Buen Guedes, horrible Valencia

El equipo de Javi Gracia firma a base de errores groseros y en cadena otro despropósito ante Osasuna

Buen Guedes, horrible Valencia

Buen Guedes, horrible Valencia

Rafa Marín

Rafa Marín

A estas alturas de temporada, después de haber ido de chasco en chasco, lo único relevante en el Valencia es Guedes, un talento que ha dejado atrás el rincón de pensar y ahora es el mejor un partido detrás de otro. Contra Osasuna dio una asistencia y fabricó dos postes de sendos zapatazos, uno directo y otro que rebañó Gameiro. Sin embargo, el portugués no es suficiente para un equipo lleno de cráteres. Agujeros que son especialmente profundos en la defensa, un terreno por el que es incapaz de circular sin meterse en uno. Pocos equipos cometen errores groseros de manera tan consecutiva, un horror perpetuo en la salida del balón. Y ninguno ha encajado más goles que el de Javi Gracia en las primeras partes, el dudoso récord cosechado tras el bingo que cantó Calleri cuando volvió a poner a los rojillos por delante.

La película en la primera parte fue la de sobras conocida. Un fogonazo reactivo, cómo no de Guedes, dos errores de verbena y una sensación de ir de derrape en derrape que se explica gráficamente con el visto y no visto que duró el empate. En la segunda, tres cuartos de lo mismo. A un nuevo poste en la portería de Herrera replicó Osasuna con dos penaltis. El primero, tras regalar Diakhaby un córner, lo paró Doménech. Pero Roberto Torres se desquitó en el siguiente. Entre uno y otro, ambos por manos, apenas hubo respiro.

Por El Sadar deambuló un Valencia tibio, errático y sin puntuar por su torpeza en los momentos clave. Un equipo que vive en el alambre por costumbre. Quedó claro bien temprano, cuando antes del cuarto de hora el despropósito de rigor precipitó el primer gol. Desde el centro del campo, de cara a su propio portero, Yunus fue una pared de frontón para el raquetazo de Doménech desde el fondo de la pista. El balón le llegó a la frontal a Calleri y Diakhaby le puso una alfombra al saltar a destiempo a la presión. El central se cruzó a Gabriel Paulista, que venía de cara, dejando así un pasillo libre a su derecha para el pase. Más solo que la una, Javi Martínez marcó a placer con un disparo cruzado. Así de sencillo, así de grosero.

Replicó Guedes, responsable de los chispazos de vida de este Valencia que juega en plano. Una suerte que ha coincidido con la posición que ocupa arriba, donde mejor rinde y más se implica. Fuera del radar de Arrasate, como si se le hubiese olvidado en la pizarra, recibió en corto desde la esquina, libre de marca, y a la altura de donde le marcó a Claudio Bravo se sacó un disparo limpio que dio en la cepa del poste. Fue el primer aviso. Al siguiente filtró un pase por dentro con un toque exquisito con el que superó la presión de David García. Una preciosidad que firmó Gameiro empalando con todo a favor a la red. Son ya cinco asistencias, las mismas que Gayà y Soler.

Antes de abrir los ojos, de un regalo esta vez de Gayà llegó el segundo. Lo marcó Calleri, que se cambió de asistente a goleador con un disparo ajustado a la red. Al descanso, la ventaja habría sido superior de no mediar un palmeo de Doménech a disparo de Roberto Torres. Suerte que Torró llegó mal con la portería vacía. Con el campo inclinado a favor de los locales, el Valencia volvía a ser presa de unas limitaciones subrayadas desde la alineación. El imprevisto de Soler precipitó otra decisión pinturera. Sin Thierry, el lateral derecho fue Guillem Molina con tal de que jugara en el medio Wass antes que Oliva, lo que confirma que Gracia no se corta retando al club. Al no tener lo que quería, regatea lo que hay, lo que hace que los recursos sean aún más insuficientes.

De vuelta de vestuarios, Guedes siguió a lo suyo. Un disparo desde lejos no lo pudo blocar el portero tras botarle delante. El rechace la cayó a Gameiro, pero el disparo se le fue al poste por un meñique. Sin embargo, pese a los eslalons y cambios de velocidad del portugués, el drama continuaba a sus espaldas. Doménech despejó un trallazo de Oier, cómo no, consecuencia de otro desajuste tras un saque de banda. Y de un nuevo error llegó el penalti. Guillem Molina, que seguía en el campo cuando Oliva ya había entrado por el tocado Racic, saltó en el área con la mano abierta. Una infracción indetectable en Segunda B pero no en Primera para el VAR. Doménech, que coronó su performance haciendo dominadas sobre el larguero, adivinó el disparo. Alegría que duró poco. En el saque de esquina, segundo penalti. A falta de una mano fueron dos, las de Diakhaby y Wass. De nuevo Doménech empezó a hacer el molinete, pero Roberto Torres se desquitó con un tiro ajustado previa paradinha.

Ya no había nada que hacer. Entró Kang In, que tuvo un golpeo al que le faltó que Cutrone lo rebañara. Pero fue Osasuna, sin decisiones de calado por parte de Gracia, quien estuvo más cerca del cuarto que el Valencia del segundo. Doménech salvó la goleada con una parada a bocajarro ante Budimir. Los rojillos, con 40 puntos, celebran sobrados su permanencia. Al Valencia, con 35, le quedan seis jornadas para no dejarse arrastrar.

Notas y Stats del Osasuna - Valencia

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Buen Guedes, horrible Valencia

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