Contaminación y salud
Informe definitivo: los combustibles fósiles envenenan la vida humana, desde el vientre materno hasta la vejez
La contaminación derivada de la extracción, refinado, transporte y uso de carbón, petróleo y gas propicia enfermedades incluso antes del nacimiento

Plantas de combustibles fósiles y petroquímicas en el "Callejón del cáncer", en Luisiana, Estados Unidos. / @ Julie Dermansky
El enorme impacto que los combustibles fósiles provocan en el medio ambiente es de sobra conocido y ha sido ampliamente estudiado y demostrado, pero hasta ahora no se había analizado a fondo la huella que provocan en la salud humana. Un reciente informe ha confirmado las sospechas: los combustibles fósiles suponen un riesgo directo para la salud pública. Y en todas las etapas de la vida humana, desde antes incluso del nacimiento hasta la vejez.
El exhaustivo informe ‘De la cuna a la tumba: El impacto de los combustibles fósiles en la salud y la urgencia por una transición justa’, ofrece una radiografía nítida y contundente sobre los efectos de esta industria en la vida de las personas y en la estabilidad planetaria.
Los daños no se limitan al momento de la combustión, sino que se extienden a lo largo de todo el ciclo de vida de los combustibles fósiles, desde la exploración inicial hasta el abandono de los sitios industriales. La severa advertencia está respaldada por testimonios directos de comunidades que habitan cerca de minas, refinerías y plantas petroquímicas, así como por profesionales médicos que afrontan diariamente sus consecuencias.
Una larga lista de enfermedades
La investigación documenta que la contaminación derivada de la extracción, refinado, transporte y uso de carbón, petróleo y gas está asociada a una larga lista de enfermedades, entre las que figuran complicaciones en el embarazo, incremento de casos de asma infantil, cánceres diversos, patologías cardiovasculares y trastornos neurodegenerativos.

Nueva Delhi cubierta de smog. / EFE / Rajat Gupta
El informe, elaborado por un consorcio internacional de organizaciones de salud y justicia ambiental, subraya que la dependencia de estas fuentes de energía alimenta una triple crisis: deterioro ambiental, perjuicios sanitarios generalizados y debilitamiento de los sistemas de salud.
"Como profesional médico, he sido testigo directo de los devastadores impactos en la salud causados por la contaminación derivada de los combustibles fósiles: el aumento de enfermedades respiratorias, afecciones cardiovasculares y la carga desproporcionada que recae sobre las comunidades vulnerables", indica la doctora Jemilah Mahmood. "Este informe lo deja absolutamente claro: los combustibles fósiles no son solo una crisis ambiental, sino una emergencia de salud pública", subraya.
El ‘Callejón del cáncer’
El documento detalla que la exposición a contaminantes derivados del carbón, petróleo y gas puede afectar incluso al desarrollo fetal: las embarazadas expuestas a altas concentraciones de partículas finas tienen mayor riesgo de sufrir partos prematuros y complicaciones obstétricas.
Posteriormente, en la infancia, se incrementa la incidencia de asma y otras enfermedades respiratorias. Durante la adolescencia y la fase adulta, el contacto prolongado con la contaminación del aire y del agua procedente de estas industrias se vincula con afecciones crónicas, como cardiopatías, cánceres y trastornos neurológicos. En la vejez, la exposición acumulada se traduce en una mayor vulnerabilidad a enfermedades degenerativas.

Contaminación provocada por una mina ilegal en la amazonía peruana. / Getty Images
La distribución del daño no es homogénea, sino muy desigual. El informe identifica a trabajadores de minas, refinerías y plataformas como uno de los grupos más expuestos, junto con las comunidades marginadas que viven en proximidad a infraestructuras contaminantes. Se destaca en el texto el caso de regiones como Bayelsa, en Nigeria, o el llamado ‘Callejón del cáncer’, en Luisiana, Estados Unidos, donde las tasas de enfermedades graves superan ampliamente los promedios nacionales.
Muertes prematuras
Estos escenarios reflejan un patrón global: los costos más altos recaen en poblaciones de bajos ingresos, pueblos indígenas y comunidades racializadas. Según los autores del informe, es un ejemplo claro de "injusticia ambiental y sanitaria".
Además de los impactos en la salud, los combustibles fósiles implican enormes costes económicos. En 2022, los subsidios globales a esta industria alcanzaron los 6 billones de euros, de los cuales 4,857 billones corresponden a daños sociales no contabilizados, como la contaminación y sus consecuencias sanitarias.
La eliminación progresiva de estos apoyos y la inversión de los recursos en energías limpias podría prevenir "millones de muertes prematuras y liberar más de 4 billones de dólares en ingresos públicos", recoge el informe. Esto permitiría, además, financiar sistemas de salud más robustos y acelerar la transición energética.

Trabajadores limpian un derrame de petróleo en la playa Rockly Bay, en la ciudad de Scarborough en la isla Tobago (Trinidad y Tobago). / EFE / Clement Williams
En busca de una transición justa
Los autores proponen una serie de medidas para revertir esta situación. Entre ellas destacan detener la exploración y desarrollo de nuevos yacimientos de combustibles fósiles, terminar con los subsidios, aplicar el principio de ‘quien contamina paga’ y garantizar que las comunidades afectadas participen activamente en la toma de decisiones.
Pero también reclaman acciones legales que obliguen a las empresas a asumir los costes de los daños que generan. En el texto se cita el precedente de un tribunal en Países Bajos que ordenó a una petrolera reducir sus emisiones en un 45% para 2030. Aunque la sentencia fue revertida en apelación, supuso un hito en la exigencia de responsabilidades corporativas.
Una transición justa, según subrayan los autores, debe asegurar empleos alternativos para los trabajadores, acceso equitativo a energías limpias, mejora ambiental y participación social efectiva. "Solo a través de enfoques integrados podemos abordar la injusticia climática y asegurar beneficios en materia de salud a largo plazo para toda la población", sostienen.
"Es elemento de actuar con valentía"
La capacidad de liderazgo del sector sanitario aparece resaltada en el documento. Hospitales, clínicas y asociaciones profesionales, al comprometerse con la descarbonización y la desinversión en combustibles fósiles, pueden enviar un mensaje contundente y acelerar la transición energética, exponen los autores, que añaden que la credibilidad social del personal de salud le otorga un "papel central" para sensibilizar sobre los daños y humanizar el debate.

Pozo de petróleo en Hungría. / EFE / Zsolt Czegledi
La evidencia reunida en el informe presenta un panorama alarmante: sin una eliminación progresiva de los combustibles fósiles, tanto la salud pública como la estabilidad climática seguirán en riesgo creciente. No obstante, dejan una puerta abierta a la esperanza, al destacar que la transición hacia energías renovables no solo es posible, sino también "económicamente viable y éticamente necesaria".
"La ciencia es clara. Ahora es el momento de actuar con valentía. El coste de la inacción se mide en vidas. Esta transición no solo es posible, es imperativa. El momento para un mundo más saludable y justo es ahora", concluye Mahmood.
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