Biodiversidad

Todos los pulpos son huérfanos: sus madres se suicidan tras desovar

Sus glándulas ópticas regulan este extraño comportamiento, que estudian los científicos

Todos los pulpos son huérfanos: sus madres se suicidan tras el parto

Todos los pulpos son huérfanos: sus madres se suicidan tras el parto / Pixabay

Verónica Pavés

Verónica Pavés

Tras dar a luz, la hembra del pulpo entra en una espiral de autodestrucción que acaba con su muerte y con el abandono de su progenie cuando aún no ha salido del huevo. Lo que sus hijos nunca sabrán es que, desde que fueron concebidos, estaban destinados a ser huérfanos. Cuando se produce el embarazo, el control hormonal que llevan a cabo desde sus ojos se revoluciona, dando lugar a un complejo cambio en los niveles de esteroides que lleva a las hembras a adquirir un comportamiento errático, perder el apetito y, finalmente, dejarse morir.

El comportamiento de estos cefalópodos ha llamado durante años la atención de los científicos, que no entendían cómo un animal tan inteligente podría estar causando su propia muerte y tener una esperanza de vida media de apenas un año. De hecho, la escena es aún más sorprendente en las hembras que se crían en cautiverio que, para acelerar el proceso, se automutilan, se dan golpes contra las paredes del acuario y se retuercen sobre sí mismas con sus largos tentáculos para enredarse hasta la muerte.

Todo este proceso tiene un origen y se encuentra en la glándula óptica de estos animales. Así lo ha confirmado un reciente estudio publicado en Current Biology , que concluye que esta glándula situada en los ojos de los pulpos hembra -equivalente a nuestra glándula pituitaria- experimenta un cambio abrupto durante la reproducción. El resultado de esta montaña rusa hormonal son modificaciones en los niveles de progesterona, colestanoides y dehidrocolesterol (7-DHC), un precursor del colesterol.

Los pulpos son animales muy inteligentes y peculiares

Los pulpos son animales muy inteligentes y peculiares / Efe

"El colesterol es importante desde una perspectiva dietética y también dentro de diferentes sistemas de señalización en el cuerpo", asegura el biólogo de la Universidad de Washington y autor principal del artículo, Yan Wang. Esta secreción está involucrada en muchos procesos del organismo que van desde conferirle flexibilidad a las membranas celulares hasta producir hormonas del estrés. “Fue una gran sorpresa ver que también desempeñaba un papel en este proceso del ciclo de vida”, relata.

Teniendo en cuenta estudios anteriores, en los que se había comprobado que la hembra vivía más tiempo después de dar a luz si se le extraía la glándula óptica, los investigadores empezaron a estudiar qué había detrás de los ojos de los pulpos. Así, el equipo se puso manos a la obra para analizar la producción química de la glándula óptica materna en pulpos de dos puntos de California (Octopus bimaculoides) después de haberse reproducido. Para ello se utilizó la técnica de la espectroscopia de masas, dado que puede analizar la composición de muestras biológicas.

Una cuestión de hormonas

Los investigadores identificaron tres vías diferentes involucradas en el aumento de las hormonas esteroides. La primera, y la más esperada, produce pregnenolona y progesterona, que son esteroides comúnmente asociados con el embarazo. Sin embargo, la segunda produce colestanoides maternos (componentes intermedios de los ácidos biliares) y la tercera genera unos elevados niveles de 7-dehidrocolesterol (7-DHC ), un precursor del colesterol. “Cuando pasan por esta progresión de cambios, parecen volverse locos justo antes de morir”, reseña Clifton Ragsdale, profesor de neurobiología de la Universidad de Chicago y coautor de este trabajo.

Las glándulas ópticas, responsables de este comportamiento

Las glándulas ópticas, responsables de este comportamiento / Pixabay

Estas tres vías hormonales descubiertas -aparentemente independientes- permitirán seguir estudiando este mecanismo de suicidio programado. El siguiente trabajo se realizará en el pulpo rayado menor del Pacífico (Ocotopus chierchiae), que no se autodestruye después de reproducirse para buscar pistas sobre cómo evitar este trágico desenlace.

Porque, como explica Wang, “la glándula óptica existe en todos los demás cefalópodos de cuerpo blando”, pese a que tienen estrategias reproductivas muy diferentes. Por lo tanto, esta pequeña glándula, que ha sido subestimada durante muchos años por los científicos, puede ser la clave que permita entender algo mejor las extrañas estrategias reproductivas de los cefalópodos. Un comportamiento que, además, también afecta a los machos, pues normalmente las hembras matan y los devoran poco después de copular. Si logran escapar, mueren por sí mismos unos meses más tarde.

Estudio de referencia: https://www.science.org/doi/10.1126/science.198.4320.948

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