Ganadería industrial

El fin de las macrogranjas, más cerca: así es el nuevo decreto

El Gobierno limita a 850 unidades de ganado mayor el número de cabezas que puede tener una explotación

Cerdos en una macrogranja porcina.

Cerdos en una macrogranja porcina. / Getty Images

Ramón Díaz

Ramón Díaz

Todos a una, los grupos ecologistas españoles llevan varios años clamando en contra de las macrogranjas, instalaciones de ganadería industrial intensiva que albergan miles de cabezas de ganado estabuladas en un área muy reducida. Aseguran que general un impacto brutal en el medio ambiente: favorecen el cambio climático y las emisiones de gases de efecto invernadero, contaminan los acuíferos y propician la deforestación. Los conservacionistas las acusan también de maltrato animal.

Un real decreto ha llegado para poner coto a estas explotaciones: limita el número de cabezas que puede tener una explotación: unas 725 vacas lecheras u 850 unidades de ganado mayor. El documento ha recibido un aplauso moderado del universo ecologista. Aplauso, porque lo considera "muy positiva para el medio ambiente y las aguas, los territorios y los animales". Y moderado porque lo ve "insuficiente".

La nueva norma pone punto final definitivo a la macrogranja que la empresa Valle de Odieta proyectaba en Noviercas (Soria), donde pretendía explotar a 23.520 vacas. Hubiera sido la más grande de Europa, y una de las cinco más grandes del mundo.

Del mismo modo, la nueva legislación no permitirá la ampliación de las explotaciones ya existentes, un hecho que frustrará, por ejemplo, la solicitud que esa misma empresa hizo para ampliar su macrogranja de Caparroso (Navarra), que habría sido casi 12 veces más grande de lo que marca la nueva ley.

Retirada cientos de gallinas muertas de una macrogranja en Íscar (Valladolid).

Retirada cientos de gallinas muertas de una macrogranja en Íscar (Valladolid). / Pedro Armestre / Greenpeace

A pesar de todo ello, según Greenpeace, el texto se queda corto: "850 cabezas de ganado siguen siendo demasiadas y su impacto ambiental no deja de ser enorme". Por eso, la ONG ha presentado una alegación solicitando que la capacidad máxima fuera de 180 cabezas. Valle de Odieta, por su lado, ya ha anunciado que recurrirá el real decreto ante el Tribunal Supremo

Objetivo, reducir la cabaña ganadera un 50%

"Es esencial reducir la cabaña ganadera un 50% para 2030. Sólo así podremos hacer frente al cambio climático, la contaminación del agua, las emisiones y el sufrimiento animal", apunta Greenpeace, que resalta que otros países europeos están aprobando legislaciones "más ambiciosas".

"Un ejemplo es Países Bajos, que en 2022, creó un Ministerio de Naturaleza y Nitrógeno y aprobó una ley que prevé reducir las emisiones en hasta un 70%. Esto implica que una de cada tres explotaciones deberá cerrar", resalta el colectivo ambientalista. 

Otro ejemplo más: Alemania, el mayor exportador de porcino de la Unión Europea, retirará a partir de este verano los certificados veterinarios para enviar animales vivos fuera de la UE. De esta forma, se reducirán tanto el número de explotaciones como su tamaño.

Una alternativa más es la adoptada por el Gobierno de la región belga de Flandes, que compensará a los productores de cerdos que reduzcan la capacidad de sus explotaciones o que decidan cerrarlas completamente, explica Greenpeace, que ha reunido más de 500.000 firmas en contra de las macrogranjas

Protesta contra las macrogranjas en una de ellas.

Protesta contra las macrogranjas en una de ellas. / Greenpeace

Según Greenpeace, es "imprescindible" seguir el ejemplo de estos países y tomar medidas contra el modelo de las macrogranjas, basado en alimentar y engordar a los animales lo más rápido posible, para maximizar los beneficios. Un ejemplo: los lechones son cebados para que alcancen 120 kilos en seis meses.

"Es un modelo que no deja de crecer: en España, desde los años sesenta, el número de vacas se ha duplicado y el de cerdos se ha quintuplicado", expone Greenpeace. 

Todo ello "no le sale gratis al planeta". Actualmente, "el 40% de las aguas subterráneas –las reservas del futuro– están en mal estado debido a la sobreexplotación y a la contaminación por nitratos, procedentes principalmente de la ganadería y la agricultura industriales", denuncia.

Campos convertidos en vertederos

"Las macrogranjas transforman los campos en vertederos, ya que generan un ingente volumen de excrementos; si bien estos pueden ser un excelente abono, en cantidades masivas se convierten en veneno", añade Greenpeace.

La ONG revela que el agrícola es ya "el tercer sector en España que más contribuye al cambio climático y el 65% de sus emisiones están provocadas por la ganadería". Por lo que respecta al metano, el sector agrícola es "el responsable del 63% de las emisiones estatales y, de estas, el 98% están provocadas por la ganadería", critica.

Las macrogranjas son el máximo exponente de la ganadería industrial. Requieren el uso de combustibles fósiles para fertilizar, recolectar y transportar sus insumos, generan una ingente cantidad de residuos, que no pueden ser procesadas ni asimiladas por la biota y se filtran a los acuíferos y las aguas superficiales.

Más allá del ámbito local, la ganadería intensiva consume una desmedida cantidad de piensos, lo que, para su producción, exige deforestar grandes extensiones de terreno para producir, por ejemplo, soja.

Macrogranja de Caparroso, en Navarra.

Macrogranja de Caparroso, en Navarra. / Pedro Armestre / Greenpeace

¿En qué se diferencian los diferentes tipos de ganaderías. David González, cofundador de la cooperativa Sustraiak Habitat Design y experto en agricultura regenerativa y regeneración de suelos, los divide así:

Ganadería intensiva, donde se desarrolla la actividad sobre los procesos industriales de animales estabulados y donde prima la rentabilidad máxima por kilogramo de carne producido.

Ganadería extensiva, que consiste en el pastoreo de una cabaña ganadera que se alimenta básicamente de los recursos propios del territorio que habitan, aunque existen también sistemas mixtos en los que se aporta pienso a los animales para su engorde en determinadas épocas del año en las que por diferentes motivos (climatológicos, partos, etcétera), la cabaña necesita estar estabulada.

Ganadería regenerativa, con el 100% de la alimentación a pasto, centrada en la regeneración de los suelos mediante el pastoreo dirigido de los animales.

Trashumancia, en las que 100% de alimentación se realiza con recursos locales en pastoreo.

Recogida de firmas contra las macrogranjas: https://es.greenpeace.org/es/trabajamos-en/agricultura/macrogranjas/

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Contacto de la sección de Medio Ambiente: crisisclimatica@prensaiberica.es