El Valencia levanta la cabeza pese al susto de Soldado

Gracias a los goles de Wass y Álex Blanco, el equipo de Javi Gracia confirma su buena onda en Mestalla y se olvida de mirar abajo

El Valencia levanta la cabeza pese al susto de Soldado

El Valencia levanta la cabeza pese al susto de Soldado

Rafa Marín

Rafa Marín

Embalado en Mestalla, el Valencia jugó con buena honda frente al Granada. Gracias a eso recuperó comba y sumó su cuarta victoria consecutiva como local. Y es que con estos tres puntos se puede permitir, por fin, levantar el cuello y mirar el final de temporada con otro talante. Es cierto que se benefició de la falta de fuelle del Granada, pero en todas las facetas fue un equipo preciso. De hecho, el triunfo se decidió por su acierto en los momentos claves, primero al principio del partido y sobre todo recién cumplida la hora, cuando el cuadro nazarí amenazaba con quitarse la modorra. Con Cillessen de espectador todo pintaba sencillo, incluso placentero, al menos hasta que Soldado soltó la zarpa al filo del descuento. En los cinco minutos de alargue hubo un pico alto de tensión, el único de toda la tarde.

Después del fiasco del Derbi, el Valencia arrancó con un fútbol más que decente. No hubo signos de zozobra y sí un aporte energético por parte de los titulares que volvían al once. Pese a lo plomiza que se presentaba el envite, las hostilidades se desataron nada más arrancar. Maxi replicó a la contra tras un acercamiento de Duarte y el gol apenas se hizo de rogar. Con los laterales muy anchos, un buen centro de Gayà lo mandó a la red Wass con un espectacular juego de tobillo. Lo del danés fue más propio de un artista que de un todocampista físico, curvando el empeine para cambiar la orientación de la pelota y batir al portero.

Las llegadas al área de Rui Silva se convirtieron en la tónica, aunque el Granada consiguió tocar el descanso con vida. Álex Blanco, que se reservaba lo mejor para coronar su titularidad, remató con todo un servicio de Thierry que se le escapó al bulto. Lo mismo le ocurrió a Guedes con un disparo cuyo rechace despejó Yangel en segunda jugada. Había que frotarse los ojos ante un Valencia que carburaba y manejaba el balón a su antojo, con Soler muy suelto y continuas aproximaciones. En especial por los costados. Siempre atento al desmarque, Wass desaprovechó una internada por la derecha buscando el penalti en la última oportunidad clara antes del entreacto.

El Valencia levanta la cabeza pese al susto de Soldado

El Valencia levanta la cabeza pese al susto de Soldado

Quitando los movimientos inteligentes de Soldado, una amenaza permanente, el Granada estuvo flojo. Un tiro de Yangel y algún intento primaveral de Domingos Quina fueron lo poco reseñable de entrada por parte de los de Diego Martínez. Y es que el equipo nazarí , tocado física y mentalmente del tute contra el Molde y la resaca del sorteo contra el Manchester, no supo cómo ingeniárselas para salir adelante. Apenas presionó ni acertó a organizarse. Le faltó empuje y fue un bloque plano, paciente cuando no debía y nervioso cuando necesitaba calma.

Con empaque y un juego sereno, el Valencia sacó punta de las concesiones de un rival largo y atascado. El funcionamiento de la medular, con Racic también entonado, llegó a ser realmente sincrónico. En cada acción defensiva, como cuando Germán se la jugó con Maxi, el Granada estuvo al borde del error. El equipo blanquinegro, sin aparente esfuerzo, se mantenía sólido atrás, con especial mención para el denostado Diakhaby, y se movía arriba con soltura. Todo ello con Kang In, en el ojo del huracán de manera permanente, esperando turno en el banquillo. Aunque el personal ya está curado de espanto con las idas y venidas de Gracia, la vuelta a un 4-4-2 más inteligible cayó bien más allá de que el coreano pagase los platos rotos.

Fue una extraordinaria noticia para el Valencia que volviera a existir la delantera y que los centrocampistas comprendieran sus necesidades. La defensa nazarí acabó siendo dinamitada por Guedes, que tuvo el gol nada más arrancar el segundo acto. Lo evitó Rui Silva, responsable de que los suyos se permitiesen un tramo esperanzador. Merced a los cambios en el centro del campo volvió a tenerla de cabeza Soldado. El valenciano, cuyo regreso fue desechado en su día, mantuvo la serenidad e hizo lo que mejor sabe: convertir cada pelota en un tesoro. Lo demostró en el 89' con su disparo cruzado a la red. Fue el único momento de estupor.

Y es que ni siquiera en una tarde así se permitió el Valencia un final tranquilo. Parecía que todo estaba decidido cuando Guedes se la llevó a trompìcones y terminó abriendo para que Álex Blanco descargase ajustado al palo. Fue una jugada excelente primero por el aguante del portugués, que resistió el empellón de Yangel, y después por la frialdad de Álex para visualizar lo que quería hacer y bajar la cabeza para ejecutarlo. Sin embargo, faltaba el susto de rigor, solo un sobresalto en el camino de un Valencia que puede hablar del peligro del descenso en pasado pero que tendrá que esperar para hacerlo de Europa en presente.

Las notas del Valencia - Granada

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