Contaminación

Los microplásticos en el Delta del Ebro se han triplicado desde la década de 2000

Un estudio científico confirma la persistencia de estos fragmentos a lo largo del tiempo

Los microplásticos se han triplicado en el Delta del Ebro desde los 2000

Los microplásticos se han triplicado en el Delta del Ebro desde los 2000 / GEN

Verónica Pavés

Verónica Pavés

El fondo del mar es testigo de la producción desmedida de plásticos en el planeta desde que su consumo se democratizó para toda la población. Un estudio de científicos españoles revela que los microplásticos, cuando quedan enterrados en los sedimentos marinos, permanecen casi intacto a lo largo del tiempo. El fondo del mar se ha convertido, sin desearlo, en el principal escenario de la plastificación del mundo. Los investigadores comprobaron que los microplásticos fechados entre 1965 y 2016 se conservaban sin apenas degradación. También descubrieron que, en la costa catalana, este residuo se ha triplicado desde la década de los 2000 en relación con los años precedentes.

Estas son las principales conclusiones de un estudio, publicado en Environmental Science and Technology,  que el Instituto de Ciencia y Tecnología Ambientales de la Universidad Autónoma de Cataluña (ICTA-UAB) y el Departamento de Entorno Construido de la Universidad de Aalborg (AAU-BUILD), han llevado a cabo en las profundidades del Mediterráneo. Así, a bordo del buque oceanográfico ‘Sarmiento de Gamboa’ del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC), los investigadores pudieron barrer el área comprendida entre Tarragona y el delta del Ebro para reconstruir la historia del consumo de plásticos en esta región del planeta.

Evolución de los microplásticos en la zona investigada

Evolución de los microplásticos en la zona investigada / environmental science & tecnology

Esta ruta no se seleccionó al azar. Los científicos eran conscientes de que la parte occidental del Mediterráneo, y más específicamente, el delta del Ebro, podrían proporcionar una imagen clara del daño que provoca al medio natural este material. Y es que en el delta del Ebro la tasa de sedimentación es mucho más alta que en mar abierto. No en vano los ríos son considerados como puntos críticos de contaminación.

Cuando los investigadores analizaron los sedimentos plásticos del fondo del delta del Ebro se sorprendieron al ver que no se habían degradado del todo, pese a los años que habían pasado desde que quedaron depositados allí. Bien es sabido que un plástico puede tardar entre 100 y 1.000 años en degradarse.

“El proceso de fragmentación se da mayoritariamente en los sedimentos de la playa, en la superficie del mar o en la columna de agua. Una vez depositados, la degradación es mínima, por lo que los plásticos de la década de 1960 quedan atrapados en el fondo marino, dejando allí la firma de la contaminación humana”, asegura Patrizia Ziveri, profesora ICREA en el ICTA-UAB.

El triple de plástico desde los 2000

Gracias a esta conservación de dichos residuos, el grupo de investigación pudo determinar cómo, desde la década de 1980, pero especialmente en las últimas dos décadas, “se ha incrementado la acumulación de partículas de polietileno y polipropileno provenientes de envases, botellas y films alimentarios, así como de poliéster proveniente de fibras sintéticas en los tejidos de las prendas de vestir”, como reseñó Michael Grelaud, investigador del ICTA-UAB. En concreto, desde los 2000 se ha acumulado el triple de plásticos que en los años previos.

Los microplásticos quedan sepultados en los sedimentos marinos

Los microplásticos quedan sepultados en los sedimentos marinos / Environmental Science and Technology

En los fondos del Mediterráneo se halló una alta concentración de estos tres materiales. Concretamente, por cada kilogramo de sedimento, 1,5 miligramos eran microplásticos, siendo el polipropileno el más abundante. A ojos de los científicos, estos resultados demuestran que, pese a las intensas campañas de concienciación sobre la necesidad de reducir el plástico de un solo uso, todavía estamos lejos de lograrlo.

Pese a los esfuerzos, el consumo de plásticos sigue creciendo en todo el planeta. Un análisis realizado en 2020 por la Asociación Europea de productores de materias primas y plásticas (PlasticsEurope), reveló que antes del estallido de la pandemia los esfuerzos que estaba realizando Europa para reducir el consumo estaba dando sus frutos para la región, pero no así en el resto de países.

Si bien Europa ha pasado de consumir 61,8 millones de toneladas en 2018 a 57,9 en 2019 y 55 en 2020, en el conjunto del planeta se alcanzaron las 368 millones de toneladas en 2019, un 2,5% más que en 2018. La cifra se estabilizó en 2020 en las 367 millones de toneladas.

Imágenes de microplásticos

Imágenes de microplásticos / Nature

Una vez en el mar, los microplásticos pueden generar graves alteraciones en los ecosistemas. Estudios recientes han observado que los animales marinos están ingiriendo estos plásticos, lo que está provocando bloqueos gastrointestinales y alteraciones en sus patrones de alimentación y reproducción. Pero no se queda ahí: hay evidencias de que se transfieren a lo largo de la cadena alimentaria y llegan hasta nuestros platos.

Estudio de referencia: https://pubs.acs.org/doi/10.1021/acs.est.2c04264

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