Uruguay espera con los brazos abiertos a Maxi Gómez. Y la participación de la selección charrúa en la Copa América de Brasil, siempre a expensas de un PCR negativo, puede ser clave para que el delantero del Valencia se revalorice después de su temporada más atascada desde que recaló en Europa hace cuatro años. Uruguay no pasó del empate a cero goles contra Paraguay y Venezuela, en partidos clasificatorios para el Mundial que Maxi se perdió a causa del Covid-19. El seleccionador Óscar Washington Tabárez tranquilizó al ariete blanquinegro, asegurándole que esperaría hasta el final por su concurso en la cita de Brasil. Hoy es el último día para definir la convocatoria y si el coronavirus ha remitido, Maxi será protagonista.

El rendimiento de Gómez con su selección puede ser una bendición para el Valencia, que quiere recuperar el mejor nivel del atacante, que entra en los planes de José Bordalás. En este sentido, Maxi es un nueve con un perfil que encaja en las directrices del técnico. Eso es un referencia clara en ataque, un ariete de envergadura, agresivo, que fija centrales e intimida en el remate, cumpliendo con un arquetipo parecido al de Jorge Molina, que ha acompañado a Bordalás en varios clubes. La presión adelantada sitúa a los delanteros cerca de las posiciones de remate que, por ejemplo, en el Valencia de Javi Gracia, donde Maxi se sintió desasistido.

El Valencia necesita vender, pero su prioridad no es la de colocar a Maxi en el mercado. Desde el club se considera que su fichaje tuvo un coste elevado: 14,5 millones más el traspaso de Santi Mina y la cesión por dos temporadas de Jorge Saénz. A efectos contables, la operación tuvo un valor contable de 32 millones de euros. Se trataría de una venta difícil de amortizar por dos motivos: el estancamiento del mercado a causa de la crisis generada por el coronavirus, que ha disminuido considerablemente la liquidez de los clubes, y por otro lado la tasación de mercado de un futbolista cuya tasación ha caído después de una temporada con registros pésimos. Se cree desde el Valencia que Maxi, por edad (24) y proyección, es un jugador recuperable a nivel deportivo y, en consecuencia, puede restablecer un mejor valor de mercado.

La previsión de «grandes ventas» para cuadrar el balance sigue pasando por Gonçalo Guedes y Mouctar Diakhaby. Una cuestión distinta es lo que pasa por la cabeza del futbolista. Maxi Gómez ya ha expresado en el pasado su intención de acabar su etapa en Mestalla y, como varios compañeros de vestuario, tiene dudas sobre el proyecto que le pueda ofrecer el Valencia. Maxi llegó hace dos veranos como el fichaje estrella del Valencia campeón de Copa de Marcelino. Su ilusión se probaba con que renunció a un mayor salario del West Ham. Mes y medio después, Marcelino era despedido, dando inicio a una imparable decadencia que ha afectado a varios jugadores, que además han estado lejos de su nivel exigible. La frustración ha sido notoria en Maxi, tipo con aristas temperamentales, que ha mantenido encontronazos con Albert Celades y Javi Gracia.

El inconformismo de Maxi se adivina en otras maniobras, como los contactos discretos que ha realizado para valorar un cambio de agencia de representación. Gómez actualmente forma parte de ICM Stellar Sports, la empresa liderada por Jonathan Barnett, uno de los agentes más duros e influyentes del mercado. Un cambio en la representación sería una señal interpretable de su deseo de forzar una marcha del club.

En todo caso, tanto para seguir en Mestalla como para convocar ofertas, Maxi deberá reaccionar y dejar atrás la riña con el gol. En sus dos temporadas en Mestalla ha firmado sus peores sequías anotadoras, como los cuatro meses y 5 días que se pasó sin ver puerta entre su gol frente al Cádiz, el pasado 4 de enero, y su siguiente diana, frente al Valladolid, el 9 de mayo.

El primer paso, con el perceptivo protocolo sanitario, es la Copa América. Uruguay se mide a partir del 19 de este mes a Argentina, Chile, Bolivia y Paraguay. El torneo continental es clave para que Maxi Gómez se afiance dando un paso hacia adelante en el relevo generacional de la delantera del conjunto charrúa, ante la veteranía de referencias como Cavani y Luis Suárez.