Aunque parezca increíble, producir determinados cultivos en la ciudad rinde al menos el doble que hacerlo en el medio rural. Es el caso del pepino, las patatas y las lechugas, entre otras especies, según acaba de descubrir un grupo de científicos.

A medida que aumenta la población urbana, la agricultura urbana se considera cada vez más como una fuente local de alimentos y una forma de ahorrar en la cesta de compra, además de garantizarse productos saludables. Pero hasta ahora nunca se había comparado el rendimiento de la agricultura productiva con el de la agricultura rural convencional. El nuevo estudio, publicado en la revista Earth’s Future de AGU, ha demostrado que los huertos urbanos y la hidroponía pueden igualar y, a veces, superar los rendimientos de las granjas rurales.

"A pesar de su creciente popularidad, todavía hay mucho que no sabemos sobre la agricultura urbana, como por ejemplo si los rendimientos son similares a los de la agricultura convencional, o incluso qué cultivos se producen normalmente", afirma Florian Payen, científico ambiental de la Universidad de Lancaster y autor principal del estudio.

La investigación recopiló estudios sobre agricultura urbana de 53 países para descubrir qué cultivos crecen bien en las ciudades, qué métodos de cultivo son más efectivos y qué espacios se pueden utilizar para cultivar. Los investigadores han comprobado que los rendimientos urbanos de algunos cultivos, como pepinos, tubérculos y lechugas, son de dos a cuatro veces más altos que la agricultura convencional. Y muchos otros cultivos urbanos estudiados se producen a tasas similares o más altas que en entornos rurales.

Huerto urbano agriculturers

La mayoría de los estudios sobre agricultura urbana se han centrado en espacios verdes, como jardines privados y comunitarios, parques y operaciones de cultivo en el campo. En cambio, el trabajo de Payen incluye espacios "grises", es decir, lugares en ciudades que ya están construidos pero que pueden usarse para cultivar, como techos y fachadas de edificios. Tanto en espacios verdes como grises, el estudio compara un conjunto de cultivos producidos tanto en suelo como mediante hidroponía, cultivo tanto horizontal como vertical y condiciones tanto naturales como controladas.

"Sorprendentemente, hubo pocas diferencias entre los rendimientos generales en los espacios interiores y los espacios verdes al aire libre, pero hubo diferencias claras en la idoneidad de los tipos de cultivos para diferentes espacios edificados", dice Payen. Ciertos cultivos, como las lechugas, la col rizada y el brócoli, son más adecuados de forma natural para crecer verticalmente en espacios interiores que otros. "No se pueden apilar manzanos exactamente en una cámara de alto crecimiento de cinco o diez capas", admite, "aunque encontramos un estudio que logró cultivar trigo apilado de esa manera".

Otros cultivos, como los vegetales acuosos (por ejemplo, los tomates) y las verduras de hojas verdes, se desarrollaron bien en ambientes hidropónicos. Y los cultivos que se realizan en ambientes totalmente controlados son viables durante todo el año, lo que permite más cosechas anuales que en ambientes al aire libre, lo que conduce a mayores rendimientos anuales. Pero los científicos deberán seguir estudiando estos sistemas para planificar soluciones agrícolas rentables, señalan los autores.

Cultivo hidropónico Agencias

El hallazgo de que la agricultura urbana puede tener rendimientos similares o mayores que la agricultura convencional "es exactamente lo que hemos estado esperando en la comunidad de investigación de agricultura urbana", dice Erica Dorr, científica ambiental de AgroParisTech, que no participó en el estudio.

Las estimaciones actuales sugieren que entre el 5% y el 10% de las legumbres, hortalizas y tubérculos se cultivan en entornos urbanos, y entre el 15% y el 20% de los alimentos del mundo se producen en las ciudades. Pero controlar la cantidad de alimentos que una ciudad podría producir por sí misma es difícil sin información de rendimiento como los datos presentados en el estudio de Payen.

"Este es el primer paso", señala Payen. Una vez que los científicos tienen estimaciones precisas de los rendimientos de los cultivos urbanos, pueden trazar un mapa de las áreas de cultivo potenciales de una ciudad y calcular la cantidad de alimentos que se podrían producir allí.

"Esa es la fuerza de este conjunto de datos, para que los planificadores y los formuladores de políticas puedan ver si vale la pena invertir en jardines en la azotea o invernaderos, por ejemplo, o si los sistemas hidropónicos serían mejores". Los estudios futuros también podrían usar estos datos para estimar el potencial de las ciudades para satisfacer la demanda futura de alimentos y la posibilidad de que las ciudades puedan ser autosuficientes en términos de producción de alimentos.

Cultivos en un tejado Pixabay

En ocasiones, la falta de datos ha retrasado el progreso en la implementación de una agricultura urbana eficaz y funcional. "A medida que interactuamos y hablamos con diferentes partes interesadas, como agencias gubernamentales y consejos locales, nos dimos cuenta de que la ausencia de datos sólidos y completos sobre los rendimientos agrícolas urbanos les impedía seguir adelante y respaldar el desarrollo y la implementación del cultivo urbano de alimentos”, añade Payen.

Queda por ver si el cultivo de alimentos en las ciudades tiene una huella de carbono general menor o mayor que la agricultura convencional; la respuesta probablemente varíe según el caso. Los investigadores también están estudiando cómo los alimentos cultivados en las ciudades pueden verse afectados por la contaminación.

Estudio de referencia: https://agupubs.onlinelibrary.wiley.com/doi/10.1029/2022EF002748

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