Más incertidumbre sobre el 'nuevo inversor' del Valencia CF

Todo es incertidumbre, cada vez más, alrededor de la posible llegada del Príncipe de Johor al Valencia CF. Desde que el pasado 2 de marzo reveló por sorpresa y a bombo y platillo cuáles eran sus intenciones, Tunku Ismail ha dado un paso al lado para que no le apunten tanto los focos. Es lo que se traduce del canal a través del que se ha pronunciado, sus redes sociales, donde no hay menciones durante los últimos días sobre el asunto.

Este miércoles, por ejemplo, se limitó a colgar fotos suyas primero en el gimnasio y luego ensayando tiros al larguero en el campo del Johor. No es un detalle baladí porque de ambas cosas se siente orgulloso. Gracias a un plan de ejercicios y una estricta dieta basada en zumos de frutas y verduras para perder peso, su actual imagen dista mucho de la que lucía cuando visitó Mestalla en 2017, fecha de un acuerdo con el que exportar técnicos a su escuela.

También aumenta la incertidumbre de parte de su entorno más o menos directo, en modo standby. Las cosas siguen sin estar claras y de sus habituales encuentros con Peter Lim, el último el pasado fin de semana, sigue sin trascender nada que indique lo contrario. Los imputs que llegan a València apuntan a que lo que sigue en pie es su deseo de desembarcar en Europa. Considera que ha tocado techo respecto a lo que puede lograr en el fútbol malasio, aunque en sus publicaciones demuestra que sigue muy encima del día a día.

La parte deportiva

A diferencia de Lim, es cierto que el Príncipe no es un profano en el mundo del fútbol, aunque hay que poner en contexto cuál ha sido su aportación en el Johor Darul Takzim. Básicamente su logro ha consistido en sacar al club del molde tradicional en su país, donde la mayoría de equipos son amateurs y dependen de subvenciones estatales. Gracias a sus inyecciones económicas, el Johor se hizo con los mejores jugadores locales y más tarde con estrellas extranjeras como Pablo Aimar. Al mismo tiempo invirtió en instalaciones de entrenamiento, con la cúspide en 2020 de la inauguración de un nuevo estadio para 40.000 espectadores.

Como ya demostró con su carta de presentación, lo que le mueve al Príncipe es la parte deportiva y poco o nada las demás, motivo por el que se vislumbran muchas aristas, incluidas todas aquellas como la del fair-play de las que le informó Tebas. Y es que, más allá de que el contrato de compraventa y los asuntos inmobiliarios también están en manos de sus abogados, en la negociación sobran frentes. Todo ello sea cual sea el objetivo que estén persiguiendo, si solo ceder la gestión o asumir una parte o toda de la sociedad.

En la lista Forbes gracias a Lim

Dos semanas después de poner su nombre en órbita, a estas alturas solo el actual presidente del Valencia le ha quitado hierro públicamente. "No soy experto en redes sociales ni en Instagram", dijo Murthy, quien recibió a Manolo Llorente para repetirle que Lim no tiene el club en venta.

Mantiene su entorno que con sus publicaciones en redes, el Príncipe no perseguía otra cosa que desacreditar la idea de que es solo otro millonario extranjero con intereses comerciales y ninguna comprensión de la herencia e historia del club. Como miembro de la familia real, el riesgo de someterse a los niveles de desprestigio de Lim se perfila también como otro freno.

Nadie desconoce que ambos tienen una relación estrecha y que son socios en numerosos negocios y empresas. Una de las más importantes es Rowsley, cotizada en Singapur, aunque el proyecto más cuantioso es uno de desarrollo inmobiliario en Malasia, Vantage Bay, gracias al que con solo 30 años entró en la lista Forbes de los 50 malayos más ricos. Además de su padre, también su hermano menor,Tunku Abdul Rahman, firmó en su momento un memorando de entendimiento con Soverus Group, propiedad de Lim, para establecer un servicio de seguridad privada para Iskandar Malasia.