Litoral

Caos urbanístico y cambio climático se alían para destruir las playas españolas

Polémica en torno a la "regeneración" de la costa con arena importada de otros puntos

Caos urbanístico y cambio climático se comen las playas españolas

Caos urbanístico y cambio climático se comen las playas españolas / TONY SEVILLA

F. J. Benito

F. J. Benito

El cambio climático y el descontrol urbanístico se han aliado para socavar las playas de España. Millones de metros cúbicos de arena desaparecen cada año y reponer esas cantidades implica un gran esfuerzo económico y técnico, pero también un indudable impacto ambiental.

Cambio climático y descontrol urbanístico: un cóctel letal para las playas españolas. El aumento de la intensidad de los temporales marinos y la interrupción de la circulación natural de vientos y corrientes debido al intenso proceso urbanizador de la costa ha comenzado a pasar factura y ha convertido las playas españolas en las más regresivas de Europa. Esta pérdida de arena obliga ahora al Ministerio para la Transición Ecológica a invertir cientos de millones de euros. El dilema es doble: dejarlas como están, como piden los ecologistas, o tratar de salvarlas, ya que representan el mayor patrimonio y reclamo turístico de España.

La regresión es un problema que se extiende a lo largo de los casi 8.000 kilómetros de la costa española, agravado en los últimos años por el envite de las tormentas y temporales invernales, por la erosión y un urbanismo salvaje que las impide regenerarse de forma natural. Todos estos factores hacen que millones de metros cúbicos de arena desaparezcan al año de las playas. Reponer esas cantidades de arena implica un gran esfuerzo, tanto a nivel de gasto económico como técnico, según informe del Instituto de Geología de Asturias.

Imagen de la playa San Juan, en Alicante

Imagen de la playa San Juan, en Alicante / RAFA ARJONES

Las zonas de España donde más se notará el impacto de la subida del nivel del mar van a ser las costas del Cantábrico y del Atlántico, según señala el informe sobre el impacto del cambio climático en la costa que ha hecho el grupo de la Universidad de Cantabria coordinado por el profesor Iñigo Losada, para el Ministerio de Medio Ambiente.

El litoral mediterráneo sufrirá una subida menor. En cambio, tendrá un mayor impacto en cuanto a fuertes oleajes (levantes) debido a la formación frecuente de borrascas fuertes (tipo Gloria), como de hecho ya está ocurriendo en la última década. Los oleajes causados por estos temporales se llevan mucha arena y dejan expuestas las zonas de primera línea ocupadas por viviendas (como la playa del Pinet o playa de Babilonia, en la provincia de Alicante).

Apuestan por iniciar una "desocupación" humana de la costa

Los geógrafos sostienen que urge la elaboración de una cartografía detallada de zonas de primera línea de costa con ocupación permanente por viviendas (en concesión administrativa de la Ley de Costas) para comenzar una desocupación de estas zonas con alto riesgo para la vida de las personas que allí viven. «Esta desocupación debe hacerse mediante acuerdos entre las administraciones (estatal y municipal) y los propietarios. Pero urge un programa de desocupación de estas zonas, porque el problema de subida del nivel del mar y, sobre todo, de mayor número de temporales fuertes, va a ir a mas en las próximas décadas», apunta Jorge Olcina, presidente de la Asociación Española de Geógrafos.

Un primer paso va a ser la modificación de la Ley de Costas de 2013, que prolongó indebidamente los periodos de concesión de espacios de dominio público indebidamente ocupados. De hecho, la Ley de Cambio Climático de 2021, abre la posibilidad de desocupación de estos espacios, para adaptarlo al cambio climático.

El Institut de Ciències del Mar (ICM) de Barcelona ha cuantificado la erosión de las playas de dicha ciudad durante las últimas dos décadas. Según los expertos, su desgaste se debe a su artificialidad, morfología, el oleaje, el efecto de los temporales y la construcción de estructuras de protección, tales como diques, que modifican la distribución natural del sedimento en las playas.

Operación de reposición de arena en una playa

Operación de reposición de arena en una playa / Europa Press

Gracias a las imágenes tomadas desde el Observatorio Costero del ICM, los investigadores pueden averiguar la superficie emergida de playa, la rotación de la línea de costa (que se debe al ángulo de aproximación del oleaje), la erosión causada por los temporales o el aumento de las superficies tras las regeneraciones artificiales, entre otros. Asimismo, todos estos datos se emplean para la verificación de los modelos de evolución de la línea de costa y en la evaluación de los efectos derivados del cambio climático a medio plazo.

