Cambio climático

¿Qué pasaría si los elefantes desaparecieran de la faz de la Tierra?

La actividad de los paquidermos tiene un alto impacto en el secuestro de dióxido de carbono: su ausencia podría acelerar el calentamiento global.

Un elefante adulto ayuda a una cría a cruzar un río.

Un elefante adulto ayuda a una cría a cruzar un río. / pixabay

Verónica Pavés

Verónica Pavés

La desaparición de los elefantes tendrá un efecto rebote en el clima. Los grandes paquidermos son piezas clave en la creación y mantenimiento de las selvas que hoy en día capturan gran parte del dióxido de carbono del planeta. Sin su ayuda, la selva tropical de África central y occidental –la segunda más grande del mundo– perdería entre el 6 y el 9% de su capacidad de captura del dióxido de carbono atmosférico. Por tanto, la posible extinción de estos animales podría agravar el calentamiento global que ya empieza a mostrar su rostro a lo largo y ancho de la Tierra.  

“Si perdemos a los elefantes en el bosque, vamos a perjudicar globalmente a la mitigación del cambio climático”, sentencia Stephen Blake, profesor de biología de la Universidad de San Luis y autor principal del artículo que contempla estos hallazgos.

En el estudio, publicado en ‘Proceedings of the National Academy of Sciences(PNAS), el investigador –que siente una verdadera fascinación por los elefantes– ha encontrado una nueva razón de peso para instar a conservarlos. 

Los elefantes son jardineros de los bosques. Capaces de plantar nuevos árboles y de cortar las ‘malas hierbas’. Al igual que a otros megahervíboros, a los elefantes les resultan mucho más apetitosos los árboles de madera blanda, dado que captan poco CO2 y crecen más rápido.

Con ese patrón de alimentación promueven el crecimiento de los árboles de madera dura que, aunque tardan más en crecer, secuestran mucho más carbono

Excelentes dispersores de semillas

Cuando los elefantes comen de esos árboles, les hacen bastante daño: quitan las hojas, cortan ramas enteras, e incluso, arrancan pequeños retoños. “Nuestros datos revelan que los animales dañan más a los árboles con baja densidad de carbono, eliminando el competidor directo de los árboles de madera dura, que pueden crecer sin problemas”, remarca.

Al comer de los árboles más nutritivos, los paquidermos consiguen “adelgazar” el bosque, permitiendo que la luz, el espacio y los nutrientes del suelo se destinen a que florezcan los árboles capaces de captar más carbono. 

Varios elefantes alimentándose.

Varios elefantes alimentándose. / pixabay

Los elefantes también son excelentes dispersores de semillas de los árboles que capturan más carbono, dado que producen grandes frutos nutritivos que comen los elefantes. Esas semillas pasan a través del intestino de los elefantes sin sufrir daños y se liberan a través del estiércol. 

“Primero se utilizó el argumento de que todo el mundo ama a los elefantes para tratar de salvarlos, luego se habló de la pérdida de biodiversidad que supondría su desaparición. Pero, a tenor de los datos, se ve que ninguno de los dos razonamientos ha tenido efecto”, resalta Blake.

Al borde de la extinción

Y es que los elefantes africanos se encuentran al borde de la extinción. Según la Lista Roja de la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN), el número de elefantes del bosque se redujo en un 86% en los últimos años, mientras que los de la sabana mermaron en un 60%. De acuerdo con sus datos, sólo quedan alrededor de 400.000 ejemplares en total.

 “Por eso debemos cambiar el argumento”, reseña Blake, que insiste en que su contribución al devenir del planeta –algo que afecta directamente a los humanos– es un buen motivo para frenar su extinción. “El papel de los elefantes del bosque en nuestro entorno global es demasiado importante como para ignorarlo”, resalta. 

Ejemplar de elefante.

Ejemplar de elefante. / pixabay

Como apunta el investigador, es el momento de que los Gobiernos tomen cartas en el asunto. “La matanza de elefantes y el comercio ilegal siguen activos”, la mayor parte debido al comercio de marfil.

“Diez millones de elefantes alguna vez vagaron por África, y ahora hay menos de 500.000, con la mayoría de las poblaciones viviendo en focos aislados”, asegura Blake. Si bien es cierto que los elefantes están protegidos por leyes nacionales e internacionales, la caza furtiva no descansa. Estas matanzas ilegales deben detenerse para evitar la extinción de los elefantes del bosque.

Estudio de referencia: https://www.pnas.org/doi/10.1073/pnas.2201832120