También pasa con las Barras Bravas en Colombia que marcan calles o barrios con murales para exhibir músculo ante sus rivales», asegura a SUPER Carles Viñas, doctor en historia contemporanea por la Universitat de Barcelona y especialista en subculturas urbanas.

La historia del arte protesta es antigua y se ha visto reflejada en todas las disciplinas y en cada acontecimiento histórico. Los fusilamientos del 3 de mayo, de Francisco de Goya, el Gernika de Picasso, los muralistas con Diego Rivera en la revolución mexicana, Vietnam o en los muros de Belfast, Palestina o el de la frontera entre EEUU y México. En el fútbol, sin embargo, no hay referencias concretas, más allá, apunta Viñas, de las protestas conjuntas de los radicales del Al-Ahly y el Zamalek en el marco de la Primavera Árabe y la masacre de Port Said, que dieron como resultado mosaicos de los ultras fallecidos en las paredes de El Cairo. Nunca, sin embargo, se había utilizado en el marco de una oposición a un inversor extranjero y por una vía pacífica, no mártir. «Son iniciativas que permiten visualizar el malestar de forma creativa, hecho que puede obtener gran repercusión», opina Viñas.

Si bien está por ver si inversores como Lim toman en consideración la visible protesta de las paredes de la ciudad y la provincia, lo cierto es que desde el Valencia CF se han activado réplicas para contrarrestar a nivel internacional la mala fama de la gestión de Lim, como la controvertida publicación ‘Batzine. En espera de la nueva acción de @Itmustbelove86, la batalla por el Valencia se dirime en todos los escenarios: césped, despachos, tuits y paredes.