Gesta inigualada

¿Qué se encontró en el agujero más profundo perforado jamás en la Tierra?

Alcanzó los 12 kilómetros bajo la superficie y se excavó durante más de veinte años

¿Qué se encontró en el agujero más profundo perforado jamás en la Tierra?

¿Qué se encontró en el agujero más profundo perforado jamás en la Tierra? / TASS

Verónica Pavés

Verónica Pavés

Qué tienen que ver la Guerra Fría con Julio Verne? Está claro que las novelas del escritor francés han inspirado más de un avance científico. Cuando no soñaba con completar la vuelta al mundo en 80 días, buscaba la forma de navegar bajo el mar para conocer sus secretos o anticipaba un viaje tripulado a la Luna. Y la Guerra Fría entre entre Estados Unidos y la Unión Soviética alumbró también proyectos que parecían sacados de la mente de Verne, pero esta vez fueron reales.

Fue así como se forjó uno de los hitos de la ciencia del siglo XX: el Pozo Superprofundo de Kola (Rusia). Se trata de la perforación de la Tierra más profunda que ha hecho el hombre jamás en la historia. Aunque su diámetro no era mayor que el de un plato, se adentró en las entrañas del planeta hasta una profundidad de 12,2 kilómetros, un récord para la humanidad que ni siquiera las prospecciones petrolíferas posteriores han podido igualar.

El profundo agujero se encuentra en la península de Kola -de ahí su nombre-, situada en las heladas profundidades del noroeste de Rusia, cerca de la frontera con Noruega.

Trabajos de excavación en el pozo de Kola, en 1984

Trabajos de excavación en el pozo de Kola, en 1984 / TASS

Tanto Rusia como Estados Unidos se obstinaron en llegar al centro de la Tierra, tal y como hiciera Otto Lindenbrock en la novela de Verne. Estados Unidos comenzó a principios de la década de los 60, con el proyecto Mohole, que también era un intento de perforar la corteza terrestre para obtener muestras del límite entre la corteza y el manto.

Para llevar a cabo esta gesta, tenían previsto perforar el lecho marino desde un barco cerca de una isla volcánica en el Pacífico mexicano. Sin embargo, el proyecto norteamericano fue un fracaso. No obtuvo ni la financiación ni el apoyo de la comunidad científica, lo que llevó al Gobierno estadounidense a desistir en su empeño de llevarlo a cabo.

Abandonado tras lograr un récord no superado aún

Los rusos, en cambio, no se rindieron tan fácilmente. Comenzaron su proyecto años más tarde, el 24 de mayo de 1970, con unos trabajos que se demoraron hasta 1992, coincidiendo con el colapso de la Unión Soviética. ¿Pero por qué no siguió adelante? En el caso ruso no tuvo que ver ni con la agitación política ni con la escasez, el pozo de Kola se tuvo que abandonar porque las temperaturas que se alcanzaban en el fondo de la perforación llegaban a casi 200°C, el doble de lo que habían imaginado los científicos.

Torre de la instalación, ya demolida

Torre de la instalación, ya demolida / TASS

El proyecto no sólo trataba de cavar un único agujero en el manto terrestre. La realidad es que buscaba crear una red de númerosos agujeros que se ramificaran alrededor de uno central. El más profundo y denominado SG-3, es el protagonista de esta historia.

Mes tras mes, año tras año, la expectación sobre la profundidad a la que llegarían los excavadores se convirtió en motivo de especulaciones para la población de la zona, que animaba a llegar mucho más lejos. La idea era alcanzar los 15 kilómetros en 1993, pero varias averías y el calor que emanaba de las entrañas de la Tierra no les dejo avanzar más allá de los 12,2 kilómetros.

Operarios y técnicos celebrando la llegada a la mayor profundidad

Operarios y técnicos celebrando la llegada a la mayor profundidad / TASS

Este hito no es baladí. En perspectiva, la profundidad de este agujero es tan grande como la altura del Monte Everest y el Monte Fuji si se colocarán uno encima del otro. También es más profundo que la mayor sima del océano, la Fosa de las Marianas, que se encuentra a una profundidad de 11 kilómetros bajo el nivel del mar.

Lo que se encontró en el 'superagujero'

Gracias a esta expedición se pudieron desentrañar muchos de los misterios que aún se cernían sobre la geología de la Tierra. Por una parte, descubrió que, a partir de los 4 kilómetros de profundidad la temperatura sube drásticamente, alcanzando los 200ºC a 12 kilómetros.

También reveló registros fósiles de hasta 14 especies distintas con los que pudieron viajar 1.400 millones de años en el pasado del planeta.

También se hallaron depósitos de oro, cobre y níquel, y vieron que las rocas profundas estaban colmadas de agua. Esto último era la razón por la que las ondas sísmicas se propagaran siempre a la misma velocidad, pese al supuesto cambio de roca que debía ocurrir a entre 5 y 10 kilómetros.

Otro descubrimiento inesperado fue la gran cantidad de hidrógeno, mezclado con el fango que fluía hirviendo del agujero.

Estado en que se encuentra la perforación, ya sellada

Estado en que se encuentra la perforación, ya sellada / Pinterest

A día de hoy, de ese portentoso hoyo sólo queda una pequeña tapa metálica atornillada en medio de una ciudad en ruinas. El lugar se deterioró tanto que Rusia anunció en 2008 sus planes para destruirlo. Actualmente, la instalación está  abandonada. El pozo de 23 cm de ancho está ahora sellado con una tapa metálica de 12 tornillos, mientras que la instalación científica de Kola fue oficialmente liquidada en 2008.

Su abandono también han dado lugar a algunas leyendas urbanas. Es el caso de la que afirma que el proyecto se acabó porque los científicos encontraron una caverna supercaliente que emitía aullidos infernales y gritos atormentados. Desde aquel momento, al agujero de Kola se le empezó conocer también con el nombre de "entrada al infierno".

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