Cambio climático

¿Cuáles son los efectos del calor extremo sobre las aves?

Las temperaturas excepcionalmente altas y la falta de lluvias dificultan la reproducción de especies como las golondrinas y los aviones

Crías de golondrina en un nido.

Crías de golondrina en un nido. / pixabay

Ramón Díaz

Ramón Díaz

Las temperaturas excepcionalmente altas y la falta de lluvias que se están registrando esta primavera, con valores propios del verano, pueden tener graves consecuencias para las aves silvestres. El calor extremo en plena temporada de cría amenaza el éxito reproductor, de especies como los aviones o las golondrinas, que utilizan barro para construir sus nidos. SEO/BirdLife anima a la ciudadanía a ayudar a las aves a sobrellevar esta situación con acciones sencillas.

"Cada nido de golondrina o avión está realizado a base de pequeños bocaditos de barro transportados en el pico de los afanados padres. Estas aves toman un pedacito de barro, lo ‘mastican’ bien para homogeneizarlo y expulsar las bolsas de aire que pueda contener y lo depositan cuidadosamente en el nido en construcción", explica Luis Martínez, técnico de SEO/BirdLife.

La cantidad de barro que pueden transportar en el pico los paseriformes es muy limitada. Un nido completo de avión común, por ejemplo, puede requerir más de 2.500 bocados de barro. O, lo que es lo mismo, la pareja puede realizar más de 5.000 viajes entre el lugar en el que consiguen el barro y el lugar de construcción del nido durante las dos semanas dedicadas a concluir la obra, resalta la ONG.

En un escenario en el cada año se destruyen (legal e ilegalmente), cientos de nidos de estas especies, la falta de barro para rehacer los nidos agrava la situación dificultando su ciclo reproductivo, alerta SEO/BirdLife.

Además, el calor puede hacer saltar prematuramente de sus nidos a las crías y genera un sobreesfuerzo para los adultos que, si el nido está expuesto al sol, intentarán proteger a sus polluelos creando una ‘sombrilla’ con su propio cuerpo y sus alas.

Estrés fisiológico

La falta de lluvia tiene efectos dramáticos sobre la vegetación, que ve limitado su crecimiento y floración para sobrevivir en condiciones de estrés hídrico y ofrece menos recursos a las aves.

Igual que ocurre con las personas, el calor somete a las aves a un gran estrés fisiológico. Para afrontarlo necesitan fuentes de agua donde beber para rehidratar su organismo y en las que darse baños refrescantes.

Ejemplar de avión común.

Ejemplar de avión común. / SEO/BirdLife

«El gesto más sencillo para ayudar a las aves a hacer frente al calor es facilitarles agua en ventanas, terrazas o jardines, en un recipiente adecuado y accesible para ellas, como un simple plato de maceta», indica SEO/BirdLife.

Señala además que para paliar la escasez de barro y posibilitar que los aviones y las golondrinas construyan sus nidos, se pueden habilitar "enclaves con barrizales adecuados donde puedan recoger el barro que necesitan para formar la estructura del nido, intentando que sea lo más cerca posible a las zonas de nidificación para evitar una pérdida excesiva de energía en los trayectos para el transporte del material".

Dado que el agua es un recurso cada vez más escaso en general, y más aún en los entornos urbanos, SEO/BirdLife considera urgente que las ciudades sean "verdes".

"En general, si las administraciones públicas tuvieran en cuenta la biodiversidad en el diseño y en la gestión del espacio urbano, este sería mucho más amigable para la fauna y también para las personas. Por sus características y a escasez de barreras naturales para amortiguarlos, las ciudades son especialmente vulnerables a los efectos de la emergencia climática, como las olas de calor", asegura Beatriz Sánchez, del programa de Biodiversidad Urbana de la ONG.

Soluciones basadas en la naturaleza

"Está sobradamente demostrado que las soluciones basadas en la naturaleza (SbN) son más eficientes y económicas que las tradicionales para combatir estos efectos. Por ejemplo, el arbolado urbano puede ayudar a enfriar el aire entre 2 y 8 grados, reduciendo así el ‘efecto de isla de calor’", apunta Sánchez.

Las SbN son enfoques, acciones o procesos que utilizan los principios naturales para solucionar a distintos problemas ambientales, como la adaptación al cambio climático, la gestión de los recursos, del agua, la seguridad alimentaria o la calidad del aire y el entorno. Son herramientas más eficientes, económicas y con valor añadido en ahorro de costes y generación de empleo local. 

Golondrinas sobre unos cables eléctricos.

Golondrinas sobre unos cables eléctricos. / pixabay

Por otra parte, numerosas investigaciones demuestran que vivir cerca de espacios verdes y tener fácil acceso a ellos puede mejorar la salud física y mental de las personas. Asimismo, la ciencia ha demostrado que la riqueza de especies de aves se relacionan positivamente con la satisfacción de vida de los europeos, y que las aves son un excelente indicador de la salud de los ecosistemas y de las personas.

"Necesitamos ciudades más verdes y esto es algo que deberíamos tener en cuenta al revisar los programas electorales de cualquier formación política con vistas a las próximas elecciones", concluye Sánchez.

SEO/BirdLife sostiene que la situación de emergencia climática deja cada vez más clara la necesidad de que haya más naturaleza en los entornos urbanos. "Las ciudades tienen una gran responsabilidad en la emergencia climática, la pérdida de biodiversidad", pues "consumen la mayor parte de los recursos del planeta; ya sea energía, materiales o alimentos".

Repensar el modelo de ciudad

Las ciudades son responsables de dos tercios de las emisiones de gases de efecto invernadero del mundo. "Según las previsiones de Naciones Unidas, dos tercios de la población mundial vivirán en áreas urbanas, en 2050, así que claramente necesitamos repensar nuestro modelo de ciudad", resalta la ONG.

Los árboles grandes son excelentes filtros para contaminantes urbanos y partículas finas. Absorben gases contaminantes (monóxido de carbono, óxidos de nitrógeno y óxidos de sulfuro, entre otros) y filtran partículas finas como polvo, suciedad o humo del aire atrapándolos sobre las hojas y la corteza.

Según un estudio del Ayuntamiento, el arbolado de Madrid capta 637 toneladas de contaminantes al año, y en Barcelona las zonas verdes urbanas absorben anualmente más de 300 toneladas de contaminantes.

Terreno seco en las inmediaciones del río Lozoya, en la Comunidad de Madrid.

Terreno afectado por la sequía en las inmediaciones del río Lozoya, en la Comunidad de Madrid. / EFE / Pedro Pablo G. May

Los árboles maduros regulan el flujo del agua y desempeñan un papel clave en la prevención de inundaciones y en la reducción de riesgos de desastres naturales. Por ejemplo, un árbol maduro, puede retener más de 15.000 litros de agua al año.

La naturaleza tiene también una enorme incidencia incluso en el ámbito escolar. Múltiples estudios han probado que tener más naturaleza en el patio mejora el rendimiento académico: un 5% en la memoria de trabajo y un 6% en la de trabajo superior.

También han concluido que la cantidad de naturaleza en el entorno de los centros educativos influye positivamente en la autoestima del alumnado. Además, más espacio verde residencial se relaciona con mejor capacidad de atención y memoria en niñas y niños de 4 a 6 años y con una disminución del comportamiento hiperactivo, destaca SEO/BirdLife.

Estudio sobre la importancia de las aves en el bienestar humano: https://www.sciencedirect.com/science/article/pii/S0921800920322084

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Contacto de la sección de Medio Ambiente: crisisclimatica@prensaiberica.es