Regeneración: una solución provisional

El investigador del ICM-CSIC Jorge Guillén confirma que las playas de Barcelona «apenas» pueden recibir aportaciones sedimentarias de forma natural. Por ello, «solo se pueden compensar vertiendo arena traída de otros lugares», pero debido a los efectos del fuerte oleaje , especialmente durante los temporales, acaba produciéndose «la regresión progresiva» de estos tramos de litoral. Es decir, que al final se trata de una solución provisional y no siempre definitiva.

En general, la urbanización de la zona litoral adyacente a las playas impide la circulación de los sedimentos. Sin ir más lejos, debido al aumento de población en la costa desde hace décadas, ha ido aumentando la construcción de paseos marítimos justo detrás de la playa, seguida de importantes bloques de pisos. Esto ha implicado, en la mayor parte del litoral, la destrucción de la zona de dunas y de su vegetación. Las dunas son importantes acumulaciones de arena que constituyen una reserva de sedimentos; es decir, después de un temporal el viento puede arrastrar la arena de este particular ecosistema y, así, regenerar la playa de forma natural. Además, la vegetación de las dunas da estabilidad a la playa, de manera que fija la arena e impide su desaparición.

Barreras artificiales que destruyen las playas

La ocupación de las playas por edificios y otras infraestructuras explica por qué no se pueden mover con libertad los sedimentos. Los expertos también aluden a la construcción de estructuras marítimas, como diques, espigones y puertos, que constituyen una barrera que produce la acumulación de sedimentos en la parte opuesta al movimiento de las corrientes de deriva litoral, mientras que causa la erosión costa abajo.

Las actuaciones para hacer frente a la regresión de las playas pueden ser varias, aunque no están exentas de problemas. Lo habitual es la recuperación artificial con sedimentos marinos o terrestres triturados. Pero dragar el fondo marino para obtener esa arena tiene un impacto negativo en la flora y fauna de la zona, especialmente si esos lugares tienen praderas de fanerógamas como la Posidonia. Cuando el origen es terrestre, suelen provenir de canteras, por lo que es una arena que no suele ser agradable al tacto y, además, producen la destrucción de montañas.

Tramo de costa modificado en Benalmádena

Tramo de costa modificado en Benalmádena / Agencias

Más que construir diques, pantallas o muros, los expertos señalan que, a veces, la solución más sensata, si no hay en peligro ningún interés de la población, es dejar que la playa tenga la evolución natural es decir, dejar que la costa evolucione como tenga que evolucionar.

Ello es así porque, a los impactos que conlleva la reposición artificial de arena, se añade la evidencia de que en muchos casos ésta termina desapareciendo otra vez a causa de los temporales, lo que daría lugar a una espiral de reposición-desaparición-reposición que no haría sino disparar una cadena de gastos económicos y daños ambientales difícilmente justificable.

Polémico proyecto de recuperación en la Comunidad Valenciana

El megaproyecto de Costas de extracción de arenas en aguas profundas frente a Cullera, en la Comunidad Valenciana, con un importe de 1.147 millones de euros, prevé el depósito de 12,4 millones de metros cúbicos de arena en 16 playas de Valencia y Alicante, desde Sagunto a Pilar de la Horadada. Algunas de ellas están situadas a 220 km del punto de extracción. Los ecologistas consideran esta actuación un despilfarro económico que tendrá impactos ambientales severos y críticos sobre las praderas submarinas de posidonia oceánica y los recursos pesqueros del litoral valenciano.

Para Ecologistas en Acción, este proyecto tendría importantísimos impactos en las praderas de posidonia (especie protegida) que existen alrededor de las playas del Puerto y el Mojón en Pilar de la Horadada, playa de San Juan en Alicante, playa de Marineta Casiana en Dénia y en el tramo de costa comprendido entre el puerto de Dénia y el Río Girona. Esta especie es clave en la lucha contra el cambio climático, por su gran capacidad para capturar CO2 de la atmósfera.

Asimismo, ese proyecto impactaría sobre los recursos pesqueros alrededor de la zona de la que se extraerán los 66,4 millones de metros cúbicos de arena previstos en total (el yacimiento tiene una superficie de 26 km²), ya que el área de deposición ocupará una superficie entre 165 y 230 km²,enturbiando el agua y haciendo que los bancos de peces abandonen esa zona.

«La extracción de arena supone la destrucción del hábitat marino y de la desaparición de toda la comunidad bentónica de seres vivos (poliquetos y moluscos principalmente) que son fuente de alimento para los peces. El proyecto impactará sobre siete espacios naturales marinos protegidos de la Red Natura 2000, como La Albufera, Cabo Roig, Montgó, Cap del Horta, L’Almadrava, Marina Alta y franja litoral sumergida de la Región de Murcia. En el caso de La Albufera la pluma de finos puede llegar a menos de dos kilómetros de este espacio», denuncia esta organización.

.......

Contacto de la sección de Medio Ambiente: crisisclimatica@prensaiberica.es