Mares

Descubren increíbles cantidades de azúcar en las praderas submarinas que las ayudan a capturar CO2

Pueden almacenar carbono hasta 35 veces más rápido que los bosques tropicales porque lo transforman en sacarosa

Praderas submarinas de posidonia, en el Mediterráneo

Praderas submarinas de posidonia, en el Mediterráneo / Shutterstock

Verónica Pavés

Verónica Pavés

Los científicos han descubierto sorprendentes cantidades de azúcar en las praderas submarinas (como la Posidonia oceanica del Mediterráneo) que explican el elevado potencial de estas plantas para capturar CO2 de la atmósfera. La sacarosa que contienen sus raíces les permiten secuestrar el dióxido de carbono que emiten 330.000 coches al año. Sin embargo, muy pocos países tienen estrategias claras de preservación de estas praderas submarinas.

Un arma increíblemente eficaz para combatir el cambio climático crece en las costas menos profundas del mar. Durante décadas las praderas submarinas han sido ignoradas por el ser humano, tanto que ya se ha perdido hasta un tercio de la superficie mundial. Sin embargo, siguen siendo la esperanza para combatir el calentamiento global. Sus largas hojas, que resultan un ecosistema ideal para una amplia variedad de especies marinas, como peces y tortugas, también son capaces de absorber una cantidad ingente de carbono. Y es que, pese a que solo representan el 0,2% del fondo marino, estos ecosistemas contribuyen a capturar el 10% de todo el carbono que capta el océano. No es de extrañar, pues retiene este gas nocivo hasta 35 veces más rápido que cualquier bosque tropical.

¿Pero cómo lo hace? Los científicos han estudiado las razones que llevan a estas plantas a mostrar ese gusto inusual por el carbono y los resultados les han sorprendido. Las praderas marinas son capaces de transformar el carbono en sacarosa. Esta sustancia se encuentra principalmente en la rizosfera, el entorno que rodea las raíces de las hierbas marinas.

Praderas de posidonia

Praderas de posidonia / Manu San Félix

Aunque se tenían registros de que este fenómeno era común entre estas plantas, un estudio publicado en Nature Ecology & Evolution muestra que las concentraciones son mucho más altas de lo que se pensaba anteriormente. De hecho, es esta dulce característica lo que dota a las praderas de una capacidad envidiable para almacenar el carbono.

Los mares están llenos de sacarosa

"Estimamos que las raíces de las praderas marinas de todo el mundo pueden contener entre 0,6 y 1,3 millones de toneladas de azúcar, principalmente en forma de sacarosa", asevera el autor principal Manuel Liebeke, jefe del grupo de investigación de interacciones metabólicas en el Instituto Max Planck de Microbiología Marina en Alemania y autor principal del artículo. Esta cifra es comparable a la cantidad de azúcar que contienen 32.000 millones de latas de Coca-Cola.

Los investigadores creen que estos altos niveles de sacarosa se deben al "desbordamiento" de la fotosíntesis de pastos marinos. “En condiciones de luz promedio, estas plantas usan la mayoría de los azúcares que producen para su propio metabolismo y crecimiento”, resalta Nicole Dubilier, directora del Instituto Max Planck de Microbiología Marina. Pero cuando hay mucha luz (durante el mediodía o el verano), producen mucho más azúcar del que pueden usar o almacenar. “Es entonces cuando liberan el exceso en sus raíces”, añade Dubilier.

Los científicos creían que estos azúcares, que son fáciles de digerir, podrían ser consumidos por los microbios marinos que suelen dormir en el lecho de estas plantas. Pero la realidad es muy distinta. “Nos dimos cuenta que la hierba marina, como muchas otras plantas, libera compuestos fenólicos a sus sedimentos", afirma la coautora de la investigación, Maggie Sogin. Esos compuestos fenólicos tienen propiedades antimicrobianas, lo que mantiene a raya a parte de los microbios. Sin embargo, para los que tienen más gusto por el azúcar la respuesta no está tan clara.

“Es probable que exista una relación mutualista entre ambos”, resalta Sogin, que destaca que “estas relaciones son conocidas en las rizosfera de las plantas terrestres”, pero aún se están empezando a estudiar en el entorno marino.

Es gracias a que ese azúcar nunca se consume que el carbono sigue secuestrado en las raíces. Si no fuera así (y los microbios metabolizaran toda esa sacarosa) se liberarían a la atmósfera al menos 1,54 millones de toneladas de dióxido de carbono. Es decir, una cantidad semejante a la que liberan 330.000 coches en un año.

Praderas submarinas

Praderas submarinas / saveposidonia.net

Según el informe El océano como una solución al cambio climático: 5 oportunidades para la acción, del Instituto de Recursos Mundiales, la restauración de praderas marinas tendría un potencial de mitigación relativamente alto, pero no tan alto como el que representa conservar estos ecosistemas. Su potencial de mitigación puede ser incluso mayor al de la preservación de marismas y manglares, de ahí la importancia de preservar a toda costa estas selvas submarinas.

La restauración y conservación de estos hábitats podría permitirnos, incluso, ser más ambiciosos a la hora de establecer los retos a cumplir en la acción climática. Sin embargo, de los 159 países que tienen praderas submarinas en sus costas, sólo 10 incluyen este ecosistema en sus compromisos climáticos. Cinco países contemplan la conservación y la restauración en acciones de mitigación, mientras que ocho planean usarlo en medidas de adaptación.

Estudio de referencia: https://www.nature.com/articles/s41559-022-01740-z

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